Arizona lucha por abanderar el derecho al aborto en Estados Unidos

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Patricia Neves (Mediapart)

A finales de septiembre, nada parece perturbar la rutina diaria en la clínica del Dr. Goodrick, en Phoenix (Arizona). En la recepción, una atareada secretaria intenta ayudar a los pacientes en inglés y español. En los pasillos, entre los numerosos cuadros de úteros rosas, se pasea un perrito consolando a las que acaban de salir del quirófano, que acaban de abortar. Un cartel de la entrada es lo único que revela las dificultades a las que ha tenido que hacer frente la clínica en los últimos tiempos.

“Aquí, en esta casa”, dice el cartel, “le estamos tocando las narices al Tribunal Supremo”.

“En serio, que se jodan todas esas alimañas. […] Nunca nos pararán.” En los últimos meses, en Estados Unidos, Arizona se ha convertido en el epicentro del debate sobre los derechos reproductivos, en particular el acceso al aborto.

Todo empezó en la primavera de 2022, cuando cayó un diluvio de restricciones sobre este Estado del suroeste, históricamente conservador, cuna de Barry Goldwater, icono de la derecha estadounidense.

Primero fue la prohibición del aborto después de quince semanas de embarazo, después la prohibición prácticamente total del aborto en septiembre de 2022 y de nuevo en abril de 2024, cuando los tribunales locales, incluido el Tribunal Supremo de Arizona, reintrodujeron una ley que tenía más de ciento cincuenta años. Una ley que prevé hasta cinco años de cárcel para cualquier profesional que practique abortos y ninguna excepción para las pacientes, ni siquiera en casos de violación o incesto.

Trump en apuros

Ante las protestas de abril, el candidato a la reelección, Donald Trump, se vio obligado a reaccionar. Arizona, uno de los Estados clave para las elecciones presidenciales, incluido el condado de Maricopa, donde vive el 60% de la población en torno a Phoenix, la capital, ya no es un bastión republicano.

Aunque Trump se jacta cada poco de haber nombrado a los jueces conservadores del Tribunal Supremo que derogaron el derecho constitucional al aborto en 2022, sabe que esa derogación sigue siendo muy impopular en todo el país. Casi dos tercios de los americanos defienden el aborto libre y creen que el procedimiento debería ser legal en todos o en la mayoría de los casos.

Consciente de que el tema del aborto podría costarle Arizona e incluso las elecciones presidenciales de noviembre, Trump tuvo que rectificar en abril prometiendo que una nueva ley sustituiría pronto a la anterior. “La ley cambiará”, dijo para tranquilizar.

En Arizona, sin embargo, tuvo que convocarse en tres ocasiones el Congreso conservador local, a pesar de las presiones de Trump, para llegar a los votos suficientes para legalizar de nuevo el aborto. Ahora se permite el aborto hasta las quince semanas de gestación.

Ya van siete referendos a favor del aborto

Sin esperar ya nada de los conservadores ni de Donald Trump, un nutrido grupo de mujeres decidió tomar las riendas de su destino. “Varias de mis empleadas se ofrecieron voluntarias para conseguir firmas”, explica Gabrielle Goodrick. Su objetivo era obtener votos suficientes para someter directamente al pueblo, en referéndum, la posibilidad de incluir el aborto en la Constitución.

En todo el país, estas iniciativas ciudadanas se han convertido en la herramienta más poderosa utilizada por los proabortistas para devolver a las mujeres americanas el derecho a decidir por sí mismas si interrumpen o no un embarazo.

Siete estados ya han decidido la cuestión del aborto en referéndum. Todos han votado a favor de proteger el derecho al aborto, incluidos algunos Estados ultraconservadores como Kansas y Ohio. En Phoenix, a nadie se le escapa el éxito de estas votaciones populares.

“Hemos hecho cursos de formación para recoger firmas y hemos puesto carteles por todas partes pidiendo a la gente que se registrara para votar si todavía no lo había hecho”, cuenta Gabrielle Goodrick.

En total, las voluntarias en la campaña por el aborto voluntario recogieron en Arizona más de 500.000 firmas. En noviembre, con motivo de las elecciones presidenciales, Arizona también votará para incluir el derecho al aborto en su Constitución. Otros doce Estados del país seguirán su ejemplo.

El mero hecho de que el derecho al aborto se someta a votación popular es en sí mismo una victoria. En Arizona, los conservadores locales trataron de impedir que se celebrara el referéndum o de influir en él por todos los medios posibles.

Hemos ido por todas partes, buscando a todos y cada uno de los votantes. No ha sido fácil

Catherine Nichols, directora de Arizona List, que hace campaña para la elección de mujeres a puestos de poder en la administración pública, ha ocupado un lugar destacado en esta batalla por el aborto. Durante nueve meses, todos los martes por la tarde, formó a activistas para que recogieran firmas “en la calle, en las librerías, a las puertas de la administración de matriculación de vehículos, e incluso delante de los centros de reciclaje y clasificación de residuos”.

