Con el 20,7% de los votos, los ecologistas son la estrella política indiscutible de las elecciones europeas del otro lado del Rin. No sólo duplican el número de diputados en el Parlamento Europeo, sino que llegan para transformar la jerarquía política nacional al convertirse en el segundo partido de Alemania por delante del SPD. Y esta vez en las urnas, no temporalmente en los sondeos.
Mientras el dúo de conservadores/socialdemócratas ha perdido la mayoría absoluta en el Parlamento Europeo, los Verdes tienen la intención de influir allá donde puedan hacerlo, comenzando por la elección del presidente de la Comisión Europea. Ska Keller, una de las dos cabezas de la lista verde, ha fijado ya el precio del apoyo verde: “Lo que nos interesa es que nuestras propuestas sean tomadas en cuenta”, explica.
Los cambios que aporta la victoria de Los Verdes afectan sobre todo a Alemania y relanzan el proceso de recomposición del paisaje político dominado durante décadas por el tríptico de conservadores (CDU/CSU), socialdemócratas (SPD) y liberales (FDP). Los Verdes aparecieron en 1980 al calor de los movimientos pacifistas antimisiles y antinucleares. Diez años más tarde, con la caída del muro de Berlín, el PDS de Alemania del Este (ex SED y futuro Die Linke) se incorporó a la carrera haciendo pasar a cinco el número de partidos presentes en el Bundestag. Finalmente, las crisis del euro en 2008 y después la de inmigrantes en 2015 han provocado la creación de un sexto partido, Alternativa por Alemania (AfD), primero anti europeo y luego anti refugiados e islamófobo.
Hasta ahora, el aumento del número de partidos no había dado un giro a la jerarquía tradicional, colocando a la Unión Conservadora y al SPD por encima de las pugnas de los pequeños partidos. Desde el pasado domingo, ese tiempo ha pasado. Como demuestran los análisis electorales, Los Verdes han hecho el sorpaso al SPD al recuperar votos de todos los partidos en liza. Por la izquierda, 1,2 millones de electores del SPD y 600.000 de Die Linke. Por la derecha, más de un millón de votos procedentes del campo conservador y cerca de 500.000 votos liberales, sin olvidar unos 100.000 procedentes directamente de la AfD.
Sobrerrepresentados en el grupo de edad de 18-24 años con un tercio de los votos, Los Verdes están también presentes, en primera o en segunda posición, en todos los grupos de edad hasta 59 años. Sólo más allá de esa edad se sitúan en su “tradicional” tercer lugar. Considerados durante mucho tiempo como los “hippies” de la política alemana, los ecologistas son ya aceptados en todos los lugares y por todo el mundo, sobre todo en los ambientes urbanos, donde han conseguido las mejores marcas, como en Berlín, Hamburgo y Munich.
“Es la primera vez que el cambio climático juega un papel tan importante en unas elecciones”, decía el domingo a la cadena ARD el jefe de Los Verdes alemanes, Robert Habeck. En efecto, la temática del clima y de la defensa del medio ambiente se ha convertido en la prioridad número uno de los votantes alemanes, por delante de las cuestiones de seguridad y la inmigración.
Pero esta recuperación del interés no data de ayer. El problema climático ha vuelto a estar de moda gracias a la política escéptica de Donald Trump sobre el clima y también por el escándalo del diésel y la polémica sobre la prohibición de circulación en el centro de las grandes capitales. Desde 2015, las repetidas revelaciones sobre el engaño de los fabricantes de coches alemanes han terminado por sensibilizar a grandes capas de la población sobre el problema de la emisión de gases y partículas. La sequía que ha sacudido al país el pasado verano no ha hecho sino reforzar el sentimiento de urgencia experimentado por mucha gente.
Por supuesto, la acción de los sucesivos gobiernos, primero conservador liberal y después de gran coalición, ha contribuido también en gran medida a reforzar a los ecologistas. En 2011, Angela Merkel legitimó la parada progresiva de lo nuclear, decidida en 2001 por el gobierno Schröder y sus aliados ecologistas, decretando un final de las centrales aún más radical. Más tarde, a partir de 2013, los gobernantes alemanes han cedido también bastante frente a los lobbies económicos y sindicales y al clientelismo, lo que ha conducido al estancamiento de la transición energética y al aumento enorme de su coste.
