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“Quiero que las mujeres se digan a sí mismas: 'Madame Pelicot lo hizo, yo puedo hacerlo"

Gisele Pelicot sale del tribunal penal de Avignon (Francia), el 23 de octubre de 2024, donde se celebra el juicio contra su exmarido.

Christophe Gueugneau (Mediapart)

Avignon (Vaucluse, Francia) —

Eran más de las 11.00 horas de este miércoles 23 de octubre y Gisèle Pelicot abandonaba el asiento que le había sido asignado desde el 2 de septiembre, en el extremo derecho de la sala de juicios, debajo de los fiscales, y enfrente, al otro lado, su ex marido, Dominique Pelicot. Junto con otros cincuenta hombres, está acusado de haber violado y hecho violar a su mujer, drogándola previamente, durante diez años. Todo bajo la atenta mirada de las cámaras.

El juicio está en su octava semana. Durará una docena. Después del grupo de seis acusados interrogados hasta ahora, aún quedarán una docena más. Luego vendrán los alegatos finales.

Gisèle Pelicot deja su asiento para subir al estrado frente al presidente. Aquí es donde los acusados –la treintena que comparecen en libertad– se han sentado para dar su versión sobre lo que se les acusa, algunos reconociendo los hechos, otros negándolos o minimizándolos. En el estrado de los testigos, amigos y familiares se acercan para decir lo buen padre, marido cariñoso e hijo servicial que era el hoy juzgado. Y, por último, es el estrado donde los expertos diseccionan la personalidad, la psique, la sexualidad, las tendencias y los impulsos de los acusados.

Gisèle Pelicot los ha escuchado, a todos, todos los días. Fue ella quien pidió que se levantara el secreto de sumario. Fue ella quien pidió que se difundieran las decenas de vídeos de sus violaciones. Por eso, cuando sube al estrado, ella, como muchos otros, no puede evitar emocionarse. Comenzó diciendo lo "dolida" y "cuestionada" que se había sentido en "estas últimas semanas". También recordó que había sido víctima de "un centenar de violaciones", pero explicó que había "decidido no ir a un juicio a puerta cerrada", tras "darse cuenta de que [no] tenía nada de lo que avergonzarse y de que [no] tenía nada que reprocharse". "Hay que ser fuerte para estar hoy en este tribunal", añadió.

Dicho esto, Gisèle Pelicot comenzó su declaración dirigiéndose "al señor Pelicot", al que no iba a poder "mirar a la cara porque la carga emocional está ahí", "tras cincuenta años [junto a él]". "Dominique, hemos pasado cincuenta años juntos, y he sido una esposa feliz y realizada", comenzó. Ella mira al frente; él mira a sus pies desde su cubículo de cristal. Pero ella continúa: "Has sido para mí un hombre amable y atento, y he tenido plena confianza en ti".

En resumen, Gisèle Pelicot parece casi como las esposas, exesposas, madres, hermanas o amigas de los otros acusados. Traza un retrato que podría calificarse de amigable: "A menudo le decía 'qué suerte tengo de tenerte a mi lado'". O también: "A todos nuestros amigos les caía bien, compartíamos vacaciones, cumpleaños, Navidades, todo eso para mí era armonía".

Y luego, en este relato, aflora la cruel realidad, por ejemplo cuando ella dice: "Durante esos diez años en que tuve esas lagunas mentales, él me acompañó a los neurólogos, o a hacerme un escáner, o al ginecólogo". Y aquí tenemos al marido considerado, que es también el violador de su propia mujer, capaz de drogarla poniendo en riesgo su salud. Todo lo que Gisèle Pelicot aún intenta comprender: "Sigo sin entender cómo este hombre ha llegado a este punto, cómo mi vida ha dado un vuelco". Luego, dirigiéndose a Dominique Pelicot, dice: "¿Cómo pudiste dejar entrar a esta gente en nuestra casa, conociendo mi aversión a la pareja abierta?".

Definición de violación

El presidente del tribunal, Roger Arata, también se interrogó en particular sobre el "móvil": "¿Qué pudo motivar al Sr. Pelicot a obtener una droga, a administrársela, a utilizar este preparado, a desvestirla con engaños e incluso a introducirle objetos?" Una hipótesis en particular surgió durante la vista: Gisèle Pelicot engañó a su marido en los años 80. ¿Podrían ser las violaciones infligidas treinta años después una forma de venganza, "una forma de humillación unida a actos sexuales?"

"Lo he pensado", responde Gisèle Pelicot. Dice que "a menudo se ha sentido responsable" de haber incumplido "el contrato [matrimonial], de haber tenido este amante en [su] vida". "Pero treinta años después, no lo entiendo", corrige inmediatamente. Sobre todo porque, según su relato, la pareja había hablado mucho de ello. "Dominique Pelicot fue mi primer hombre, el segundo fue mi amante", casi se disculpa la víctima.

Roger Arata también quiere interrogar a Gisèle Pelicot sobre otro aspecto que surgió durante las audiencias del juicio: la "racialización de los contactos" –por "contactos" se refiere a los acusados, los hombres que acudieron por invitación de Dominique Pelicot–, "la búsqueda de personas de color, el deseo de añadir algo que pudiera interpretarse como una humillación más".

Estoy aquí sin ira ni odio, pero con la determinación de cambiar la sociedad

Gisèle Pelicot

Respuesta de Gisèle Pelicot: "Al principio de mi declaración me preguntaron si era racista. No tengo ningún problema con la gente de color, pero sigo teniendo derecho al libre albedrío cuando se trata de parejas". Un poco más tarde, se pregunta: "Quizá le excitaba esta forma de actuar".

Sin embargo, Dominique Pelicot no es el único objetivo. Las palabras de los demás acusados o de sus familiares en su defensa son vividas como "violencia" por Gisèle Pelicot. "Cuando veo a uno de los acusados la semana pasada, que entró sin mi consentimiento, ¿sabe que ha venido a violar a una mujer de 72 años?" O: "Otro de los acusados subió al estrado la semana pasada y dijo que él no es un violador, y que de todas formas yo era vieja, y que si me hubiera violado, habría elegido a una más guapa".

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Y en otro momento: "Cuando veo a esta joven que viene y casi se disculpa por haber rechazado las insinuaciones [de uno de los acusados] y por eso vino a violar a Madame Pelicot, eso cuestiona la definición de violación". "El perfil del violador no es el de alguien en un aparcamiento por la noche, el violador está en la familia, no sospechamos de él", afirmó Gisèle Pelicot.

Luego, preguntada sobre el remordimiento mostrado por ciertos acusados dice: “Escucho estas disculpas, pero son inútiles porque cuando [los acusados] se disculpan, se disculpan ellos mismos. Hoy venimos a llorar, tomamos el kleenex, lloramos, estoy completamente cerrada a eso".

La vista se suspende y está previsto que Gisèle Pelicot vuelva a intervenir dentro de unas semanas, una vez que todos los acusados hayan podido declarar. El calvario está lejos de haber terminado.

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