'Celeste' no es Shakira pero casi: "No pagar impuestos es de los pocos delitos que tienen buena fama"

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La gente prefiere encontrarse un bulto en la ingle que una carta de Hacienda en el buzón. No lo digo yo, lo dice un inspector de la Agencia Tributaria de lo más clarividente que sabe perfectamente lo que piensa de ellos el resto de la gente. ¿Reconoce un inspector de Hacienda a qué se dedica cuando va invitado a una boda y charla con desconocidos? Otra interesante reflexión que nos da una idea de la estigmatización que tiene esta profesión en nuestra sociedad, a pesar de tratarse de alguna manera de funcionarios de élite con una preparación multidisciplinar. Por cierto, ¿alguien conoce a un inspector de Hacienda? No es que vayan por ahí precisamente contando a propios y extraños lo que hacen pero, como las meigas, haberlos haylos (y haylas).

"Los inspectores de Hacienda son una especie de bichos que la gente no quiere tener cerca", remarca a infoLibre Diego San José, creador de Celeste, el nuevo thriller tributario de Movistar Plus+ que pone la fiscalidad en el centro de la trama a través de los ojos de una Carmen Machi convertida en una sagaz y dedicadísima profesional de la Agencia Tributaria que sigue los pasos de una estrella de la música latina de éxito planetario que debe unos cuantos millones al erario público. Por aquello de que la realidad siempre supera a la ficción bien podría tratarse de Shakira, si bien también se mencionan a futbolistas famosos que igualmente podrían recordarnos al caso de Messi. La inspiración, cuanto menos, está ahí.

"Me gusta ser honesto con el espectador y no jugar a engañar a nadie: si lo que te interesa es la historia de Shakira, la serie no te va a satisfacer, porque no recorremos ese viaje, no caemos en ese lado de la historia que conocemos a través de la prensa rosa o del sensacionalismo", aclara de antemano San José, explicando que a partir de esos grandes nombres ellos se van al lugar desconocido: el de quienes son los inspectores de Hacienda detrás de los casos más famosos que todos conocemos. "Esa parte tan oculta es la que nos interesaba y con esa premisa en la cabeza lo que hicimos desde el primer episodio es decir que la historia del artista es solo el ratón que persigue al gato, pero el gato es el protagonista. La inspectora Sara Santano es lo contrario a una Shakira y es quien nos lleva en la historia y la parte que nos interesa", apunta.

Y es que la verdadera protagonista de Celeste es Sara Santano (Carmen Machi), una inspectora de hacienda que ha dedicado toda su vida a la recaudación de impuestos. Eso es lo único que ha hecho desde que se sacó las oposiciones siendo una veinteañera hasta hoy que, después de más de treinta años entregados a la Agencia Tributaria, ha llegado el momento de prejubilarse. O eso creía ella. Porque el último día recibe el encargo más importante de su carrera: demostrar que Celeste, la gran estrella latina, reside en España y tiene que pagar aquí sus impuestos. Una misión de la que dependen veinte millones de euros para las arcas españolas. Para ello, Sara tendrá que aparcar su vida para recorrer la de Celeste y demostrar que pasó aquí 184 días. La mitad del año más uno.

Un inspector de Hacienda es aparentemente un personaje muy antipático

Podría pensarse que la protagonista es la estrella del pop y que en la serie hay "mansiones, gente guapa, bailes, sexo, Miami...". Podría pensarse porque podría haber sido así si hubiera querido el equipo comandado por Diego San José -con dirección de Elena Trapé y guion de Daniel Castro, Oriol Puig y el propio creador-. Pero eligieron contar otra historia en al que en lugar de glamour y fuegos artificiales hay reflexiones sobre la soledad o los sentimientos cuando uno se jubila después de una vida entregada al trabajo: "Cosas que así dichas no suenan atractivas. Pero nosotros queríamos llegar a enamorar al espectador con Sara Santano, que de entrada es alguien de quien no solo no te enamorarías, sino que tendrías todos los recelos del mundo, porque un inspector de Hacienda es aparentemente un personaje muy antipático".

"Tenemos una trampa que está guay desvelar desde el principio, y es que Celeste no es la protagonista. La artista latina, luminosa, vistosa, no es nuestro foco de interés, sino que a todos los que hacíamos la serie nos interesaba una mujer de 62 años, inspectora de Hacienda, en sus últimos días de trabajo y con una vida absolutamente gris. Pudiendo mirar al lado luminoso de la foto , todos nos sentíamos más honestos mirando a la parte triste", señala San José, guionista de cine y televisión especializado en comedia en títulos tan populares como Ocho apellidos vascos, Ocho apellidos catalanes, Pagafantas, Las aventuras de Tadeo Jones, El Intermedio, Vaya Semanita o Vota Juan, que en esta ocasión se aleja de lo previsible para llevar al espectador a un sitio diferente.

Un sitio en el que hay cierta labor de pedagogía tributaria en unos diálogos que nos recuerdan la importancia de la fiscalidad para mantener nuestro estado del bienestar. Para ello, hubo una fase previa de documentación en la que por supuesto no faltaron las entrevistas con inspectores, asesores y altos mandos de la Agencia Tributaria. "Hemos sido muy rigurosos en la parte técnica para usar la terminología exacta y concreta. También en la parte humana, que es la más desconocida. Muy pocos conocemos a inspectores de Hacienda en persona, entre otras cosas porque muchas veces no reconocen que lo son en según qué ámbitos para evitar el peñazo de preguntas capciosas o convertirse en protagonistas de la conversación", indica el creador de la serie, añadiendo: "Nos interesaba esa parte misteriosa de un elemento fundamental de nuestra sociedad, porque al fin y al cabo es un agente que recauda todo lo que es el dinero que va a ir a lo público. Queríamos conocerles a ellos, porque es también una buena manera de conocer a España, que es una especie de ánimo que yo tengo siempre con todo lo que hago".

