Una mujer es asesinada cada dos días en Canadá y lo más probable es que sea indígena
Diciembre de 2022. Kerra y Cambria Harris no esperaban convertirse en representantes de las mujeres indígenas desaparecidas y asesinadas. Las dos jóvenes perdieron a su madre, Morgan. Llevaba desaparecida varios meses y, según la policía, algunos de sus restos se encuentran en un vertedero de la ciudad de Winnipeg, en Manitoba (oeste de Canadá). La policía afirma que la tarea es demasiado compleja para encontrarlos por completo.
Cambria afirma: "Estas mujeres, que nos han dado la vida, son sagradas y siempre deben ser tratadas como tales. Sigue ocurriendo y dejamos que ocurra. Nadie hace nada".
Con lágrimas en los ojos y algún sollozo de vez en cuando, Kerra y Cambria hablaron en Otawa ante una audiencia de representantes políticos autóctonos de todo el país. Envueltas en mantas donadas por otras mujeres indígenas en muestra de apoyo, las hermanas expresaron su consternación y volvieron a pedir que la policía inspeccionara el vertedero.
Morgan Harris forma parte de una larga lista de mujeres autóctonas asesinadas en una de las ciudades más racistas del país. Ya se han producido cinco muertes sospechosas en los últimos meses.
En Canadá, esas mujeres tienen hasta 12 veces más probabilidades de ser asesinadas que las demás. Desde 1980, han sido asesinadas o han desaparecido casi 1.200 mujeres indígenas ante una indiferencia casi total. Proporcionalmente, esta cifra oficial equivaldría a 55.000 mujeres francesas.
Un reciente informe confirma que las mujeres indígenas representan el 36% de las víctimas de feminicidio en Canadá, a pesar de que sólo constituyen el 5% de la población total del país, de 38 millones de habitantes, según el Observatorio Canadiense del Feminicidio para la Justicia y la Rendición de Cuentas (CMJCA).
Según las familias, las investigaciones suelen ser chapuceras. No se toman en serio y a las víctimas se les suelen endosar estereotipos: no son "más que" drogadictas, prostitutas o alcohólicas. En resumen, son responsables de lo que les pasa.
Según Michèle Audette, primera mujer indígena elegida senadora en Canadá, la situación es una consecuencia más de las políticas colonialistas aplicadas en el país. "Durante mucho tiempo, las comunidades religiosas y políticas han permitido las palizas, la humillación y la violencia contra las mujeres indígenas. Tenemos pruebas en los archivos", explica Audette, que también fue comisaria de la gran investigación nacional sobre mujeres y niñas indígenas desaparecidas y asesinadas (2016-2019).
Explosión de feminicidios en todo el país
En términos generales, el último informe del CMJCA da fe de una explosión de feminicidios en el país. En total, fueron asesinadas 184 mujeres en Canadá el año pasado, un aumento del 27% respecto a 2019. Esto significa que al menos una mujer es asesinada cada dos días. Eso sin contar las víctimas colaterales de esos asesinatos, como los hijos.
Marci Ien, ministra federal de la Mujer, Igualdad de Género y Juventud, lo califica como "un problema de seguridad nacional que requiere una respuesta de todos los niveles de gobierno".
La situación de las mujeres es peor que antes de la pandemia, afirma Crystal Giesbrecht, miembro del comité asesor de expertos del CMJCA: "Se trata de la pobreza, el empleo, los trabajos no remunerados, el cuidado de los hijos, la pérdida de independencia y, por supuesto, la violencia sexual y el feminicidio por parte de la pareja", afirma, alarmada por la situación.
Casi el 60% de las víctimas fueron asesinadas por su pareja o ex pareja.
Otra miembro del CMJCA, Claudette Dumont-Smith, cree incluso probable que estas cifras aumenten este año. Con amargura, afirma que "no le sorprende".
De hecho, es difícil no subrayar una vez más la importancia numérica de las mujeres indígenas en todas esas cifras. "Saskatchewan y Manitoba tienen las tasas más altas de feminicidio. Esto se debe al número desproporcionado de feminicidios de mujeres indígenas, así como a la mayor tasa de feminicidios en zonas no urbanas", afirma Crystal Giesbrecht.
Pero, ¿qué podría explicar este incremento? Según Manon Monastesse, directora ejecutiva de la Federación de Refugios de Mujeres, la pandemia ha tenido un impacto significativo.
"En Quebec no hubo feminicidios durante la pandemia y los confinamientos, porque los hombres tenían un control total sobre sus mujeres. Era la expresión absoluta del control coercitivo en estado puro", afirma Monastesse. Pero cuando terminó, las mujeres volvieron al trabajo, a verse con sus colegas, sus amigos, y ahí, yo no lo llamaría una ola, sino un tsunami de feminicidios", añade.
Para ella, los hombres han perdido ese control absoluto sobre sus esposas y eso es lo que les ha llevado a matarlas. "Esta situación nos demuestra que cuando un hombre mata, es cuando ya no tiene control sobre su pareja", prosigue.
¿Cuál es la solución?
Al Observatorio le gustaría que el feminicidio se incorporara al Código Penal canadiense y se tipificara como delito independiente. "Está bien documentado que en los casos de feminicidio, los cargos de asesinato a menudo se rebajan a homicidio involuntario, lo que se conoce como "atenuante de intimidad". Reconocer el feminicidio como delito independiente ayudaría a corregir esta disparidad", argumenta Crystal Giesbrecht.
El gobierno federal afirma que se compromete "a subsanar las lagunas del Código Penal para garantizar una respuesta firme de la justicia". Señala que "se han iniciado consultas sobre la inclusión del feminicidio en el Código Penal". Pero en general, el Ministerio de Justicia canadiense considera que ya existen mecanismos para castigar a los asesinos de mujeres en la medida que se merecen.
También hace mención a las grandes sumas de dinero –300 millones de dólares– invertidas en refugios y centros de apoyo a las víctimas.
En el terreno legislativo, Dumont-Smith cree que las penas deberían ser más duras para los hombres que matan a mujeres. "De momento, el mensaje es: 'No es tan grave si asesinas a una mujer. Menos aún si es indígena", afirma.
Habría que desarrollar también un enfoque específico para esas mujeres. La senadora Michèle Audette cree que cuando la atención se centra en la policía, ésta hace un esfuerzo, pero pronto reaparece la "vieja cultura".
Pero también ha habido aspectos positivos. Manon Monastasse recuerda, por ejemplo, que hace poco más de un año se crearon cinco tribunales especializados en violencias sexual y doméstica. Sin embargo, ese proyecto piloto fue criticado por la judicatura, por considerar que ponía en tela de juicio los principios fundamentales de la presunción de inocencia y la imparcialidad del tribunal.
El último asesinato machista eleva a 15 las mujeres asesinadas por violencia de género en 2023
Ver más
La provincia de Quebec ha puesto en marcha numerosos planes de acción para abordar el problema, pero para ella "todos estos planes deben converger y ser complementarios. Necesitamos estrategias integradas", admitiendo que también hay que abordar las raíces del problema: el patriarcado.
Traducción de Miguel López