La polémica reforma eléctrica

La facturación de la luz por horas a partir de enero amenaza con agravar el caos tarifario

Adicae y otras organizaciones sociales se concentraron en enero de este año en Santiago para pedir "luz a un precio justo" y no pagar los beneficios de las eléctricas.

La facturación por horas del consumo de electricidad, que el Gobierno pretende poner en marcha a partir de enero de 2015, va a agravar el caos tarifario sufrido en la última década por los 16 millones de usuarios que aún están acogidos a los precios controlados. Desde 2002, cuando el entonces ministro de Economía, Rodrigo Rato, limitó las subidas y bajadas del recibo (2%), la confusión no ha hecho sino aumentar.

Las empresas temen una avalancha de reclamaciones de los usuarios mientras que organizaciones de consumidores como Facua, respaldadas por una reciente sentencia del Tribunal de la UE, cuestionan un sistema de facturación en el que el cliente sólo conoce a posteriori el precio que se le ha aplicado al consumo.

El Gobierno, que aprobó el nuevo sistema de facturación por horas en abril de este año, quiere que el nuevo recibo lo refleje ya en enero de 2015. Con ese horizonte, la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC), encargada de supervisar el proceso, ha propuesto que las empresas empiecen a facturar en modo prueba el 1 de diciembre próximo. 

Volumen de datos

Pero el sector lo ve imposible. El volumen de datos se va a multiplicar por 700 y las eléctricas sólo han cambiado 9,5 millones de contadores analógicos –apenas un tercio del total–, por lo que las compañías han propuesto un periodo de prueba de cuatro meses, de enero a abril de 2015, para facturar con todas las garantías.

Rubén Sánchez, portavoz de Facua, asegura que la facturación por horas "culmina 15 años de caos", iniciados en los Gobiernos de José María Aznar (PP) y continuados con el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero. El que se propone a partir de ahora, en opinión de Sánchez, es "un sistema caótico" en el que, entre otras cosa, "el usuario ha perdido el derecho a consultar en el BOE, previamente, los precios que se le van a aplicar en su consumo". "Forma parte de una liberalización caótica" añade "cuyo objetivo es beneficiar a empresas que incumplen la ley, como sucede con el plan de cambio de contadores, sin que el Gobierno actúe".

En la patronal eléctrica Unesa se admite que la situación es complicada. Las empresas, aseguran fuentes de la asociación, esperan que el Ministerio de Industria posponga más allá del 1 de enero la obligación de facturar por horas en el recibo. Los nuevos contadores digitales –por cuyo alquiler las empresas cobran cuatro euros anuales a los clientes–, admiten, están funcionando en estos momentos como los antiguos equipos.

Costes y precios

Jorge Morales de Labra, vicepresidente de la Fundación Renovables, considera que "el principio de acercar los costes a los precios es bueno, aunque su implementación (el nuevo sistema de tarificación por horas) es muy malo". "Que el consumidor sufra las variaciones del mercado y sepa que la electricidad cuesta menos cuando hay más viento o producción fotovoltaica (renovables) está bien. El problema el que el pool (el mercado mayorista en el que se fija el precio hora a hora, no recoge ese efecto, lo que desvirtúa el modelo".

La confusión en torno a las tarifas y su evolución también es una oportunidad de negocio para las empresas. Las grandes compañías están ofreciendo tarifas planas a los usuarios que contraten en el mercado liberalizado. Pero no todo el mundo sabe que la tarifa plana conllevará una revisión periódica para ajustar la factura y pagar, en su caso, el exceso o recuperar el defecto en consumo o en precios (según contrato).

Morales de Labra lo tiene claro: "La tarifa plana siempre será más cara porque esto no es el sector de las telecomunicaciones y los precios están ligados a un subyacente, el combustible".

Con una factura áun por concretar, precios que cambian cada hora, dudas sobre la legalidad del sistema y fórmulas de las empresas para aprovechar la incertidumbre, se prolonga un caos que dura más de una década. Uno de sus puntos álgidos se registró en 2008. En junio de ese año, el Ministerio de Industria –entonces dirigido por Miguel Sebastián– decidió poner en práctica una nueva idea: pasar de bimestral a mensual el recibo de la luz.

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Polémica

Lo que iba a ser una medida a favor de los usuarios, con más control sobre la energía consumida y más facilidad para calcular el gasto fijo de cada hogar al mes, acabó en polémica.

El recibo mensual provocó denuncias, apertura de expedientes informativos (Andalucía, Extremadura, Baleares y Madrid y Comunidad Valenciana) y una investigación formal por parte de la Comisión Nacional de la Energía (CNE). El resultado de aquella polémica es que el usuario puede elegir ahora entre pagar cada dos meses con lectura real del contador; cada mes con lectura estimada en uno de los periodos o bien puede pactar la tarifa plana con ajuste de cuentas a fin de año. Pocos conocen las alternativas. Es la consecuencia de más de 10 de confusión.

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