Crisis geopolítica: cosas que la UE debería hacer (y no hará)

Joaquín Ramón López Bravo (FMD)

“No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo”

 

Es una obviedad que quien elige el campo de actuación y las normas aplicables, tiene una gran parte de la lucha ganada. Desde la caída del muro de Berlín, el campo del mundo occidental se ha ido estrechando en lo referente a Derechos Humanos y ensanchando en lo referente al poder de los Mercados (así, en mayúsculas, como nuevos dioses).

De 2008 a 2012 el ensanchamiento hacia los Mercados se rompió. Los bordes no pudieron contener toda la falsedad que esa doctrina generaba. Los poderes del mundo occidental recompusieron la anchura, recortando a los que quedaban fuera de los límites. ¡Era el Mercado, amigo!

Adelgazando más la parte de Derechos Humanos (recortes lo llamaron) se volvió a un campo más o menos estable que resultó inestable por causas naturales (es decir, provenientes de la Naturaleza). Una pandemia volvió a dejar en cueros el marco establecido, que se volvió a dimensionar del mismo modo: los que tenían se salvaban, y los que no … bueno, muchos se salvaron también, sobre todo en Europa, donde funcionó lo de ensanchar en parte lo relativo a Derechos Humanos.

Y en esto llegó Donald Trump. Y le dio una patada al campo de juego. Y mandó “a parar”, pero en un sentido totalmente diferente al del Comandante. Simplemente proclamó la inexistencia de los Derechos Humanos, al menos tal y como se habían entendido hasta su segunda ascensión al poder. Y la vieja Europa, siempre miedosa, siempre recelosa unos países con otros, una economía con otra, una franja de poder con otra, reacciona como si el marco se mantuviera igual que siempre desde los romanos (si vis pacem para bellum): propone gastar más dinero (800.000 millones de Euros) en armas.

Pero, ¿es esa la solución para aumentar la seguridad de Europa?

Rearmarse no es una solución, ni siquiera sirve para frenar la caída. Si Europa fuera un solo país, sería la segunda potencia militar mundial, con un gasto de 326.000 millones de euros, tras Estados Unidos (891.000 millones de euros) por delante de China (216.000 millones de euros) y a gran distancia por encima de Rusia (135.000 millones de euros). ¿De verdad hace falta rearmarse? ¿No sería suficiente con reorganizar el gasto en defensa?

Es decir, ante un problema recurrente en la historia del mundo, la irrupción del miedo a la guerra, la UE reacciona como siempre: incrementando el gasto militar. Pero como dice la frase que se atribuye a Einstein y menciono al inicio, si no cambias nada, no puedes obtener mejores resultados. La UE tiene que pensar y decidir con cierta rapidez qué quiere ser y qué espacio quiere ocupar. Y si no le interesa más fijar sus propios límites del campo de juego.

Aviso que la tarea se me antoja ciclópea. Y que probablemente se tardarán años en completarla. Pero cuanto más se tarde en empezar (y ya vamos muy tarde) más dudoso será el éxito y más durará el cambio. Así que comparto algunas ideas. Y como decía Lennon, podéis pensar que soy un soñador, pero no estoy solo, y si os unís, seremos mayoría (traducción libre del final para este artículo). 

Giro copernicano

Igual que Copérnico giró el estudio del universo, desplazando a la tierra del centro del cosmos, es imprescindible que la UE cambie el Mercado del centro de sus planteamientos y lo sustituya por los Derechos Humanos. Una población necesita sentirse segura y protegida y no ayuda ver uniformes por las calles y sentir que su forma de vida se derrumba o al menos se resiente por destinar fondos a pagar esos uniformes. Es mucho más importante acceder a unos servicios públicos que permitan condiciones de vida cómodas, que no obliguen a pensar cada día cómo se llegará al siguiente. 

Hay muchos caminos para dar este giro, pero todos pasan por un reparto más eficiente de la riqueza. El capitalismo de Mercado ha conseguido engañar a la gente haciéndoles mirarse en un espejo que le devuelve la imagen de un triunfador, vale decir de millonario o al menos rico. Para eso ha colocado estratégicamente a personas de escasa valía y formación en “picos” de dinero, y oculta los miles de personas que se han perdido en la ruta hacia ese pico. Parece que si te esfuerzas lo suficiente llegarás a ese pico. Y el que no llega, es porque no se ha esforzado. El capital es un trilero que enseña la bolita, pero nunca la alcanzas, la lotería millonaria que nunca ganas. La meritocracia es un bulo extraordinario.

Esta parte es lenta pero imprescindible para realmente obtener resultados diferentes, ya que supone cambiar radicalmente el campo de juego. Pero entre tanto pueden hacerse otras cosas para ir haciendo camino. 

