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El #MeToo llega a la música francesa: siete mujeres acusan de violencia sexual a un conocido compositor

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Donatien Huet (Mediapart)

Nolwenn*, directora y fotógrafa, preparaba un vídeo musical para un músico en 2023. Cuando preguntó por las ayudas económicas que podría recibir, esta residente en Nantes (Loira-Atlántico) fue a dar a la página web del Centro Nacional del Cine y de la Imagen Animada (CNC) dedicada a vídeos musicales, donde se puede ver que el presidente del comité que concede las subvenciones es el compositor Arnaud Rebotini. “Me horrorizaba la idea de que mi trabajo cayera en sus manos y que él decidiera", afirma. “De repente decidí no enviar ninguna solicitud porque toda esta historia se volvió en mi contra". 

La "historia" mencionada por Nolwenn, de 39 años, ocurrió cuatro años antes, el 8 de noviembre de 2019, en Le Lieu Unique, una sala de la capital de los duques y duquesas de Bretaña, instalada en los antiguos locales de la fábrica de galletas LU. Aquella noche, Arnaud Rebotini interpretó la banda sonora de 120 Pulsaciones por minuto, la película de Robin Campillo sobre la lucha de la asociación benéfica Act Up contra el sida, por la que el DJ recibió el César a la mejor música en 2018. 

Cuando visitaba Le Lieu Unique, Nolwenn solía hacerse fotos en el fotomatón instalado en el centro cultural, en compañía de amigos o de desconocidos. "Esa máquina me fascina, me hace reír y me encanta el proceso. Nunca me he sentido insegura en este espacio", asegura. 

Por eso, cuando se cruzó con Arnaud Rebotini después de su concierto, Nolwenn le propuso fotografiarse juntos y se sentaron en la cabina con otras dos personas, con la cortina cerrada. "Mi cuerpo estaba pegado a ese hombre enorme [Arnaud Rebotini mide dos metros]. Estaba apoyada en él, de puntillas, intentando salir en el pequeño marco de la foto", explica. 

Entonces las cosas cambiaron. Según Nolwenn, el músico le "puso" una mano en la pierna. Ella protestó, pero él volvió a hacerlo. "Quizá el mensaje no fue lo suficientemente claro, porque su mano volvió más o menos al mismo sitio y la subió por el muslo hasta llegar a mi nalga, sobre mis shorts". Nolwenn dice que no recuerda cómo salió de la situación: "Me vi fuera de la cabina, paralizada y avergonzada". 

La pareja de Nolwenn en aquel momento, Nicolas, que asistió al concierto, apoya el relato de la fotógrafa. "De camino a casa me contó lo que había pasado. Estaba doblemente conmocionada porque acababa de ver a un artista cuya música le había encantado, y se quedó estupefacta al ver la actitud que adoptó después". Unos días después, la treintañera decidió dar su testimonio anónimo a la emisora de radio local Prun', que se emitiría el 23 de noviembre de 2019. 

Contactado por Mediapart, Arnaud Rebotini dice no recordar qué pasó aquella noche: "No es algo que pudiera hacer, ni siquiera estando borracho. O tal vez no lo hice a propósito. Para mí, un no es un no. Me gusta más la seducción que el sexo".

No se presentó ninguna denuncia

Además del testimonio de Nolwenn, Mediapart ha escuchado a otras seis mujeres que afirman haber sido víctimas de las acciones de Arnaud Rebotini. Estos relatos contrastados, que abarcan un periodo de trece años e implican a personas con una diferencia de edad considerable con respecto al DJ francés, habrían tenido lugar después de sus actuaciones nocturnas, en contextos en los que el alcohol corría a raudales. Según la información de que dispone Mediapart, todavía no se ha presentado ninguna denuncia en relación con estos incidentes, que podrían calificarse penalmente de acoso y agresión sexual. 

“Sí, yo era un ligón pelmazo, a la antigua usanza, pero no creo que fuera un agresor sexual", afirma el músico. “Si me comporté mal y ellas quedaron traumatizadas, les pido disculpas. Son cosas que no volvería a hacer, ya paso totalmente de esas cosas". 

