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Madonna, Dumbledore, 'Frozen'... el 'queerbaiting' o cómo servirse de la estética LGTBI para hacer taquilla

Montaje de personajes y famosos dentro del 'queerbaiting'.

El beneficio económico es el objetivo principal de cualquier empresa, incluidas la industria musical y cinematográfica. La publicidad y el marketing ayudan a vender productos y servicios con cualquier tipo de estrategia. A veces, para conseguir el beneficio buscado, se utilizan tácticas prometiendo un contenido LGTBI del que después no hay ni rastro. Es lo que se denomina fenómeno queerbaiting.

“La palabra queerbait proviene del anglosajón, donde bait se traduce como cebo”, explica Isabel Vega López, experta en género y estudios LGTBI. Añade que esto consiste “en una serie, película o cualquier tipo de medio cultural donde se da a entender, o está fuertemente implícito, que un personaje es LGTBI o que existe una tensión romántica o sexual entre dos o más personajes, pero que nunca se llega a desarrollar o a confirmar que efectivamente esos personajes son LGTBI”. Esto se puede encontrar en muchas películas o series, o hasta en videoclips musicales. “Es de alguna forma apropiarse de la comunidad LGTBI para vender un producto o una idea con un beneficio personal, sin buscar un beneficio colectivo”, aclara Laura Delgado Fernández, experta en industria musical.

El caso que más señalan algunos espectadores es el de la serie Sherlock (2010-2017) de la productora BBC Wales. Los personajes de Sherlock Holmes y John Watson desarrollan una amistad a lo largo de las cuatros temporadas que muestra una clara tensión emocional y sexual entre ellos, sin nunca confirmarlo. 

Este mecanismo no es inocente ni casual. Según explica Isabel Vega, esto se produce “principalmente para atraer a espectadores LGTBI que de manera general buscan representación en diferentes formas de medios debido a la falta de esta a lo largo de las décadas”. Sin embargo, la “no confirmación” de que estos personajes sean realmente queers se explica en que “a la vez se hace para no perder al público más convencional que podría dejar de tener interés si hubiese alguna representación del colectivo”.

En el caso de la industria musical es más difícil identificar el queerbaiting, pero eso no significa que no esté presente. “En general, creo que los casos que hemos podido ver, como Madonna o Dua Lipa, dejan claro la mirada que hace la industria de todo ello”, indica Laura Delgado. Hace pocos días, Madonna subió al escenario con la cantante Tokischa, concluyendo su actuación conjunta con un beso, un acto que la artista lleva haciendo desde 2003. Tanto aquel momento, con Britney Spears y con Christina Aguilera, como ahora, ha generado todo tipo de reacciones: desde aquellos que lo alaban, hasta aquellos que lo tachan de queerbaiting.

Pese a que Madonna ha sido considerada un icono LGTBI durante décadas, muchos seguidores han visto con malos ojos que se haya besado con una mujer durante un evento del Orgullo. “No es representación, sino sexualización, cosificación y banalización de las relaciones sáficas”, protesta un usuario en Twitter. Las personas LGTBI reclaman iconos que sean parte del colectivo. Otro denuncia que “la hipersexualización que esto supone a las mujeres queer es solo para ganar dinero arcoíris”. Laura Delgado explica estas reacciones: “Al ser visto como una idea de negocio", el público LGTBI lo percibe como "un disfraz", cuando la realidad es que "hay muchas vidas detrás de lo que otros entienden como una moda”, asegura.

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El otro ejemplo que indica la musicóloga, es el de Dua Lipa, refiriéndose a dos de sus videoclips en colaboración con dos mujeres: Miley Cyrus y Angèle. En ambos vídeos, los personajes presentan química y tensión sexual que muchos llegan a creer que al final podría resolverse. Sin embargo, una vez más, no es el caso. “No sé hasta qué punto es parte de la estrategia que quieren seguir las discográficas o sus managers, o hasta qué punto son ellas mismas las que quieren hacerlo con libertad”, opina Laura Delgado. “Pero al final del día, todos somos conscientes de quien lo hace por moda y quien realmente está involucrado o quiere ser parte de ayudar o visibilizar'', continúa.

Otras veces, la confirmación de que son personajes queer llega, pero tarde. Explica Isabel Vega que esto en otras ocasiones se produce “una vez terminada la serie o la película”. Señala que uno de los ejemplos más claros es el del personaje de Albus Dumbledore. La escritora de la saga de los libros de Harry Potter, J.K. Rowling, destapó la homosexualidad del director de Hogwarts en distintas entrevistas. “Independientemente de la confirmación en películas posteriores a la saga principal, y de lo que cada persona como individuo crea acerca del personaje, está claro que el hecho de declarar la disidencia de un personaje fuera del contenido que llega al público general no es una buena forma de representación o de lanzar un mensaje de diversidad”, opina Vega.

Las personas LGTBI intentan encontrar ejemplos queer, aunque nunca se llegue a confirmar que lo sean, por la falta de representación. Es algo que ocurre con algunos personajes animados, como los de la compañía Disney. Dos ejemplos claros son los personajes Shang Li, de Mulán, y Elsa, de Frozen, a los que el público considera representativos de la bisexualidad y el lesbianismo, respectivamente. Es por esta “no confirmación” de su sexualidad que en el live-action de Mulán Disney decidió eliminar directamente al personaje de Shang Li. La compañía quería evitar que no se estrenase en China, un mercado importante para Disney y donde este tipo de personajes suelen ser restringidos. Del mismo modo, nunca se llegó a confirmar si Elsa era lesbiana, a pesar de incluir en la segunda entrega de la película distintas escenas, con bastante química, junto a otro personaje femenino, por las demandas del público.

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