Unión Europea de Defensa (UED)

Si tanto preocupa lo militar, ¿por qué no se pone en marcha una Unión Europea de Defensa (UED)? Para eso bastaría que algunos países, los más europeístas, se pusieran de acuerdo y constituyeran estructuras de mando y tropas europeas, nutridas con sus propias fuerzas armadas y bajo una misma bandera, compartiendo armamento y efectivos con un mando único, que podría ser algo similar a un Consejo de la Unión Europea compuesto por los países que se unan a este esfuerzo común.

La solución sería mucho más barata que obligar a cada país a aumentar sus gastos militares, un aumento ineficiente. Los ejércitos de cada uno de los países duplicarán armamento y efectos militares que ya tienen otros ejércitos vecinos y se verán obligados a luchar bajo sus propias banderas, sin la coordinación necesaria para multiplicar las sinergias entre ejércitos. Además, ¿a quién le comprarán las armas? ¿A EE.UU. que nos intenta apartar del tablero mundial? ¿A China de la que nos fiamos muy poco? ¿A Rusia (permítaseme la carcajada sardónica)?

Pero un ejército no puede ser fuerte si no tiene detrás el respaldo del grupo humano al que representa y defiende. Es necesario crear en los países dispuestos a este esfuerzo una conciencia de Unión entre sus ciudadanos, de pertenencia a una realidad supranacional con fines y medios comunes, remarcando los intereses colectivos que se defienden, fomentar los instrumentos comunes de gobierno y participación ciudadana, creando incluso cámaras de representantes con poder decisorio como un legislativo nacional al uso. El germen de una auténtica Unión Europea federada o confederada, pero realmente unida. 

Reindustrializar la UE

La UE se ha sentido muy cómoda deslocalizando sus producciones. Se producía más barato y por tanto se compraba más barato. Eso tenía un coste social sobre el empleo y el crecimiento industrial, pero eso es algo implícito al capitalismo, que necesita una “reserva” de fuerza de trabajo en forma de paro estructural. Y ha adocenado a la industrial europea.

Tampoco se ha prestado demasiada atención al I+D+i. Se ha permitido una fuga de cerebros hacia otros países, especialmente Estados Unidos, que ha hecho mucho daño al crecimiento industrial europeo. Si existiera un organismo conjunto por cada campo de actuación e investigación, contribuyendo cada uno con sus avances y con un auténtico intercambio de conocimientos, el potencial europeo sería enorme. La pandemia demostró que trabajando de forma conjunta y focalizándose en superar un problema, las soluciones se alcanzan rápidamente. 

Nuevos socios internacionales

En 2022, Borrell comparó en un discurso pronunciado en la inauguración de la Academia Diplomática Europea, en el Colegio de Europa de Brujas, a la UE con un jardín rodeado de jungla, y proponía que los europeos “… tienen que adentrarse en la jungla. Los europeos necesitan comprometerse mucho más con el resto del mundo.”, y sin duda es así. No para “adoctrinar” a los demás países sobre qué deben hacer, ni para llevar a cabo un seguidismo insoportable de lo que manda Estados Unidos, sino para ofrecer vías comerciales y de intercambio de conocimiento que permitan crear campos y redes alternativos a los existentes en la actualidad.

Potenciar, por ejemplo, nuestras relaciones con los BRICS. Aprovechar la presencia portuguesa y española en América Latina con convenios de cooperación más fuertes. Tantear una forma diferente de acercarnos a China. Conectar con potencias medias como Canadá, Australia, e incluso Corea del Sur y Japón. Todo ello para la creación de instrumentos reales de cooperación internacional en pie de igualdad superando o en su caso reforzando el marco de los organismos internacionales manejados por una ONU cuya función ha sido, por desgracia, disminuida por los mismo vicios presentes en su creación con las capacidades de veto de las potencias vencedoras de la segunda guerra mundial.

Hablamos ahora de lo que hace Trump, pero olvidamos que Nixon hizo algo similar cuando pillaron a Estados Unidos en 1971 “dopando” el dólar para hacer frente a la guerra de Vietnam

En definitiva, construir redes diferentes de actuación y cooperación internacional superando los marcos ya muy contaminados de cooperación basada en una “libertad de mercado” que ni está ni se la espera, y a la que una simple pataleta del “imperio” pueda ponerla boca abajo a su capricho y antojo.

Eso también implica repensar las relaciones de la UE con EE.UU. Es ridículo pensar que mejorará nuestra seguridad mientras en Europa haya más de doscientas treinta bases americanas y un número indeterminado de ojivas nucleares, que seguramente serán bastante más de 100. Con esos datos, ¿cuál será el primer blanco del presunto agresor? 

Una nueva base económica mundial

Los acuerdos de Bretton Woods y su desarrollo posterior dejaron muy claro que la preponderancia de un solo país y su moneda no son ni justos ni fiables. La hegemonía en la economía mundial de Estados Unidos, que se había librado de varios años de desgaste en la segunda guerra mundial y disponía de una potencia enorme en materias primas, llevó a que su deseo de “libre mercado” sin restricciones fuera el que se impusiera en el mundo.

