Economía
Por qué el pánico bursátil es (de momento) una tormenta financiera de verano para España
El lunes negro que sacudió a las bolsas mundiales este 5 de agosto, tras el segundo mayor descenso histórico del Nikkei, el índice nipón, ha provocado cierto pánico en los mercados financieros. Pero todo parece indicar que ha durado poco y no ha tocado esqueletos, al quedarse en tormenta de verano, según los expertos.
¿Qué hay detrás de las horas de alarma? Judith Arnal, investigadora principal del Real Instituto Elcano y del Centre for European Policy Studies (CEPS), señala cuatro factores que lo explican: “Que es agosto, la subida de tipos de interés por parte del Banco de Japón, la caída de las Bigtech -gigantes tecnológicas estadounidenses- y un dato de desempleo decepcionante en EEUU”, enumera.
En cuanto al primero, hace notar que “en agosto hay muchos inversores de vacaciones y mucho menor volumen de negociación en los mercados, lo que hace que exista mucha mayor volatilidad y que cuando los mercados adoptan una dirección en un sentido u otro, ya sea alcista o bajista, se magnifique”.
Por lo que respecta al Banco de Japón, comenta que éste “ha mantenido un tono de política monetaria totalmente diferente al del resto de bancos centrales durante el último ciclo contractivo. Hasta marzo tenían los tipos oficiales en -0,1%, ese mes los elevó al 0,1% y la semana pasada hasta el 0,25%. ¿A qué ha dado lugar esto? A que inversores que estaban haciendo “carry trade” hayan tenido que deshacer sus posiciones”. Lo desembrolla: “Se endeudaban en yenes, una moneda muy depreciada, y esos fondos los invertían luego en activos denominados en otras monedas, con mayores tipos. Esto, que se llama carry trade, permite unos beneficios muy pequeños, de pocos puntos básicos, y en el momento en el que se han alzado los tipos, esa ventaja ha desaparecido, con lo que los inversores han tenido que devolver todo lo que habían pedido prestado en yenes. Para ello han demandado yenes y vendido activos que tenían en esa moneda como acciones de empresas japonesas. Esto ha supuesto de un lado una apreciación del yen y de otro la caída de la bolsa japonesa”.
A esto suma que “muchas empresas de aquel país son muy dependientes de las exportaciones, del sector exterior, por lo que un yen fuerte las perjudica, lo que ha contribuido todavía más a las caídas en bolsa, por eso han llegado a ser de en torno al 12% allí. Aunque la tendencia ya se ha revertido”, asevera.
Sobre las Bigtech, Arnal aclara que “estaban hiper valoradas” y llevaban “semanas en caída”. “Se espera que la Reserva Federal (Fed) empiece a rebajar tipos -enlaza-. Si esto pasa, la carga de empresas que están endeudadas a tipos de interés variable será menor y se producirá un fenómeno que se llama la Gran Rotación, esto es, empezarán a sustituir en sus carteras de renta variable acciones de tecnológicas, por acciones de empresas de otros sectores”.
¿De dónde ha surgido el temor de una crisis en EEUU, otro de los elementos que hay detrás de los truenos en las bolsas? “La semana pasada se publicaron los datos de desempleo, alcanzando un máximo de los últimos 3 años y colocándose en el 4,3%. Esto ha desatado los miedos a una recesión por la denominada regla de Sahm, que sitúa el comienzo de una cuando el promedio móvil de tres meses de la tasa de desempleo nacional aumenta en 0,50 puntos porcentuales o más en relación con el mínimo de los promedios de tres meses del año anterior”, expone la investigadora.
“Sahm era una economista de la Reserva Federal que demostró que cuando se verificaba ese incremento en la tasa de desempleo, la economía estadounidense caía en recesión y, mirándolo con perspectiva histórica, ha sido así en todos los casos menos en dos”, asegura. Si bien, a su juicio, “una tasa de desempleo del 4,3%, por mucho que sea la más alta de los últimos tres años, no es un indicador como para decir que EEUU va a entrar en recesión”.
Cree que los mercados de deuda pública de la Zona Euro o del propio EEUU ya caminan hacia estar “bajo control”, con subidas ligeras de las rentabilidades en el caso de los mercados europeos. Y vincula el descenso de algo más del 3% del índice Nasdaq americano en concreto al “peso de las tecnológicas, que son empresas que están presentando resultados decepcionantes para el segundo trimestre”. Un ejemplo es el caso de Intel, que el viernes pasado anunció pérdidas de 1.610 millones de dólares, así como un plan de ajuste que incluye la salida del 15% de su plantilla, unos 18.000 empleados, y el cese en el reparto de dividendos.
Otras fuentes del ámbito económico restan igualmente gravedad a lo ocurrido, que tildan de “ajuste técnico” del mercado, tras haberse "generado expectativas demasiado elevadas".
