LA CRISIS DEL CORONAVIRUS
El Servicio Madrileño de Salud tuvo 821 millones de superávit en 2020, el año negro de las residencias, hospitales y sanitarios
El Servicio Madrileño de Salud (Sermas) pasó en 2020 el peor año de su historia mientras hacía frente a la pandemia del siglo. Con una incidencia y letalidad disparadas en la primera ola, Madrid tiene el segundo mayor número de positivos y ha encabezado la de hospitalizados por cada 100.000 habitantes, además de haber sido la segunda comunidad autónoma en ingresos en UCI. También es la que más fallecidos suma –supera los 16.000, según la última actualización del Ministerio de Sanidad– de toda España. Sobre todo, en los geriátricos, donde ha alcanzado la mayor ratio de fallecidos por plazas ofertadas.
Sin embargo, contra todo pronóstico, el Sermas ha terminado el ejercicio con el mejor resultado económico desde hace años. Un superávit de 821,3 millones de euros, según las cuentas anuales que el viceconsejero Zapatero presentó en el consejo de administración del organismo el pasado 24 de mayo y a las que ha tenido acceso infoLibre. Las cifras llaman más la atención si se comparan con los números rojos de 886,85 millones con que cerró 2019. El Sermas no había cerrado con unas cifras tan abultadas ni siquiera en los años en que acabó el ejercicio en negro. Según los informes de fiscalización de la Cámara de Cuentas autonómica, en 2018 ganó 43,85 millones, en 2017 57,27 millones y en 2016, 11 millones de euros. En 2015 perdió 192 millones.
En su memoria financiera, el Sermas se limita a explicar la causa de ese resultado positivo con la obviedad de que “los ingresos han sido superiores a los gastos”, y ello pese al aumento experimentado por estos últimos. En efecto, los ingresos totales del Sermas crecieron en 2020 un 32,06%, pues sumaron 2.782,46 millones más que en el ejercicio anterior. A su vez esa alza se debe a que las transferencias y subvenciones se elevaron un 22,72%: 1.955,61 millones más que en 2019. Otra partida que creció el año pasado fueron los “excesos de provisiones”, que alcanzaron los 837,12 millones de euros.
Por su parte, los gastos totales ascendieron a 10.638,85 millones, un 11,23% más que en 2019. De ellos, corresponden a gastos de personal 3.965,37 millones de euros, por lo que aumentaron un 7,88% en el ejercicio de la pandemia. También aumentaron los aprovisionamientos, una factura de 4.065,68 millones de euros que creció un 18,6%, más del doble que los gastos de personal.
infoLibre ha preguntado a la Consejería de Sanidad por estos números, también por el origen del superávit y el motivo por el cual no se gastó todo el dinero disponible en un año tan atípico. La primera respuesta del departamento que dirige Enrique Ruiz Escudero fue asegurar que las cuentas anuales por las que se preguntaba eran “un montaje” y que las cifras aportadas no eran las “oficiales”. Un portavoz de la consejería señaló que ni el logo ni el nombre del departamento que figuraban en ellas eran los auténticos. Sin embargo, los metadatos de los documentos a los que ha tenido acceso este periódico indican que fueron creados el 20 de mayo de 2021 –cinco días antes del consejo de administración del Sermas, por tanto– a las 9:41:14 de la mañana por María Luisa Martín del Burgo Carrero, de la Subdirección General de Gestión Económica, que firmó las cuentas del Sermas de 2016 como empleadas del Servicio de Contabilidad Financiera y Balances.
En otra respuesta posterior, Sanidad reconoce que en 2020 “pudo” haber superávit “como ocurrió en 2017 y 2018”. Tras requerirle un poco más de precisión, la consejería sólo explica las diferencias entre contabilidad financiera y presupuesto, “dos instrumentos contables con técnicas y criterios distintos”, apunta. “Hay conceptos que se consideran en la contabilidad financiera y no se reflejan en el presupuesto”, indica Sanidad, para luego precisar que el aumento de los ingresos, tal y como aparece en el presupuesto, superó los 2.000 millones de euros y los ingresos reflejados en la contabilidad financiera incluyen conceptos no incluidos en el presupuesto, como los excesos de provisiones de años anteriores. También dice la consejería que la liquidación del presupuesto no incluye “una serie de gastos extraordinarios, realizados por declaración de emergencia”, que sí aparecen en la contabilidad financiera. Por ejemplo, añaden el aumento de existencias.