Este dj-compositor de 54 años, conocido por sus trajes de tres piezas, su pelo engominado y su bigote bien recortado, lleva veintinueve años detrás de los sintetizadores y es una leyenda viva de la música electrónica. Además de los cientos de conciertos en Francia y en el extranjero, también es conocido por haber compuesto las bandas sonoras de varios largometrajes (120 pulsaciones por minuto, por supuesto, pero también Eastern Boys y L'Île rouge de Robin Campillo, Le vent tourne de Bettina Oberli, Curiosa de Lou Jeunet, Lunettes noires de Dario Argento y La Grande Magie de Noémie Lvovsky), así como por haber creado la banda sonora de la emisora de radio pública France Info y por sus recientes colaboraciones con artistas como Mylène Farmer, Jeanne Balibar y Feu! Chatterton

Alix*, cofundadora de un sello queer y feminista, es una figura clave de la escena musical electrónica francesa. En 2006, con 24 años, organizó una fiesta en un club de París con Arnaud Rebotini en el cartel. "De repente se abalanzó sobre mí y me besó en la boca, sin que yo entendiera por qué. Le empujé y no insistió", cuenta. 

Alix habría vuelto a cruzarse con el artista quince años después, en 2021, en un festival del que es agregada de prensa. “Cuando llegó, no podía mirarle a los ojos y tuve un ataque de pánico", explica. “Cogí el primer tren y abandoné el festival para el que trabajaba porque no podía soportar su presencia". 

La responsable del sello asegura que lo ocurrido en 2006 sigue poniéndola en situaciones profesionales que considera "incómodas": "Después del éxito de 120 pulsaciones por minuto, sigue trabajando mucho con escenas queer. A una de las artistas con las que yo trabajo le pidieron que actuara con él. Se lo conté y decidió no hacerlo, sacrificando unos buenos honorarios por su integridad moral". 

La DJ en cuestión confirma que ha decidido no apoyar a Arnaud Rebotini en un concierto organizado por la revista Tsugi el 10 de marzo de 2023 en París. "Dadas mis convicciones, me molestaba que me asociaran con él", explica.

Según un SMS consultado por Mediapart, Arnaud Rebotini se enteró de que se estaba preparando un artículo sobre él y escribió a Alix el 26 de enero de 2024, ofreciéndole "tomar un café" porque tenía "algo que le gustaría compartir con ella". Alix le sugirió que enviara un email en su lugar, a lo que el DJ respondió que prefería "hablar en un lugar público". "Ya no respondí a su mensaje y nunca recibí un correo electrónico suyo", concluye. 

"Ya sé que anda circulando ese rumor sobre mí y me ha afectado mucho. He intentado ponerme en contacto con esta persona para tratar de entenderlo", explica Arnaud Rebotini. “No recuerdo haber tenido ningún comportamiento inapropiado con ella.”

Yo tenía 18 años, él 24 más. No era una situación normal.

Énora* dice que tuvo tres encuentros con Arnaud Rebotini en el espacio de seis meses. La primera vez fue la noche del 22 al 23 de septiembre de 2012. Con 18 años, la joven estudiante acudió con su mejor amiga al Palacio de los Deportes de Burdeos (Gironda) para asistir a un festival en el que el DJ actuaba a partir de las dos de la madrugada. 

"Como solía ocurrir en aquella época, habíamos tomado bastantes copas antes de llegar. Gritábamos como locas, felices de estar allí", recuerda. Arnaud Rebotini me vio y me hizo subir al escenario. Me dio una botella de vodka, y bebí hasta el final de su actuación mientras bailaba a su lado". 

Al final del concierto, el artista supuestamente le sugirió que le siguiera a su camerino. "Aún así le dije a mi amiga que me acompañara, pero estaba claro que era yo quien le interesaba. Me obligó a sentarme en su piernas y luego las cosas se volvieron algo confusas". 

