José Luis Escrivá caerá justo en el centro del Banco de España para ser su gobernador. De nada han servido el rechazo del PP al nombramiento y sus críticas por que un ministro en activo dé ese salto, comprometiendo, a juicio de los populares, la independencia de la institución.
Aunque en la actualidad el Banco Central Europeo (BCE) tiene la potestad en la definición de la política monetaria de la zona euro y facultades en la de tipo de cambio, el Banco de España tiene asignada la supervisión del sistema bancario estatal y la de otros intermediarios financieros que operan en el país. Es una entidad de derecho público que ha de cumplir una serie de funciones, respetando las que emanan de su integración en el Sistema Europeo de Bancos Centrales (SEBC), que pasan, entre otras cuestiones, por promover el buen funcionamiento y la estabilidad del sistema financiero y de pago nacionales o supervisar la solvencia y el cumplimiento de la normativa específica de las entidades de crédito y los mercados financieros. Junto a ello, pone en circulación la moneda metálica, se ocupa de las reservas de divisas y metales preciosos, elabora y difunde estadísticas y asiste al BCE en la recopilación de información de esa índole; presta los servicios de tesorería y de agente financiero de la deuda pública; asesora al Gobierno y emite los informes o estudios que estime pertinentes.
El nuevo gobernador deberá dirigir el banco, presidir su Consejo de Gobierno, la Comisión Ejecutiva y representar a la entidad legalmente ante aquellas instituciones y organismos internacionales en los que está prevista su participación.
El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha defendido en el Congreso la “idoneidad” del titular del Ministerio de Transformación Digital y Función Pública para desempeñar el nuevo cargo, destacando su “cualificación técnica”, su “conocimiento de las instituciones europeas” y su “amplia experiencia”, tras pasar por entidades como el propio Banco de España, el Banco Central Europeo y la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF). “Con él se creó esta última”, ha enfatizado Cuerpo, como que “ha ejercido puestos de la más alta responsabilidad en todas y cada una de las áreas de actuación” de las que se encarga el regulador estatal.
Ahora Escrivá tendrá que armar un plan de acción para superar que él sea el plan de Pedro Sánchez y la incomprensión de muchos. Su antecesor, Pablo Hernández de Cos, tuvo que desenvolverse en un contexto en el que la invasión rusa de Ucrania y sus efectos económicos y geopolíticos se añadieron a los surgidos a raíz de la pandemia, como los cuellos de botella en las cadenas globales de suministro y la crecida generalizada de los precios. En ese escenario, la cooperación entre bancos centrales e instituciones internacionales adquirió una relevancia, que va a seguir teniendo.
Una etapa previa con luces y sombras
Varias fuentes del ámbito financiero coinciden en que el mandato de Hernández de Cos, “caracterizado por el rigor técnico en general y una mayor transparencia”, valió para “recuperar un prestigio” que la institución “había perdido”, sobresaliendo en especial aspectos como “su labor en el Consejo de Gobierno del BCE en Fráncfort”. Aunque también admiten que fue una etapa no exenta de “cierta polémica” por la confrontación con el Gobierno de coalición por las posiciones expresadas desde la institución sobre puntos como las consecuencias de la subida del salario mínimo (SMI), la evolución del mercado de trabajo tras la reforma laboral o los precios de la vivienda, que acarrearon “ciertas acusaciones de sesgo ideológico”, apuntan las fuentes sondeadas. En ese sentido, creen que la llegada de Escrivá puede contribuir a “aportar optimismo, tras una fase de análisis pesimistas del Banco de España, que tal vez no siempre estuvieran justificados desde el punto de vista competencial”.
Desde el ámbito sindical, fuentes de UGT anotan que “la práctica ha demostrado que sus preocupaciones por el SMI, por ejemplo, sus previsiones agoreras fueron erróneas”. Para este sindicato, el de Escrivá es “un nombramiento que encaja”. “El puesto le viene bien porque tiene experiencia dentro del propio Banco de España, del BCE e incluso en la banca privada, porque trabajó en el BBVA”, aseveran. E incrustan a continuación: “El que haya formado parte del Gobierno, probablemente le sirva para que se centre en las importantes funciones que, en un contexto geopolítico mundial complejo, el regulador tiene en cuanto al sistema bancario nacional e internacional, tan necesario para la buena marcha de la economía, y no en otra serie de temas”, deslizan.