Presupuesto y contabilidad financiera
Pero la consejería no contesta en ningún momento sobre el resultado positivo del ejercicio y su origen [al final de esta información se reproducen las preguntas planteadas por este periódico que no respondió]. Un apunte que, como queda dicho, aparece reflejado en la cuenta de resultado económico-patrimonial, que recoge el aumento de los ingresos como los gastos en aprovisionamientos que cita Sanidad. infoLibre ha tenido acceso tanto a la cuenta del resultado económico patrimonial –que la Intervención General del Estado (IGAE) define en sus Principios Contables Públicos como “la variación de los fondos propios” de una entidad producida “como consecuencia de sus operaciones de naturaleza presupuestaria y no presupuestaria”–, además del balance y la memoria financiera del Sermas en 2020.
Todos ellos fueron los documentos que Sanidad distribuyó el pasado mayo entre la veintena de personas que se sientan en el consejo de administración del organismo. Y que incluyen a ocho directores generales de la consejería, el gerente de la Agencia Madrileña de Atención Social, presidentes y decanos de seis colegios oficiales de médicos y otros profesionales sanitarios, representantes sindicales y un catedrático de Farmacología.
Para luchar contra la pandemia, las comunidades autónomas recibieron un total de 16.000 millones de euros del fondo covid-19. De la cantidad total, 9.000 estaban destinados a gasto sanitario. A Madrid le correspondieron 3.346 millones, el mayor importe, seguidos de los 3.166 millones concedidos a Cataluña. Para sanidad, Madrid recibió 2.110 millones de euros. Según detalló el pasado marzo en la Asamblea de Madrid el consejero de Hacienda, Javier Fernández Lasquetty, la Comunidad de Madrid ha destinado a sanidad 1.833 millones.
Gracias a ese dinero, las transferencias recibidas por el Sermas el año pasado crecieron un 22,72%, hasta alcanzar 10.563 millones de euros. Son fondos de carácter finalista, por lo que no se pueden aplicar a otros destinos, como financiar deuda, por ejemplo. En la memoria que el Sermas ha publicado en internet, asegura que ha ejecutado el 95,43% del presupuesto. En 2019 la ejecución fue mayor: el 99,54%.
Otras comunidades lo gastaron todo
A diferencia de Madrid, los servicios sanitarios de otras comunidades autónomas sí han sentido el impacto del covid en sus cuentas. Osakidetza, la sanidad pública del País Vasco, concluyó 2020 con unos números rojos de 177,52 millones de euros. Aumentó sus gastos casi un 8%, hasta los 3.211,67 millones, respecto al ejercicio anterior, mientras que sus ingresos sólo lo hicieron un 2%. De los 236,75 millones en que crecieron sus gastos en 2020, el 91%, 215 millones, fueron gastos inducidos por la pandemia. El País Vasco recibió 481 millones del fondo covid-19.
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Cataluña, que consiguió 1.721 millones del fondo, dice haber ejecutado el 99,65% de un presupuesto final de 13.144 millones de euros, tras aumentarlo un 38,9% por la pandemia. Sus cuentas arrojan un resultado negativo de 33,9 millones de euros.
Para Castilla y León fueron 545 millones del fondo covid. Con un presupuesto definitivo de 12.666 millones –aumentado en un 17,8% por el covid– del que ha ejecutado el 97,74%, tiene unos números negativos de 335,47 millones de euros.
Andalucía –990 millones del fondo estatal– ha ejecutado el 99% de su presupuesto, tras aumentarlo un 15,5% por la pandemia, hasta los 11.634 millones de euros. Castilla-La Mancha, que ha ejecutado sólo el 88,32% de su presupuesto final, arroja un resultado negativo de 10 millones de euros.