Una vez terminada la velada, Énora cuenta que subió al taxi para ir al hotel con Arnaud Rebotini, siempre en compañía de su amiga Agathe, también de 18 años. "El conductor nos dejó. Estaba tan borracha que habría hecho cualquier cosa. Mi amiga, que también estaba borracha, salió del coche y nos siguió, diciéndome que no lo hiciera". Rebotini la dijo: ‘No te preocupes, sólo vamos a darnos una ducha.’ Como mi compañera insistió, él se largó, enfadado".  

Agathe recuerda que el músico era "muy insistente". "Me pareció asqueroso así, a la vista, porque era mucho mayor que nosotras. Por eso le dije [a Énora]: ‘Venga, ya está bien de tonterías’, y salimos corriendo.” Énora, que tardó en darse cuenta de la "gravedad" de la situación, insiste en que "se libró de un mal rollo": "Yo tenía 18 años, él tenía veinticuatro años más. No era una situación normal".  

Tres meses después, el 28 de diciembre de 2012, Énora asistió a la edición de Navidad del festival Astropolis, organizado en la discoteca La Suite, en Brest (Finisterre). Arnaud Rebotini, cabeza de cartel, la invitó de nuevo a seguirle al camerino, proporcionándole una pulsera VIP: "Me puso varias copas y empezó de cháchara. Al principio, era interesante hablar de música con él, pero percibí que no era eso lo que le interesaba de mí. Me dirigí a un amigo y le pedí que me sacara de allí, cosa que hizo". 

Contactado por Mediapart, Gildas Rioualen, cofundador de Astropolis, evento pionero en la lucha contra la violencia sexual, confirma que "cuando un artista les pide un pase VIP para invitar a gente a los camerinos, se lo damos". "Hay muchos DJ en este planeta, pero no volveré a invitar a Arnaud Rebotini", afirma el organizador de Brest. 

Énora se volvió a cruzar con Arnaud Rebotini tres meses después, el 30 de marzo de 2013, durante el festival Panoramas en el recinto ferial de Morlaix (Finisterre), donde el DJ actuaba con su grupo de electro-rock Black Strobe: "Me dio un beso de despedida y me dijo: "Ni siquiera te digo nada porque sé que no vas a querer"". Para mí, era obvio lo que 'quería'". 

"No me acuerdo y, además, no estoy especialmente interesado en chicas jóvenes", responde Arnaud Rebotini, que reconoce que "cuando uno está borracho, se desinhibe".

En esos mismos conciertos se habrían producido varias agresiones 

Mediapart ha documentado otros dos relatos de agresiones sexuales que habrían tenido lugar durante la misma edición de Panoramas. Mélissa*, de 22 años entonces, tenía previsto actuar con su grupo de pop la misma noche que Black Strobe. Tras su concierto, "bastante achispada", se dirigió al camerino del DJ para saludar a su técnico de sonido, al que conocía.  

“Cuando me volvía a mi camerino, Arnaud Rebotini me siguió sin que yo se lo pidiera, me arrinconó para forzar un beso y continuó siguiéndome", recuerda. “No me soltaba, me agarraba de las manos e insistía". El representante de la cantante puso fin a ese "circo". “Rebotini era pesadísimo, hay que imaginarse a un tipo de rodillas con marcas de carmín por todas partes", recuerda el manager. “Cuando vi que quería llevarse a Mélissa a otra habitación, dije 'Venga, vamos', porque yo conducía el autobús de la gira.” 

“Recuerdo que nos besamos, el beso parecía consentido", dice Arnaud Rebotini. “Era una época en la que bebía bastante. Era el principio del éxito, y eso me hizo perder un poco la cabeza". 

Chloé* también frecuentaba el backstage del festival de Morlaix el 30 de marzo de 2013, ya que varios de sus amigos artistas tocaban allí. El ambiente era festivo, y la joven de 31 años había estado bebiendo alcohol y tomando MDMA, una sustancia psicotrópica. En un momento de la noche, Arnaud Rebotini, un artista del que "aprecia" la música, se sentó en el camerino donde ella se encontraba. 

