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Trabajo

Así se preparan las 'apps' a días de tener que cumplir la 'Ley rider': de la apuesta por los autónomos al convenio colectivo

Un trabajador de Deliveroo descansa en su bicicleta en Barcelona.
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El terremoto que recorre el mercado laboral rider, compuesto por un número incierto de repartidores en moto o bicicleta que podría acercarse a 20.000 en España. Faltan tan solo unos días para que entren en vigor los efectos de la Ley Rider de Yolanda Díaz. Obligará a las empresas a tener a sus trabajadores como asalariados a partir del 12 de agosto, pero en los días previos están sucediendo muchas cosas. Primero, Deliveroo, que emplea a cerca de 4.000 repartidores, cerrará su división española; segundo, otras plataformas (Glovo) han presentado modelos laborales que mantienen a una mayoría de autónomos dentro de su plantilla; tercero, los sindicatos dicen que denunciarán a Glovo y a Uber Eats por estas prácticas que incumplen la ley y la cascada de sentencias judiciales contra los falsos autónomos; cuarto, dentro de los repartidores hay un colectivo que pide que los trabajadores sigan siendo autónomos y convoca manifestaciones periódicas; y quinto, hay una excepción entre las plataformas tecnológicas, que celebra la ley y negocia con las organizaciones sindicales.

Detrás de este alboroto, hay un modelo de negocio ruinoso que se traduce en que todas las plataformas tecnológicas de reparto tienen pérdidas en sus resultados financieros. ¿Todas? No, una arroja beneficios desde 2018. Y aunque no todo es positivo en Just Eat -según cuentan algunos repartidores-, la compañía con sede en Londres hace contratos de trabajo asalariados desde antes de que la ley siquiera empezara a negociarse. No ha sido condenada por tener falsos autónomos y está negociando el primer convenio colectivo del sector con CCOO y UGT. 

Just Eat obtuvo sus primeros beneficios netos a partir 2017, cuando ganó 2,5 millones de euros. Los igualó en 2018 y los elevó hasta 6 millones en 2019, según las últimas cuentas presentadas. "Just Eat quiere liderar el sector y tener mejor imagen negociando un convenio propio con la intención de marcar el paso", razona el rider de UGT y cabeza visible de este colectivo en la defensa de derechos laborales, Fernando García Pallas. "Pero no todo es jauja: sus condiciones de momento son malas. Contratos muy bajos o a través de subcontratas". García Pallas no obstante antepone este modelo al de Deliveroo, Glovo o Uber Eats. 

Así, Just Eat es la única plataforma que ha tenido un resultado neto positivo en España. El reverso son Glovo, Deliveroo y Uber Eats, que no saben lo que son los beneficios, al menos en España. En el último año conocido, Glovo triplicó sus ingresos hasta 218,5 millones de euros y dobló sus pérdidas hasta la cifra de 199 millones (2019). Es decir, su modelo de crecimiento se basó en un agujero cada vez mayor. La filial Uber Eats no ha desgranado nunca sus cuentas en España pero la matriz estadounidense perdió 6.768 millones en 2020. Y lo mismo pasa con Deliveroo, que a nivel global perdió 260 millones el año pasado.

La distancia entre Just Eat y el resto no solo se basa en un modelo laboral menos agresivo, radicado en ahorrar costes salariales a cambio de tirar los precios en los pedidos y firmar acuerdos en exclusiva con los locales de comida; también difiere en el estilo. Durante las negociaciones de la Ley Rider, estallaron peleas dentro de la patronal CEOE por la postura intransigente de, sobre todo, Glovo -que terminó largándose de la confederación empresarial-: Just Eat no dijo ni mu. Después, celebró "la nueva regulación" impulsada por el Ministerio de Trabajo, "ya que genera la seguridad jurídica necesaria para operar con dos principios fundamentales: garantizar los derechos de los repartidores dándoles un contrato de trabajo y asegurar que todos los operadores del sector desarrollen su actividad bajo las mismas reglas", dijo la empresa en un comunicado en mayo. Este medio se ha dirigido a Just Eat, que se ha ceñido a dicho comunicado respecto a su opinión sobre la nueva legislación. 