Los estudiantes del Friday for future reprochan cada semana al Gobierno alemán que hace demasiado poco y demasiado despacio para proteger el clima. Esa es también la razón del ataque lanzado en YouTube unos días antes de las elecciones. La última semana, el youtuber Rezo, de 26 años, estrella de las redes sociales alemanas, colgó un vídeo muy seguido de 55 minutos contra la política climática pro industrial de la CDU/CSU y del SPD. En una semana el vídeo fue visionado más de 12 millones de veces.
Pillados por sorpresa justo antes de las elecciones en un terreno, Internet, en el que las dos formaciones políticas se ven como dinosaurios, la CDU/CSU y el SPD han rechazado las críticas de forma torpe y embarullada. El resultado ha sido que el pasado sábado, una alianza de 70 youtubers hizo un llamamiento a boicotear a los dos partidos. En este asunto, la CDU/CSU y el SPD se han mostrado muy crispados y han confesado sus dificultades para dirigirse a los jóvenes votantes a través de las redes sociales.
“Ahora Los Verdes no se contentan con ser buenos sobre el clima y el medio ambiente. Se han revelado como la antítesis de la AfD, están a favor de una sociedad abierta que acoja a inmigrantes de una manera racional y a favor de una Alemania integrada en Europa. Muchos votantes lo han recompensado”, comenta el consultor político Johannes Hillje, recordando que el titular del contrato de la coalición entre la CD/CSU y el SPD empieza por la promesa de Un nuevo comienzo para Europa. “Europa es como la lucha por el clima, los alemanes están mayoritariamente a favor. Ahora bien, los partidos de la coalición han sido incapaces de ofrecer algo. Sobre Europa es aún peor porque han sido incapaces de formular contrapropuestas frente a Macron”, precisa Johannes Hillje.
Al lado de los ecologistas, los dos partidos de la coalición tienen un aspecto lamentable. La presidenta del SPD, Andrea Nahles, ha anunciado que no dimitirá, aunque se ha enfrentado ya a insistentes rumores de derrocamiento. En cuanto a la nueva presidenta de la CDU y heredera de Merkel, Annegret Kramp-Karrenbauer, las malas lenguas la llaman “la canciller becaria”. Otros se preguntan ya si su trayectoria no va a ser como la de Martin Schulz, obligado a dimitir de la presidencia del SPD menos de un año después de haber sido elegido con el 100% de los votos a su favor.
Para entender bien las perspectivas y estrategias futuras de los partidos alemanes hace falta un recorrido por el calendario. El 1 de septiembre se renovarán los parlamentos regionales de Sajonia y Brandeburgo y el 27 de octubre el de Turingia, los länder más poblados del Este. Por otra parte, Sajonia está dirigida por un ministro-presidente de la CDU y Brandeburgo y Turingia por ministros-presidentes del SPD. Ahora bien, en estas tres regiones, el partido de extrema derecha AfD no sólo ha conseguido unos resultados récord en 2017 sino que ha llegado en cabeza en las elecciones europeas. Si la AfD confirma sus resultados en otoño, la extrema derecha podría permitirse el lujo de presidir un land o al menos participar en un gobierno regional, algo que nunca ha hecho hasta ahora.
Se comprende fácilmente que unas pérdidas así serían fatales para el SPD. En cuanto a la CDU, no está excluido que su federación regional de Sajonia escoja, en contra de Berlín, aliarse con la extrema derecha como el difunto modelo austríaco del excanciller Kurz. Si se dieran estos escenarios, que no puede excluirse, será difícil imaginar que el SPD permanezca en la coalición. Esto podría desembocar en la disolución de la actual gran coalición y la formación de otro gobierno, con o sin nuevas elecciones. Si ese caso concreto se produce, que implica una salida prematura de Angela Merkel de la cancillería, Los Verdes han hecho ya saber que estarían abiertos a negociar con los conservadores.
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Traducción de Miguel López.
Aquí puedes leer el texto original en francés:
Con el 20,7% de los votos, los ecologistas son la estrella política indiscutible de las elecciones europeas del otro lado del Rin. No sólo duplican el número de diputados en el Parlamento Europeo, sino que llegan para transformar la jerarquía política nacional al convertirse en el segundo partido de Alemania por delante del SPD. Y esta vez en las urnas, no temporalmente en los sondeos.