CRISIS DE LA MONEDA ÚNICA
Los expertos descartan que la crisis pueda afectar seriamente a España
“La situación no es la misma que en 2010 o 2011, las economías de la UE, también la española, están más saneadas y la banca, recapitalizada, se está exagerando mucho”, apacigua el analista Juan Ignacio Crespo cuando se le pregunta por los riesgos para España de una salida de Grecia del euro.
Frente a quienes ya hablan de la amenaza de un corralito en España, también Santiago Carbó, catedrático de Economía y Finanzas de la Bangor University e investigador de Funcas, le quita “dramatismo” al posible impacto de Grexit. “Para que haya corralito tienen que concurrir muchas circunstancias, de las que España, su economía y su sistema financiero están muy alejadas”, explica. Los efectos negativos los sufrirían los mercados y la prima de riesgo, pronostica. Además, aumentaría la desconfianza de los inversores en España y en la periferia europea. Crespo coincide en que se producirían “turbulencias en los mercados, incluso fuertes” y en que “si todos se ponen nerviosos, quien proyecte invertir o contratar, se lo pensará dos veces”.
Pero también deja claro que el BCE tiene ahora “una munición de un billón de euros hasta septiembre de 2016 cuyo uso puede acelerar” y tiene aprobadas por el Consejo de Gobierno y “santificadas por el Tribunal de Justicia de la UE las compras monetarias directas (OMT)”, por lo que la situación es muy distinta de la que se vivió hace tres o cuatro años. La economía española crece al 3,5% y Portugal e Irlanda también han mejorado sustancialmente desde las últimas convulsiones provocadas por Grecia, añade. “España resistirá bien”, concede a su vez Santiago Carbó.
Juan Ignacio Crespo destaca que, hasta el momento, ni el euro ni la Bolsa han sufrido desplome alguno. Y, aunque la prima de riesgo se disparara hasta los 250 puntos hasta septiembre, por ejemplo, “sólo afectaría a las emisiones de deuda de julio, agosto y septiembre, no al billón ya emitido”, alega. En cualquier caso, también se muestra prudente: “Hay efectos imposibles de prever, 'conectividades que no conocemos', como dice el gobernador del Banco de México, y si se combina la crisis del euro con una crisis bursátil en China –la Bolsa china está cayendo fortísimo y su Gobierno no consigue estabilizarla– no se puede descartar un efecto arrastre o dominó”.
España echará el freno después del verano
De todos modos, los analistas ya han avanzado que la economía española se ralentizará en el tercer trimestre. “Una gran parte del crecimiento español actual viene determinado por el fuerte viento de cola que hemos tenido en el último año y medio”, apunta Santiago Carbó. Así que “una mala salida del problema griego eliminaría buena parte de ese viento de cola”, concluye. El catedrático de la Bangor University, no obstante, se muestra confiado en que España seguirá creciendo, “al menos hasta 2016 a buen ritmo”, porque la mayor demanda interna, las exportaciones y el turismo “presentan un buen tono”.
Juan Ignacio Crespo añade que no se perderán íntegramente los 26.000 millones de euros que España prestó como avales a Grecia –cuya cuantía Luis de Guindos equiparó con el gasto anual español en desempleo–. “Grecia presentaría garantías en el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE)”, contrapone el analista. También se ha hablado de los 150.000 millones de euros que Grecia debe al BCE y que éste perdería. “Las pérdidas de los bancos centrales”, replica sin embargo Crespo, “son instrumentales, de papel, es dinero creado de la nada”. Por tanto, si los alemanes “no se ponen histéricos –y los alemanes se alarman con facilidad–, no tendría por qué haber efectos”.
Además, Juan Ignacio Crespo recuerda que el volumen de las relaciones comerciales de España con Grecia no es muy grande, por lo que su quiebra no tendría mucho impacto aquí. Sí que se hundiría el sector turístico griego –que tiene por delante un verano crítico, advierte–, pero resulta que su colapso beneficiaría al sector turístico español.
El factor americano
Ése sería el peor escenario –la expulsión de la zona euro–, que “no conviene a nadie”, advierte Crespo y corrobora Mónica Melle, de Economistas frente a la Crisis. Por eso Melle cree que habrá acuerdo con los socios europeos y que se aplicará una quita a la deuda griega. En este último caso, “tampoco lo notaría la economía española”, indica: “Que la deuda es impagable ya ha sido descontado por los mercados”. Es más, continúa, se corre el riesgo de que la salida de Grecia del euro preceda a su salida de la UE e incluso a su abandono de la OTAN… “Y eso Estados Unidos no lo va a permitir”, concluye la economista, quien recuerda que el primer financiador del FMI es precisamente el país que preside Barack Obama.
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“EEUU habla por boca del FMI”, apoya por su parte Alejandro Inurrieta. A su juicio, Washington es la influencia “decisiva”, puesto que no quiere que Grecia caiga en la órbita de Rusia y ChinaRusia. Aunque él, en ningún caso, prevé que se produzca el temido Grexit. “Salir del euro no es fácil, al menos teóricamente, porque en ninguna parte de los tratados de adhesión se dice que sea posible expulsar unilateralmente a un país”, explica.
Ese “vacío legal” es el que esgrimió el dimitido ministro de Finanzas griego Yanis Varufakis cuando avisó a la UE de que la demandaría judicialmente si echaba a Grecia de la moneda única. Porque, de hecho, la salida del euro implica también el abandono de la UE. Y sólo Dinamarca y Reino Unido cuentan con claúsulas específicas en sus respetivos acuerdos de adhesión que les garantizan que, de integrarse en el euro, se les permitirá permanecer en la UE si deciden abandonarlo después. En 1993 Dinamarca rechazó en referéndum integrarse en la eurozona.
Alejandro Inurrieta cree que las noticias sobre posibles consecuencias terribles de la crisis griega tienen por objeto “meter miedo a la población”. Por el contrario, considera que el gran peligro para la UE es “un problema político”, el “pánico a cambiar de política económica”. A que otros países también empiecen a pedir quitas de sus respectivas deudas. A que del recorte del gasto público y el aumento de los impuestos se pase a una política de más gasto y a políticas de crecimiento, se relajen los objetivos de déficit público y los mercados lo interpreten mal, aumenten los tipos de interés y caigan las bolsas, aventura el economista.