“Hemos ido por todas partes, buscando a cada votante. No ha sido fácil”, explica a Mediapart. En Arizona, un Estado fronterizo con México que tiene cuatro desiertos y temperaturas que a menudo superan los 40 grados, “la gente no sale fácilmente de casa”.

Por otro lado, las tropas conservadoras también han sido incansables, tratando de imponer su visión y su lenguaje hasta el final. Una vez más, con la ayuda del Tribunal Supremo estatal. “En el folleto educativo que se enviará por correo a cada votante [supuestamente para explicar el objetivo del referéndum -ndr], el término ‘feto’ será sustituido desgraciadamente por la expresión ‘niño no nacido’”, lamenta Catherine Nichols, una terminología muy del gusto del movimiento conservador antiabortista.

“Cambiar el lenguaje para que la gente cambie de actitud y la idea de que la vida comienza en el momento de la concepción forma parte de la estrategia de los conservadores”, opina Rachel Rebouché, profesora de Derecho especializada en derechos reproductivos en la Universidad Temple de Filadelfia (Pensilvania).

Sé que si hablo de atención sanitaria, los tengo ganados. Si empiezo la conversación hablando del aborto, provocaré una reacción

De momento, sus esfuerzos en Arizona parecen vanos. La mayoría de los votantes se declara a favor del referéndum. Desde 2022, “el debate sobre el aborto ha cambiado, centrándose en la cuestión del acceso a la atención sanitaria”, explica Catherine Nichols: “Desde que hablamos de atención sanitaria ha disminuido el tabú y el estigma ligados al aborto”.

Elma Álvarez, del Partido Demócrata local, está de acuerdo. “Sé que si hablo de atención sanitaria los tengo ganados. Si empiezo la conversación hablando del aborto, provocaré una reacción, sobre todo entre la gente mayor”, dice esta maestra de escuela, que participó en la recogida de firmas en Tucson, al sur de Arizona, y ahora va de puerta en puerta para convencer a los votantes progresistas de que vayan a votar, sobre todo en su comunidad hispana. Los latinos representan una quinta parte del electorado en Arizona.

Elma Álvarez presta especial atención a estas personas mayores, sobre todo a las matriarcas, conocidas generalmente como “nanas”, las abuelas. Las “nanas” tienen “mucho poder en la cultura mexicana”, explica Álvarez: “Son las guardianas de la familia, las que dicen a quién tienes que votar”. Como todos los americanos, la población latina defiende ahora el derecho al aborto.

Esperanza en las urnas

Para la izquierda, el asunto se ha transformado en victorias electorales. En 2022, Arizona eligió a un gobernador progresista. Las elecciones de noviembre también podrían permitir a los demócratas mantener su preciada mayoría en el Senado gracias al escaño de Ruben Gallego, que se presenta en Arizona contra un candidato extremista antiabortista y pro-Trump.

Kamala Harris ha hecho de la cuestión de los derechos reproductivos uno de sus principales argumentos de campaña. Sobre el terreno, la candidata demócrata no ha parado de hablar de libertad de elección y de señalar con el dedo a su oponente. “Arizona acaba de retroceder en el tiempo”, criticó Harris en abril. […] Y sólo hay un culpable: Donald Trump”.

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En 2020, Joe Biden ganó Arizona por un estrecho margen de 10.457 votos. Las últimas encuestas muestran a Trump y Harris bastante igualados, con intenciones de voto dentro del margen de error. En Phoenix, los sanitarios de la clínica del Dr. Goodrick no se lo toman a broma. Han colocado un ejemplar de El cuento de la criada, de Margaret Atwood, en una estantería junto a la nevera de su sala de descanso. “Las pacientes ahora vienen a consulta en cuanto se dan cuenta de que tienen retraso con la regla, por miedo a quedarse embarazadas, debido a esas estúpidas prohibiciones”.

Gabrielle Goodrick, por su parte, es optimista. 2022 fue un año especialmente difícil, recuerda. “Tuvimos que cerrar durante quince días, como la mayoría de las clínicas. Los pacientes que teníamos que atender no sabían qué hacer. Cuando volvimos a abrir, la mayoría no había podido acceder a la atención sanitaria. La situación era muy confusa. La gente estaba asustada. Al menos ahora tenemos el referéndum…”.

Traducción de Miguel López

A finales de septiembre, nada parece perturbar la rutina diaria en la clínica del Dr. Goodrick, en Phoenix (Arizona). En la recepción, una atareada secretaria intenta ayudar a los pacientes en inglés y español. En los pasillos, entre los numerosos cuadros de úteros rosas, se pasea un perrito consolando a las que acaban de salir del quirófano, que acaban de abortar. Un cartel de la entrada es lo único que revela las dificultades a las que ha tenido que hacer frente la clínica en los últimos tiempos.

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