Respecto a una de las críticas a la decisión de Sánchez que se repite, que el ministro de Albacete “va a tener que informar sobre su propia reforma de las pensiones, por ejemplo”, desde UGT replican que, “quien realmente tiene que controlarla es la AIReF, no el Banco de España”. “Es lo que pactamos en su momento. Pero, aunque emitiera algún análisis, cuál es el problema”, se preguntan, para recordar: “Ya se recabaron toda clase de informes técnicos y económicos cuando se hizo la reforma, incluso desde los sindicatos, para garantizar que el sistema público que estábamos diseñando era sostenible en el tiempo”. No entienden que si el ya casi ex titular de Transformación Digital y Función Pública “fue lo suficientemente válido para que el PP lo convirtiera en el controlador de las cuentas públicas del Estado”, al ponerlo al frente de la AIREF; no lo sea para ser gobernador. "Y no es una puerta giratoria, es el paso de un cargo público a otro, por lo que no es necesario un periodo de congelación”, concluyen.
Rosario de desafíos pendientes
No habrá periodo de transición y Escrivá tendrá que afrontar una hilera nada desdeñable de retos. Para arrancar, fuentes de la esfera económica señalan que el Banco de España “sólo tiene auctoritas si tiene credibilidad”, con lo que deberá “esforzarse en garantizar” esta última, “empezando por combatir la desconfianza que su desembarco en la institución ha generado, incluido dentro de ella”. Consideran que juega a su favor, “su trayectoria, que es un experto en datos y que tiene por delante un mandato de seis años”, enumeran.
Desde la órbita financiera aportan que deberá contribuir al desafío que “tienen los bancos centrales: gestionar las señales de cambio de ciclo que hay”. “Subieron tipos -se explican- y ahora hay que bajarlos porque vemos, a nivel europeo en concreto, un crecimiento algo más lento y que la inflación se está controlando. Pero hay que acertar en cuánto y en cuándo se dan los próximos pasos para seguir conteniendo la inflación sin afectar al crecimiento”, avisan. Para lograr un “aterrizaje suave”, en palabras de Cuerpo.
Y en lo relativo a la misión de “supervisión financiera” que tiene el regulador nacional, “tendrá que estar vigilante porque, si se materializa un escenario de tipos a la baja y menos crecimiento, éste será peor para los bancos en términos de rentabilidad que los años pasados, así es que habrá que ver cómo evoluciona la solvencia financiera y habrá que salvaguardarla”. Aquí el objetivo es “que el dinero le siga llegando a empresas y familias, aunque las entidades financieras ganen menos”, resumen.
El propio ministro de Economía ha expresado que el Banco de España y el BCE deberán abordar “debates” para construir “un sistema financiero y monetario internacional cada vez más integrado, cada vez más justo, y que sea capaz de responder a las necesidades actuales y futuras” como “la promoción de un crecimiento sostenible, en particular en los países más vulnerables". Igualmente habrá que avanzar en “la arquitectura institucional de la moneda única” e incorporar elementos como “la transición verde” a “los paradigmas de política monetaria”. El futuro del euro digital estará, asimismo, sobre la mesa.
Más allá de lo expuesto, hace meses, el Banco de España se autoimpuso realizar análisis más recurrentes sobre la situación de las cuentas públicas nacionales y cuenta con un Plan Estratégico 2024 con el que pretendía lograr “ser un banco central de referencia, más dinámico y comprometido con la sociedad”. Es “el primer ejercicio de planificación estratégica integral que se aborda en la institución”, proclamó el anterior gobernador. Habrá que ver qué hace con él su sucesor.
“Hernández de Cos ha dejado el listón muy alto. Y eso es bueno. Sería positivo que en la nueva etapa se mantengan algunas de las señas de identidad del anterior mandato: independencia de criterio, lealtad institucional, voz propia e influencia en la toma de decisiones del BCE, la defensa de las posiciones españolas en política económica europea y un tono constructivo en el debate de políticas públicas”, sintetiza un economista.
Se prevé que Escrivá, "muy riguroso", pero con una personalidad "algo explosiva", según quienes lo conocen, se incorpore de forma inmediata al organismo, tras jurar el cargo ante el rey, para que pueda participar en la próxima reunión del Consejo del Banco Central Europeo, programada para el 12 de septiembre y en la que no es descartable que vuelvan a rebajarse los tipos de interés, con lo que su voto será relevante. Antes, le dará el relevo la subgobernadora, Margarita Delgado, cuyo mandato como gobernadora en funciones vence el 11 de septiembre y quien será sustituida, a su vez, durante las siguientes semanas. A partir de ahí, se abrirá otro capítulo en la institución.
José Luis Escrivá caerá justo en el centro del Banco de España para ser su gobernador. De nada han servido el rechazo del PP al nombramiento y sus críticas por que un ministro en activo dé ese salto, comprometiendo, a juicio de los populares, la independencia de la institución.