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El final de la guerra fría

El Papa Francisco llama a “la reconciliación en una atmósfera de tercera guerra mundial”

El papa Francisco a su llegada a la Habana.

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Diez minutos faltaban para las 16.00 horas cuando el avión de Alitalia tomó tierra en el aeropuerto internacional José Martí de La Habana. A las cuatro en punto se asomaba el Papa Francisco por la puerta de la aeronave, cuando comenzaban a escucharse gritos de bienvenida de cientos de cubanos que le esperaban agitando banderas, cubanas y del Vaticano.

El viento ha hecho que bajando las escaleras del avión se le cayera el solideo, que recogió enseguida. Al pie de las escaleras le esperaban el presidente de Cuba, Raúl Castro, que le ha saludado con un apretón de manos, y el Arzobispo de La Habana, el cardenal Jaime Ortega, con un abrazo fraterno.

Tras escuchar los himnos de Cuba y del Vaticano y las salvas de los cañones, Raúl Castro comenzó su discurso, más extenso en tiempo que el del Papa. El mandatario cubano ha centrado su intervención en la lucha contra las desigualdades de las que Cuba es víctima y ha citado en varias ocasiones los planteamientos que su hermano Fidel ha defendido en este sentido, durante su actividad política.

Tomando ocasión de los escritos que el Papa ha firmado últimamente sobre la lucha contra la pobreza, el deterioro del planeta y la defensa del medio ambiente, Castro ha repetido las mismas palabras que Francisco ha pronunciado recientemente en las que "reiteró la necesidad de practicar la solidaridad y luchar unidos contra las causas estructurales de la pobreza y la desigualdad, por la dignidad del hombre y se refirió a derecho a la tierra".

El presidente cubano, con el mismo patrón de su discurso cuando recibió a Benedicto XVI en 2012, y del de Fidel Castro en 1998 con Juan Pablo II, ha realzado los logros conseguidos por su país pese a las limitaciones impuestas desde fuera, al tiempo que ha cargado contra el embargo de Estados Unidos que todavía está vigente, "un bloqueo que provoca daños humanos y privaciones a las familias cubanas, es cruel, inmoral e ilegal y debe cesar", aunque Obama haya manifestado una rebaja del mismo hace tres días.

En este sentido, también ha criticado el hecho de que Estados Unidos siga ocupando Guantánamo. Castro ha puesto fin a su discurso agradeciendo al Papa su apoyo en el diálogo entre Estados Unidos y Cuba.

En su discurso de acogida, el Papa ha citado en tres ocasiones la palabra 'reconciliación', dos de ellas previstas en su discurso y la última en una frase improvisada justo al final del mismo cuando dijo que "el mundo necesita reconciliación en esta atmósfera de tercera guerra mundial por etapas que estamos viviendo"

Francisco ha manifestado la importancia de la cultura del diálogo y del encuentro como medio para superar obstáculos en las relaciones políticas. En efecto, además de recordar que "desde hace varios meses, estamos siendo testigos de un acontecimiento que nos llena de esperanza: el proceso de normalización de las relaciones entre dos pueblos, tras años de distanciamiento", el Santo Padre ha querido remarcar que dichos logros son un "signo de la victoria de la cultura del encuentro, del diálogo".

Francisco en la hoguera

Francisco en la hoguera

Con sus palabras, Francisco ha querido animar "a los responsables políticos a continuar avanzando por este camino y a desarrollar todas sus potencialidades, como prueba del alto servicio que están llamados a prestar a favor de la paz y el bienestar de sus pueblos, de toda América, y como ejemplo de reconciliación para el mundo entero".

Al comienzo de su discurso, además de saludar a las autoridades políticas, encabezadas por Castro, y a las autoridades católicas, con el cardenal Jaime Ortega y el presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Dionisio Guillermo, el Papa ha querido saludar al hermano de Raúl Castro, Fidel, con unas palabras especiales: "Quisiera pedirle a usted, señor presidente, que transmita mis sentimientos de especial consideración y respeto a su hermano Fidel. A su vez, quisiera que mi saludo llegase especialmente a todas aquellas personas que, por diversos motivos, no podré encontrar y a todos los cubanos dispersos por el mundo".

Las avenidas y calles que separan el aeropuerto de la ciudad estaban a rebosar por miles de cubanos que querían ver al tercer Papa que visitaba su país. Tanto las parroquias como los centros de trabajo han puesto todo de su parte para que el recibimiento fuera muy numeroso en todo ese espacio.

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