"Debió ver que estaba impresionada. Y como me estaba empezando a hacer efecto el MD, no calculé nada. Le seguí hasta su camerino, ni siquiera sé cómo ocurrió", cuenta. “Me encontré sentada a su lado, con él besándome y empezando a tocarme. Entonces tuve un destello de lucidez. Conseguí marcharme aunque intentó retenerme". 

Chloé declara porque cree que "algunas chicas más jóvenes o más frágiles probablemente se habrían dejado. Porque era él". Uno de sus amigos, también DJ y que actuaba en esta edición de Panoramas, dice que “No vi nada de eso", dice. “Chloé no me lo contó hasta unos meses después porque tardó mucho en ser consciente de lo que había pasado. Todavía estaba conmocionada.” 

"Estábamos charlando en el camerino. Estábamos algo borrachos. Nos besamos y luego ella se fue", recuerda Arnaud Rebotini. “Eso no estaba bien, su amigo estaba actuando en ese momento.”

Eso ya no era ligar, estaba tratando de comerse su trocito de carne.

En el otro extremo de Francia, Sophie* y Élise* dicen haber sido agredidas en circunstancias similares la noche del 10 al 11 de mayo de 2014 en Annecy (Alta Saboya). Arnaud Rebotini estaba en el cartel del festival municipal Rave On, encargado del "ramo final"; las dos mujeres, amigas de los organizadores, tenían acceso al backstage del evento, que se celebraba en un hangar privado.

“Le saludé porque era el artista de la noche", cuenta Sophie, que entonces tenía 28 años. “Enseguida me entró. Me encontré en una situación en la que me había puesto un poco apartada, detrás de un camión". La joven recuerda a un hombre "robusto y fuerte" y dice que se encontró "completamente arrinconada por él". 

"Me besó y me sobó por todas partes. Eso ya no era ligar, estaba comiéndose su trocito de carne. Yo era como una gamba delante de un cachalote". Varias personas, que Mediapart no pudo identificar, lograron arrancar a Sophie de los brazos del artista.

 

Élise, que entonces tenía 19 años, recuerda que un DJ la miraba "insistentemente" durante toda la tarde antes del concierto. "Me dijo que era encantadora. Ya me pareció un poco pesado, dada mi edad y la suya". Una vez avanzada la velada, la joven habría notado al artista "cada vez más borracho". "Empezó a seguirme y me llevó detrás de un camión contra el que me arrinconó intentando besarme", explica Élise, que dice haber conseguido escapar por su propio pie. 

Preguntado por Mediapart, el organizador de la Rave On dijo que había oído ambos testimonios: "Al final de la noche, me dijeron que Sophie y él estaban hablando, que la agarró por la cintura, la llevó detrás del camión de sonido y sacó la polla. Otra amiga, [Élise], también vino a verme para decirme que había estado super pesado con ella". El músico de Savoie, que también mezclaba esa noche, lamenta no haber "prestado la atención que debíamos": "Pasó como una simple anécdota, sin más consecuencias". 

“No recuerdo nada de eso", afirma Arnaud Rebotini. “Ni siquiera del propio festival. Por mucho que haya podido ligarme o camelarme a chicas, no creo que las forzara y besara a la fuerza".

Alertado el representante de Arnaud Rebotini 

¿Sabe algo el mundo de la música electrónica de las supuestas acciones de su peso pesado? A lo largo de nuestra investigación, numerosas fuentes declararon a Mediapart que "todo el mundo está al corriente". "Pero aporta mucho dinero y llena recintos enteros. ¿Por qué renunciar a esos ingresos si no se ha hecho pública ninguna acusación?, piensa un responsable de marketing. "El entorno lo sabe, nadie quiere salir perdiendo al declarar y, al final, el asunto se apaga", lamenta un profesional que ha trabajado con él. 