Hablamos ahora de lo que hace Trump, pero olvidamos que Nixon hizo algo similar cuando pillaron a Estados Unidos en 1.971 “dopando” el dólar para hacer frente a la guerra de Vietnam. Cuando los países industrializados se dieron cuenta de que les estaban tomando el pelo y trataron de convertir sus dólares en oro, Nixon le dio una patada al tablero. En lo tocante a coces, saben mucho.

Las medidas más significativas que instauró Nixon para hacer frente a la merma de sus reservas de oro, a causa de la conversión que exigían algunos países ante el déficit comercial evidente creado por el expansionismo estadounidense y sus guerras por el mundo, fueron la congelación de la economía, los recargos a las importaciones y la cancelación unilateral de la convertibilidad internacional directa del dólar de los Estados Unidos al oro. ¿A que eso nos suena a algo?

Si la UE reacciona como siempre, siguiendo el juego en el marco establecido, incrementando el gasto militar, está perdida

Sería bueno repensar un nuevo marco de relaciones comerciales y monetarias en el mundo, o al menos en buena parte de él, para llegar a un mundo más equitativo en las relaciones económicas internacionales, sin fiarlo todo a la explotación de los países con menos potencial industrial pero con grandes reservas naturales. Y huir de las “herencias” del mundo anterior, como el Fondo Monetario Internacional o el Grupo del Banco Mundial, especialmente del control estadounidense de estos organismos.

Si la UE desde su potencial y con el señalado cambio de centro político y social hacia los Derechos Humanos propugnara ese cambio en una conferencia internacional, es muy probable que el cambio fuera posible y efectivo. Porque además es necesario: el mundo de hoy no tiene nada que ver con el del fin de la Segunda Guerra Mundial que propició la creación del statu quo vigente por más que se le haya tratado de lavar la cara, porque el jabón y los desagües siempre han ido y venido de los mismos lugares. Y la cara limpia final, siempre ha sido la misma. 

Otras propuestas

Por supuesto, ninguna de las medidas que propongo en este texto excluye otras propuestas, ni una formulación diferente de las que yo propongo. Tampoco digo que sea fácil implementarlas. Sólo digo que una crisis suele ser un buen momento de oportunidad, siempre que se encare desde otro punto de vista. Si la UE, acosada desde fuera por el abandono del “primo de Zumosol” (nunca mejor dicho por lo anaranjado del susodicho) estadounidense e interiormente por las tensiones ultraderechistas, nacionalistas y proteccionistas, reacciona como siempre, siguiendo el juego en el marco establecido, incrementando el gasto militar, está perdida.

El camino es dotar a la UE de un músculo común, fomentando una economía y una política comunes a todos los países o al menos a los que quieran configurar esa Unión real. El euro fue, al principio, una apuesta de doce países. Y actualmente es una moneda que comparten 20 estados con más de 347 millones de personas en Europa y la segunda divisa de referencia en el mundo, sin contar con los países cuyas monedas van ligadas al euro. Es decir, lo fundamental es empezar. El camino que no se inicia es el único que no lleva a ninguna parte.

Si los conceptos de seguridad y defensa se utilizan de forma amplia, que irían desde unos servicios públicos que permitan una vida confortable para los ciudadanos, una proyección científica e industrial para la zona y un análisis defensivo tomando en cuenta tanto las armas convencionales como las derivadas de la guerra híbrida, destinando los avances en el campo de la defensa a un empleo dual que permita acoplarlos a la vida civil, estaremos en condiciones de afrontar los desafíos de esta nueva coz al tablero de los Estados Unidos. Pero si seguimos jugando en su campo, ahora que el neocapitalismo se ha quitado del todo la careta, nuestro destino está sellado. Nos iremos diluyendo país a país en la irrelevancia absoluta. Y sin que con ello haya mejorado la seguridad ni la defensa de nuestros ciudadanos.

En resumen, para defender nuestro modo de vida necesitamos unos servicios públicos de calidad que aseguren la vida confortable de nuestros ciudadanos, un tejido industrial y científico potente que permita un mayor margen de autoabastecimiento en caso de necesidad, una apuesta por energía renovable producida en Europa que asegure nuestra autonomía energética y una mutualización de recursos de todo tipo, desde los económicos a los culturales. Y es eso, o la desaparición de lo que conocemos. Hay mucho en juego.

Sobre este blog

El blog del Foro Milicia y Democracia quiere ser un blog colectivo donde se planteen los temas de seguridad y defensa desde distintas perspectivas y abrirlos así a la participación y debate de los lectores. Está coordinado por Miguel López.

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19 de marzo de 2025 - 21:08 h
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