La caldera de preocupaciones en varios frentes
Santiago Carbó, catedrático de Economía de la Universidad de Valencia y director de Estudios Financieros de Funcas, coincide en la existencia de un abanico de causas detrás del lunes negro: “Los últimos datos de empleo de EEUU no fueron buenos y apuntaban a que la economía se podía estar desacelerando, lo que trajo consigo unos primeros nervios en un contexto en el que había una sensación de que la Fed había estado un poco taciturna a la hora de bajar los tipos y algunas empresas no estaban teniendo los resultados que esperaban porque el consumo se estaba resintiendo en un escenario de elevados costes financieros. Luego, Japón no ayudó y el que hubiera dudas sobre cuál iba a ser la evolución del tipo de cambio yen/dólar metió un poco de miedo más”. A ello agrega que “se ha escalado la tensión entre Israel e Irán, la economía europea no está para muchas alegrías y la China tampoco está en su mejor momento. Se ha juntado un poco de preocupación en general y ha dado lugar a casi una caldera”, condensa.
A su entender, “el problema es que los mercados bursátiles llevan mucho tiempo subiendo de valor, este año también, pese a que no hay muchas razones materiales para ello porque ni la economía ha mejorado tanto ni tampoco las expectativas de las empresas. Todo se ha estado enfocando en cuestiones como que la Inteligencia Artificial va a permitir muchas más ganancias y, en esa excesiva sobrevaloración, el mercado se ha puesto muy nervioso ante la posibilidad de que se materializara alguno de los riesgos como una economía americana más débil o que la Fed siga demorando las bajadas de tipo”.
“Se ha entrado en modo pánico -engarza-, lo que probablemente no habría ocurrido en un mes normal de otoño o invierno, pero en agosto la volatilidad es mayor porque hay muchos operadores de vacaciones o que se relajan”. Y hay un último dato que ha contribuido a tensar nervaduras, en su opinión: “El fondo de inversión más importante del mundo, Berkshire Hathaway -el conglomerado con el que opera Warren Buffet-, hizo público el sábado que ha reducido su tenencia de acciones de todos los sectores y ha vendido casi la mitad de las acciones de Apple”. Para Carbó, “a los inversores les vendría bien racionalizar si las tecnológicas están para tanto valor ya, cuando aún muchos de sus proyectos no se han materializado. Igual es muy arriesgado”, desliza.
"Se le ha visto las orejas al lobo"
El catedrático de Economía de la Universidad CEU San Pablo Rafael Pampillón mira a su vez a Estados Unidos para destacar en el origen de la borrasca estival bursátil "datos poco buenos como el del desempleo, que ha subido desde el 3,7 de diciembre del año pasado, al 4,3 de julio, seis décimas", y que "los tipos de interés están muy altos, en el 5,5%, y no los han bajado todavía, aunque pueden hacerlo porque la inflación ha descendido". De hecho, apuesta por que la Reserva Federal los moverá en septiembre "no cuarto de punto, como ha hecho el Banco Central Europeo (BCE), sino medio punto hasta el 5%". "¿Qué significa esto?", se pregunta, para responder: "Que la política monetaria será un poquito menos restrictiva. Con los tipos altos, el crédito al consumo, que es el protagonista de la vida económica en EEUU se ha venido abajo, con lo que no tira el consumo y la inversión tiene problemas".
En definitiva, Pampillón considera que "la economía americana se está enfriando más de lo previsto, y la mundial más de lo mismo, porque hay mucha incertidumbre y cuando esto pasa la gente ahorra y las empresas no invierten y producen menos". Aunque, hasta ahora, sólo "se le ha visto las orejas al lobo, el deterioro posible de la economía americana, que viene apadrinado por la bajada del precio del petróleo. El barril estaba hace un mes en 86 dólares y ahora a 76, diez dólares de diferencia. Eso significa que la gente no compra energía, no compra petróleo", defiende.
"Se ha juntado la incertidumbre en el consumo y la inversión, porque si las empresas no producen y venden más, no tendrán beneficios y las acciones valen menos. Se podría decir que todos los astros se han conjurado de repente y quien ve caer las bolsas, vende por un efecto rebaño, con lo que caen todavía más", concluye.
"No son movimientos estructurales"
Más allá del germen, ¿episodios como el sucedido pueden llegar a influir en la buena marcha de la economía española? Arnal entiende que no y que, “del mismo modo que los mercados han ido hacia abajo este lunes, pueden ir hacia arriba por una noticia positiva. Son movimientos que no creo que sean estructurales”, asegura.
Carbó mantiene que, “si la volatilidad aumenta, nunca es buena noticia para los inversores, pero jugará a favor que van a bajar los tipos”. Augura que en los próximos meses “podríamos ver una menor sobre confianza en las valoraciones bursátiles y un comportamiento un poco más razonable con la economía, que va tirando, pero no para que se piense todo el rato que crecerá el valor de las grandes tecnológicas y de otras empresas. Este podría ser el aprendizaje”, declara. Con todo, matiza: “Si esto siguiera y se incrementara la falta de confianza, sí nos podría alcanzar. Pero por ahora es pronto para pensar que se va a descarrilar la economía mundial”.
Ha sido una "tormenta de verano", recalcan varias de las fuentes sondeadas, para desechar luego la posibilidad de una recesión en Estados Unidos a corto plazo, ya que su economía “sigue creciendo al 2,5%”; o de que lo sucedido vaya a "repercutir gravemente en la española". Donde sí continúa el rojo es en las bolsas europeos y el Ibex 35 ha sufrido aún esta jornada los efectos de las turbulencias globales.