Hablando se entiende la gente

Semana dialógica, ¡conversacional! Allá donde mires, entrevista en profundidad: el fantasma del Loco de la Colina no da abasto con las posesiones. Empezó Herrera, que engola la voz chispa más o menos, conectando con Isabel Díaz Ayuso, de gira por la pérfida Albión. Había prisa, según parece, en responder a 7291, el documental emitido en La 2 y el Canal 24horas. El periodista, con su aguijón habitual, encara el asunto en el primer minuto: "¿Cree usted que el dolor se está usando políticamente?". ¡Fierísimo arranque! La presidentriz replica con tonillo lastimero: ay, cuánto me entristece que, en el felicísimo momento (económico) que vive Madrid, los pérfidos bolcheviques sigan con que si les matamos al abuelo. "Muchas familias nos han escrito para que dejen (¡nombres, danos los nombres!) de utilizar a su abuela […]. España, cinco años después… ¿de verdad está en esto?". Terminado el rezo del viacrucis, el sagaz entrevistador ataca de nuevo: "¿Fue la Comunidad de Madrid la única en la que fallecieron ancianos en residencias?". ¡Periodismo de investigación! Ya le hubiese gustado a Fernando VII que se las pusieran así.

Un tipo como Federico que grazna día sí y día también que la tesis doctoral del presidente es una mierda consigue decir, sin ruborizarse, que Mario Vaquerizo lleva veintiún años en la música

Ni la voz más radiofónica puede ocultar ciertos niveles de lamebotismo. Descubrir que los periodistas tienen ideología (en el mejor de los casos) o intereses particulares no sorprenderá a nadie a estas alturas del siglo: cada cual tiene sus vicios, la precariedad nos hace vulnerables y es muy complicado inmolarse en nombre de una empresa a la que le importas un comino. Pero chico, si tienes la luz pagada hasta que se mueran tus nietos… un poco de compostura, qué te cuesta. Como seguro que el ejemplo fructifica (hay quien se reivindica umbraliano, la majadería es patilarga), propongo, queridos compañeros, una ristra de aceradas preguntas con las que arrinconar a los poderosos de este mundo. Por ejemplo: señora Ayuso, ¿qué opina de los que consideran que no solo es guapa, sino, además, más lista que el hambre? O: don Pedro, aunque su gobernanza tenga defectillos que para qué precisar, ¿no es más cierto que Hitler lo hizo peor?

El advenimiento del "y ahora, una pregunta comprometida, ¿cómo se puede molar tanto?" ha engolosinado la semana por partida doble, porque las Nancys Rubias están de estreno. ¿Un musical? ¿Un disco? ¡No, una canción! A cada uno, ya lo dice el Evangelio, hay que pedirle según su capacidad. El parto parece que viene con gira, que uno no se aprieta las meninges para desperdiciar los jugos. Jiménez Losantos, siempre al quite de los males que afectan al Occidente, ha querido festejar el regreso a las tablas de nuestros Milli Vanilli de Hacendado invitándolos al entrevistadero de su cotolengo. La charleta tiene su interés: hay que tener mucho temple para, siendo el insultador más cualificado de la radio española, esquivar todos los capotes te pueda poner por delante ese orfeón de desechos artísticos. Quiero decir, un tipo que grazna día sí y día también que la tesis doctoral del presidente es una mierda consigue decir, sin ruborizarse, que Mario Vaquerizo lleva veintiún años en la música (solféame esta, cariño). Federico, el liberal, aplaudiendo a un grupo solo existe porque lo contratan ayuntamientos afines con dinero público. ¡Qué tiempo más maravilloso nos ha tocado vivir! 

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