Las empresas llevan caminos opuestos

El golpe de efecto de Just Eat ha ocurrido esta semana: negociar un convenio colectivo y anunciarlo públicamente justo cuando algunas vocesacusan a Yolanda Díaz de ser la culpable de la marcha de Deliveroo. Uno de los fundadores de Delivery Hero, accionista de Glovo, lo hacía directamente en Twitter a pesar de que ya se marchó de Alemania hace dos años y su modelo de negocio en España se hallaba en declive, siendo la única app que aplicó un ERE durante la pandemia. 

Guss Gaviria, de Repartidoresunidos.org y contrario a la Ley Rider, dice que es "inviable económicamente" para las compañías "contratar a todos los repartidores, dada la tipología de la demanda de este sector:en un contexto de demanda por impulso difícilmente se pueden tener flotas fijas y estables para afrontar las fluctuaciones en la demanda de pedidos". "Contamos", resalta Gaviria, "con las valoraciones de economistas como Juan Ramón Rallo o Daniel Lacalle, o con informes como el de Adigital [patronal de las plataformas], que hace una proyección del impacto económico de laboralizar al 100% de la flota o el precedente de Ginebra , donde se prohibió a Uber Eats contar con autónomos y únicamente pudo contratar a 300 de 1000 repartidores que tenía". 

Sin embargo, la situación de Just Eat en España refleja lo contrario: es viable quien contrata asalariados. Uber ha sido ya denunciado por mandar correos a sus empleados preguntándoles si aceptan ceder sus datos para terceras empresas, con vistas a subcontratar la mano de obra repartidora. Glovo, a su vez, ha anunciado la semana pasada un plan para hacer asalariados al 20% de su plantilla, unos 2.000 riders. El resto, seguirán siendo autónomos. ¿Es esto legal? Los sindicatos afirman que no, pero la compañía dice que sí. "Hemos trabajado a contrarreloj durante los últimos meses para adaptarnos a la regulación, contando para ello con un periodo de transición muy corto para un cambio de tal magnitud", asegura una portavoz a infoLibre. "Vamos a iniciar la contratación directa de cerca de 2.000 repartidores antes de que acabe 2021, con horarios y retribuciones fijas y rutas concretas para aquellos servicios que, por su naturaleza, son viables tecnológica y operativamente. Se trata de una primera fase de transición que, en los meses siguientes, seguiremos completando y ampliando".

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"Por otro lado", destacan las voces autorizadas de Glovo, "también vamos a lanzar un nuevo modelo inédito en España, que sigue el criterio establecido por el Tribunal Supremo y el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Este nuevo modelo tendrá nuevas características y permitirá simultanear otras aplicaciones y actividades con total flexibilidad, autonomía e independencia". Una decisión que puede chocar no solo con la inminente ley, sino con la cascada de sentencias (medio centenar en España) alegando que las app recurren a falsos autónomos. Una concatenación de fallos coronada por dos históricas sentencias del Supremo: en septiembre de 2020 contra Glovo y en mayo pasado contra Deliveroo

Los sindicatos dicen que van a denunciar la medida de Glovo. "Las plataformas de reparto digitales están obligadas a cumplir la ley, que establece una presunción de laboralidad siguiendo el criterio del Supremo", zanja Rubén Ranz, coordinador de Turespuestasindical.es, un órgano de UGT. "La legislación laboral hay que cumplirla, no hay otra opción, y los poderes públicos deben garantizar que así sea", señala Carlos Gutiérrez, de CCOO. 

El futuro es muy incierto ante semejante cóctel laboral y a pocos días de que la ley cobre fuerza. “No soy adivino sobre lo que va a pasar”, el rider ironiza Fernando García Pallas. “Pero tengo la sensación de que Glovo y Uber siguen en una carrera desenfrenada por apoderarse de mercados, ya que su modelo de negocio se basa en tirar los precios. La Ley Rider parece ponerles un poco de freno, pero por desgracia las plataformas siguen en esa mentalidad, que es la que ha marcado que Deliveroo salga de España al verse superada por Glovo”.

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