La brecha salarial aumenta: los jóvenes menores de 25 años cobran la mitad que el resto de trabajadores

Los trabajadores menores de 25 años cobran la mitad que el resto de asalariados, con un sueldo medio que ronda los 11.568 euros, según se desprende de un informe publicado por UGT. El sindicato denuncia que este dato pone de relieve la brecha salarial existente entre los jóvenes y los mayores, así como la precariedad laboral a la que se enfrentan quienes dan sus primeros pasos en el mercado laboral. 

El estudio, titulado Análisis de la precariedad en el empleo juvenil, destaca que la tasa de paro en los menores de 25 años se situó en el 43% en el cuarto trimestre de 2016, casi el triple que en el caso de los trabajadores mayores de 55 años y lejos a su vez de la media total de la población, que los últimos datos de la EPA (Encuesta de Población Activa) cifran en un 25%.

El sindicato analiza las diversas condiciones de las que surge esta precariedad laboral. Entre ellas, destacan la corta duración de los contratos, los elevados índices de temporalidad, las reducciones de jornadas no deseadas o el exceso de horas extras, "casi siempre de realización obligatoria", entre otras.

Respecto a los índices de temporalidad, que UGT define como "un desequilibrio básico de nuestro mercado de trabajo", advierten del peligro de que esta sea ya "asumida socialmente con normalidad". Asimismo, subrayan que la tasa de temporalidad de los jóvenes ha crecido más de tres puntos en los últimos dos años, hasta situarse en un 57%. De las diversas modalidades bajo las que se firma un contrato de carácter temporal, los contratos por obra o servicio es el más frecuente. En el cuarto trimestre de 2016, se firmaron 501.400 contratos de este tipo.

Además, señalan que hay ciertos sectores como el turismo, la hostelería o actividades de ocio y tiempo libre marcados por un gran volumen de ocupación juvenil y "donde las condiciones de trabajo implican turnos, largas jornadas y también salarios más bajos", denuncian. 

Desconocimiento de su contrato

Por otro lado, el sindicato advierte del peligro que conlleva la normalización de esta situación laboral de temporalidad, señalando que más del 35% de los jóvenes menores de 30 años desconocen cuál es la duración de su contrato, porcentaje que ha aumentado desde los últimos 3 años en un 12%. De hecho, un 6% ni siquiera saben qué tipo de duración tienen.

La duración media de sus contratos es de seis meses, lo que lleva a que solamente el 19% de los jóvenes puedan emanciparse. "Además, hay caso en los que ni tan siquiera pueden realizar proyectos de vida a corto plazo, como por ejemplo planificar un viaje sea de estudios o de ocio", afirman.

UGT asegura que esta situación de precariedad laboral, así como las jornadas parciales –que vuelven a aumentar entre los menores de 24 años–, no son una decisión de los jóvenes. De hecho, sostienen que un 55% de ellos trabajan con este tipo de contrato porque no han podido encontrar un trabajo a jornada completa. El resto eligió contratos a tiempo parcial para poder compaginar la actividad laboral con cursos de formación o para dedicarse al cuidado de familiares. Con ello, solamente el 4% afirman no querer trabajar a jornada completa. 

Los contratos de jordana parcial son donde hay una mayor diferencia entre hombres y mujeres, dado que el número de mujeres jóvenes ocupadas con este tipo de trabajo duplica al de sus compañeros de la misma edad –el 63%, respecto al 37% de hombres jóvenes en dicha situación–.

Horas extra no pagadas

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Por último, el sindicato pone de relieve el aumento tanto del número de horas extra realizadas por los jóvenes como el incremento de aquellas que no se ven reflejadas en una mayor retribución salarial. 

En el cuarto trimestre de 2016 el número de jóvenes asalariados que realizaron horas extras ascendió a 111.000 en el caso de los menores de 30 años y casi el doble para los menores de 35, según los datos de la EPA. De ellas, casi la mitad –un 42%– no están remuneradas. 

Todo ello hace que, como según denuncia el informe, los jóvenes sean más vulnerables y dependientes por el miedo al desempleo. "Si esta situación se prolonga en el tiempo las dificultades para encauzar sus carreras laborales y asegurar niveles de rentas adecuados para el futuro, incluyendo el acceso a una pensión de jubilación, resulta más difícil", lamentan.