Joran Le Corre, director de contratación de la agencia artística Wart Music, que organiza las giras de Arnaud Rebotini desde 2018, asegura que ha sido alertado en varias ocasiones de sus presuntos comportamientos. "Novias mías han pasado por cosas así. Es grave, pero son historias ya bastante antiguas", alega. “Arnaud es alguien que ya ha asumido su mal comportamiento y creo que ya está arrepentido. En los seis años que llevo trabajando con él, nunca me ha llamado una sala o un festival para algo negativo". 

Un ex manager del compositor explica que "siempre había oído rumores sobre su actitud hacia las mujeres". "Pero nunca he presenciado una escena en la que actuara de forma inapropiada", añade. Un ex guitarrista de la banda Black Strobe confirma que "vio algún ligue insistente y sistemático" pero también "muchas chicas que estaban contentas de estar cerca de Arnaud". "Seguía siendo cuidadoso cuando estábamos todos juntos", añade. 

Un mánager coincide con él: "Le vi utilizar en muchas ocasiones su posición de artista, algo habitual en el sector, para ligar con chicas jóvenes. Nunca le he visto aprovecharse de nadie en una posición de debilidad.”

Teníamos fuertes diferencias artísticas, pero también sobre sus problemáticas formas de ligar.

El DJ francés Ivan Smagghe, puntal de la música electrónica ahora afincado en Londres, fue uno de los miembros fundadores de la banda Black Strobe de 1997 a 2006. Según Smagghe, hubo "dos razones" para la ruptura profesional tras nueve años de trabajo juntos: "Teníamos fuertes diferencias artísticas, pero también sobre sus problemáticas formas de ligar, en una época en la que todavía no se hablaba de agresión", recuerda. “Recibí quejas de algunas de mis novias, hasta que me harté. Eso influyó en mi marcha". 

El músico, de 53 años, cree que ahora "es más fácil detectar y denunciar los malos comportamientos". "¿Ha cambiado el ambiente de la noche y sus implicaciones en las relaciones entre hombres y mujeres? No estoy tan seguro", afirma el productor, que espera que "desenmascarar a los culpables provoque un cambio de mentalidad en las generaciones futuras". 

Domitille Raveau, cofundadora de Consentis, una asociación creada en 2018 para luchar contra la violencia sexual en el entorno de las fiestas, observa que, dentro de la música electrónica, "hay una menor cultura de estrellato, por lo que hay menos conciencia sobre el lugar del artista, las cuestiones de poder que implica en relación con el público y las personas que los programan. Puede ser bastante común que los artistas se aprovechen de eso para abusar de sus fans"

Aunque el sector avanza en la buena dirección, dice esta activista, "aún queda mucho por hacer". Para ella, además de iniciativas de prevención, hay que poner en marcha una programación "más inclusiva". "En el cartel de los conciertos y festivales siguen figurando mayoritariamente hombres blancos cis", señala esta mujer que también es DJ. 

 

Caja negra

* Nombres de pila modificados a petición de las entrevistadas.

Mediapart se ha puesto en contacto con unas treinta personas para realizar esta investigación. No se nombra a todas. Inicialmente fueron recogidas tres historias a través de #MusicToo, una convocatoria de testimonios lanzada en el verano de 2020 sobre la violencia sexista y sexual en la industria de la música.

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Arnaud Rebotini fue contactado por teléfono el jueves 28 de marzo; la conversación duró unos treinta minutos. Nos reunimos con su manager, Joran Le Corre, el viernes 29 de marzo, en las oficinas parisinas de Wart Musid.

 

Traducción de Miguel López

Nolwenn*, directora y fotógrafa, preparaba un vídeo musical para un músico en 2023. Cuando preguntó por las ayudas económicas que podría recibir, esta residente en Nantes (Loira-Atlántico) fue a dar a la página web del Centro Nacional del Cine y de la Imagen Animada (CNC) dedicada a vídeos musicales, donde se puede ver que el presidente del comité que concede las subvenciones es el compositor Arnaud Rebotini. “Me horrorizaba la idea de que mi trabajo cayera en sus manos y que él decidiera", afirma. “De repente decidí no enviar ninguna solicitud porque toda esta historia se volvió en mi contra". 

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