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Elecciones EEUU 2020

El retraso en el resultado podría afectar gravemente a la transición si gana Biden

Un cantante actúa frente a un monitor en el que se lee 'Cuenten cada voto' en McPherson Square, cerca de la Casa Blanca.

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Estados Unidos es un país de tradiciones en el plano electoral, en el que no se deja nada al azar. Se vota siempre el primer martes después del primer lunes de noviembre y el presidente toma posesión el 20 de enero siguiente. Pero entre una y otra fecha hay toda una serie de procesos que cumplir y que un retraso a la hora de conocer el resultado de las elecciones podría alterar. El presidente, Donald Trump, se apresuró a proclamarse vencedor y a denunciar un injustificado "fraude" en la misma noche electoral, además de amenazar con recurrir al Tribunal Supremo, si bien por lo pronto su campaña se ha limitado a presentar recursos en algunos de los estados más disputados, como Georgia, Michigan, Pensilvania y Nevada.

Aún está por ver el impacto que estos recursos puedan tener sobre el recuento, todavía en curso, y cuánto se podría dilatar en el tiempo una eventual pugna en los tribunales entre los dos candidatos. Ya en 2000, fue el Tribunal Supremo el que terminó decidiendo las elecciones al dar la victoria al republicano George W. Bush por 537 votos en Florida y con ello la mayoría en el Colegio Electoral. Los plazos importan porque el resultado por estados tiene que estar confirmado, con todos los eventuales recursos y litigios resueltos, antes del 8 de diciembre. Debido a que lo que los estadounidenses votan no es a su presidente, sino a las personas que representarán a su estado en el Colegio Electoral, es fundamental que para ese día esté claro quiénes son.

El Colegio Electoral debe reunirse el 14 de diciembre para que los compromisarios de cada estado emitan sus votos, que serán contabilizados en una sesión de las dos cámaras del Congreso el 6 de enero. El encargado de anunciar al presidente será el vicepresidente, Mike Pence, en su calidad de presidente del Senado y el mandato arrancará formalmente el 20 de enero. Esto, si todo sigue los cauces normales y para entonces ya hay un ganador claro, tanto si es Biden –que ahora mismo es el que tiene más opciones– como si es Trump el que repite por otros cuatro años más en la Casa Blanca. Si no fuera así, también está todo previsto para que el 20 de enero haya presidente de Estados Unidos. Así, si en algún estado para el 8 de diciembre no se ha proclamado un ganador –todos los estados salvo Maine y Nebraska dan sus delegados al candidato más votado– lo más probable es que bien el legislativo estatal o el gobernador envíen el voto de dicho estado.

Ya en el pasado, se han dado casos en los que un estado ha enviado dos votos diferentes para que sean contados el 6 de enero. En general, esto ocurre cuando el legislativo estatal está dominado por un partido y el gobernador pertenece al otro. Para evitar esta dicotomía, existe una ley que prevé que si la Cámara de Representantes y el Senado no se pueden poner de acuerdo respecto a qué voto es el legítimo, entonces el que prevalecerá será el remitido por el gobernador. 

En caso de votación en la Cámara de Representantes, esta se hace por delegaciones por estados, y no a titulo nominal de cada congresista, una tesitura que podría ayudar a Trump y no a Biden, ya que los republicanos controlarían más de estas delegaciones, incluso después de estas elecciones, según los expertos. Y llegado el caso, si para el 20 de enero la Cámara de Representantes no ha podido elegir un presidente, entonces sería el vicepresidente electo –cuyo nombramiento correspondería al Senado– el que tomaría las riendas del país hasta que se resuelva la elección del jefe de Estado. Indudablemente, si la designación del inquilino de la Casa Blanca tiene que llegar a estos extremos, eso sin contar con la posibilidad de que Trump se niegue a pasar el testigo o busque obstaculizar el proceso –un temor que se ha vuelto más real a la luz de sus declaraciones tras los comicios–, el proceso de transición de una administración a la siguiente si gana Biden se vería seriamente perjudicado.

Período de transición

El periodo entre las elecciones y el 20 de enero, en los casos en que hay cambio de presidente, tiene una función muy destacada en Estados Unidos, ya que permite al mandatario entrante ir conformando a su equipo e ir tomando contacto con la Administración saliente, en aras de empaparse de todos los aspectos de la maquinaría del Estado. Es durante esos dos meses cuando el presidente entrante lleva a cabo el proceso de selección de su equipo de gobierno, una tarea ardua si se tiene en cuenta que en Estados Unidos hay 4.000 cargos políticos. Tener que esperar por ejemplo hasta diciembre, demoraría este proceso, algo que ya le ocurrió en su día a George W. Bush. 

Biden acaricia la victoria mientras los jueces plantan cara a Trump en su intento de parar el recuento

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No obstante, por regla general, los nuevos aspirantes a la Casa Blanca simultanean durante los meses previos a las presidenciales la campaña electoral con la preparación de la eventual transición. Así lo ha hecho también Joe Biden, que incluso ya ha lanzado la web de su equipo de transición: www.buildbackbetter.com, como su lema de campaña. En ella, sostiene que aunque el recuento aún no ha concluido, el país se enfrenta a graves crisis, "desde una pandemia hasta una recesión económica, desde el cambio climático hasta la injusticia racial" y por ello su equipo de transición "continuará preparándose a toda velocidad para que la Administración Biden-Harris pueda comenzar a trabajar desde el primer día". 

En todo caso, mientras no sea el vencedor oficial, el proceso para elegir a los miembros de su gabinete se verá lastrado, ya que solo se podrá comprobar sus antecedentes en el archivo del FBI pero no trabajar con la Oficina de Ética del Gobierno, un paso clave en la validación de los futuros secretarios. Normalmente, las administraciones entrantes inician esta fase a principios o mediados de diciembre. Igualmente, según explica el portal Político, los miembros del equipo de Biden no podrán acceder en ese tiempo a las sedes de las agencias federales, lo que dificultará su conocimiento de todos y cada uno de los departamentos y tendrá un impacto a la hora de la toma de decisiones y de fijar la agenda del nuevo presidente. 

Dada la actitud mostrada hasta ahora por Trump, parece fácil pensar que el presidente podría optar por ponerle difícil todo el proceso a Biden. "Todo depende en parte de si Trump puede o no transitar por las distintas fases de dolor de forma un poco más constructiva y rápida de lo que lo ha hecho hasta ahora", señala a Politico una fuente de la campaña de Biden. Por ahora, en todo caso, el inicio de la transición no parece estar cerca, a tenor de la postura de Trump. "Todos los estados recientemente reclamados por Biden serán legalmente disputados por nosotros por fraude en el voto y fraude electoral estatal", ha asegurado en su Twitter, asegurando contar con "numerosas pruebas". "Ganaremos. América primero", ha zanjado.

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