Desde este entendimiento habla San José después de haber elaborado "una especie de recorrido sobre lo que piensa España de lo fiscal, que es una buena manera de definir según qué tipos de ciudadanos". Como el paparazzi (interpretado por Manolo Solo) que persigue a Celeste, que se asusta cuando conoce a Sara Santano y pega un respingo que bien puede ser mayoritario, y que de alguna forma representa una posición que posiblemente sea mayoritaria en España, que es "el cinismo hacia los impuestos". "Es eso de 'de qué sirve que yo los pague si luego los van a malgastar'. Una posición que curiosamente es de las pocas cosas que pueden pensar a la vez alguien de izquierdas y alguien de derechas en España", resalta. 

Los inspectores de Hacienda serían la excelencia en un Estado moderno en el que ser una persona muy capacitada tuviera respeto social

Y aún continúa Diego San José: "Los de izquierdas y los de derechas se llevan la contraria en prácticamente todos los asuntos de la sociedad, pero en eso en cambio sí que hay un acuerdo. El que no tiene nada y el que tiene mucho están de acuerdo en eso de 'para qué pagar impuestos'. Es paradójico que solo los impuestos nos pongan de acuerdo a todas las Españas que están siempre peleándose con todo. Lo único que pone de acuerdo a todas las Españas es el odio al inspector de Hacienda que, por otro lado, es un funcionario de élite, que tiene una de las oposiciones del Estado más complicadas de aprobar porque son expertos en economía, fiscalidad, Derecho... Serían la excelencia en un Estado moderno en el que ser una persona muy capacitada tuviera respeto social".

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Muy al contrario, sin embargo, "no pagar impuestos es de los pocos delitos que tienen buena fama". Así, mientras el resto de infracciones las vemos desde donde hay que verlas, y comprendemos lo que son, resulta que "incluso el que no paga impuestos se convierte en alguien respetado". "Alguien que dice 'me he ahorrado 2.000 euros haciendo no sé qué', aunque se lo esté quitando a la gente a la que se lo está contando, se convierte en un tipo de repente con buena prensa", plantea San José, que pone un ejemplo bien sencillito: "De tan infantil y tan matemático es ridículo, pero si yo llego a una cena con amigos montando una moto que acabo de robar, me convierto en un tipo al que se le ha ido la cabeza. Pero si llego y digo que me he ahorrado 10.000 euros porque en una herencia he encontrado un truco para no pagar me convierto en el puto amo".

Esta serie no va a hacer que alguien que odia los impuestos diga 'a ver cuando llega el IRPF del año que viene'. Pero puede matizar opiniones

Esto se debe, en su opinión, a que con lo fiscal y con los impuestos tenemos una relación que "vemos como un robo que nos hace el Estado" porque estamos acostumbrados a disfrutar de servicios públicos que ya estaban ahí cuando nacimos. "Pensamos que surgen de la naturaleza las infraestructuras, la sanidad o la educación", resume, tratando de que nos demos cuenta de la suerte que tenemos en un país como España: "Luego viajas y te das cuenta de que la vida no es así, que eso cuesta un dineral y que hay países donde pagan muy pocos impuestos, pero la seguridad se la tienen que pagar los barrios ricos. No olvidemos que estas cosas que damos por hechas no solo no están hechas sino que hay que pagarlas entre todos".

Sara Santano lleva de esta manera al espectador a un cierto tipo de empatía tan inesperada como inédita pues, volviendo al principio, un inspector de Hacienda siempre es un poquito incómodo, aunque esté en tu equipo. "Esta serie no va a hacer que alguien que odia los impuestos diga 'a ver cuando llega el IRPF del año que viene'", concede divertido el guionista, quien duda del poder transformador de la ficción hasta ese punto, pero sí aspira a "matizar las opiniones de algunos espectadores". "En España nos pasa que de fiscalidad y de lo público nadie nos ha hablado en el colegio ni en el instituto, nadie nos ha hablado de impuestos ni nos ha explicado por qué lo que recibimos de un estado del bienestar moderno es tan importante. Por eso, no creo que una serie pueda llegar a cambiar esa falta de conciencia fiscal tan elevada. La gente debería llegar a ver la serie ya con una explicación y una conciencia fiscal que tiene que venirnos en la educación. Pero, al mismo tiempo, sí puede ser una especie de cortocircuito a las ideas preconcebidas del espectador", termina.

La gente prefiere encontrarse un bulto en la ingle que una carta de Hacienda en el buzón. No lo digo yo, lo dice un inspector de la Agencia Tributaria de lo más clarividente que sabe perfectamente lo que piensa de ellos el resto de la gente. ¿Reconoce un inspector de Hacienda a qué se dedica cuando va invitado a una boda y charla con desconocidos? Otra interesante reflexión que nos da una idea de la estigmatización que tiene esta profesión en nuestra sociedad, a pesar de tratarse de alguna manera de funcionarios de élite con una preparación multidisciplinar. Por cierto, ¿alguien conoce a un inspector de Hacienda? No es que vayan por ahí precisamente contando a propios y extraños lo que hacen pero, como las meigas, haberlos haylos (y haylas).

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