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Cambio climático

Expertos del CSIC reclaman un plan andaluz contra el virus del Nilo para no repetir la tragedia de este verano

Labores de fumigación de humedales en Huelva, en abril de 2023.

El virus del Nilo ha dejado este verano una decena de fallecidos entre Andalucía (9) y Extremadura (1), y los expertos no entienden cómo es posible que se haya permitido esta negligencia. Una quincena de investigadores han estudiado 14 zonas de arrozales en Europa, lugares propicios para la expansión de los mosquitos, y han determinado que la Marisma del Bajo Guadalquivir es de los pocos lugares del continente que no tiene un plan para reducir el número de insectos. Los científicos, liderados por un equipo del CSIC, reclaman un plan urgente para fumigar una parte de los cultivos en primavera para evitar un nuevo verano con decenas de miles de vecinos encerrados en su casa.

"Los arrozales más grandes de Europa presentan problemas de mosquitos y la mayoría emplean larvicidas ecológicamente sostenibles para reducir su impacto, no hay motivo para que en el Guadalquivir no se haga", opina el coordinador del estudio, Mikel González, entomólogo de la Estación Biológica de Doñana-CSIC. El paper ha sido editado por Jordi Figuerola, también investigador del CSIC y uno de los mayores expertos en mosquitos del país. "Los coautores extranjeros que participaron en el estudio no entendían que no se esté haciendo nada en el Guadalquivir, o que el discurso de la Federación de Arroceros de Sevilla sea que sus cultivos no tienen que ver con los mosquitos, algo que científicamente no está abierto a discusión", señala Figuerola.

La voz de alarma la han dado los científicos a raíz de un estudio publicado esta semana en la revista Nature sobre la relación entre el arrozal y la reproducción masiva de mosquitos. Los autores han estudiado este cultivo en Italia, España, Portugal, Francia y Grecia, aunque los dos primeros concentran el 90% de las hectáreas de arroz de Europa. La inundación de grandes extensiones de tierra para regar el arroz en zonas con temperaturas suaves genera las condiciones perfectas para la reproducción de mosquitos como el cúlex pipiens, el cúlex modestus y el cúlex perexiguus, tres transmisores del Virus del Nilo Occidental. En España hay cuatro lugares donde se dan estas condiciones: el Delta del Ebro, la Marisma del Guadalquivir, la Albufera de Valencia y las Vegas Altas de Extremadura. Y todos, salvo el arrozal de Sevilla, tienen planes antimosquitos.

Las labores de prevención contra las nubes de mosquitos se realizan desde 1991 en los arrozales del Delta del Ebro, donde se fumigan unas pequeñas zonas de cultivo cercanas a municipios. Como explican los autores, no es necesario esparcir larvicidas a lo largo de miles de hectáreas, sino que basta con fumigar entre el 10% y el 20% de la tierra para conseguir buenos resultados. En Valencia también se tratan los marjales que rodean a los arrozales, mientras que en Badajoz, la diputación aprobó un plan para tratar los humedales en 2022. La Marisma del Guadalquivir es el tercer mayor arrozal de Europa, con 36.500 hectáreas de cultivo —más de 50.000 campos de fútbol—, pero allí las administraciones no se ponen de acuerdo sobre quién tiene que organizar y pagar la fumigación de los cultivos, mientras que los agricultores se ponen de lado y no quieren que se relacione al arroz con los mosquitos.

Pelea de responsabilidades

En teoría, la responsabilidad de las labores de prevención y control de plagas es de los ayuntamientos, pero hay decenas de municipios afectados por las nubes de mosquitos y las marismas y arrozales llegan a varios pueblos, como Isla Mayor, La Puebla del Río o Las Cabezas de San Juan, de manera que hace falta una coordinación desde arriba para que los trabajos sean efectivos. En Huelva, donde también hay invasiones de mosquitos cada año en la costa, la Diputación se hizo cargo porque la situación "era un caos" si se dejaba en manos de los ayuntamientos, como contó a infoLibre este verano Santiago Ruiz Contreras, del servicio de plagas de Huelva. En Sevilla, la diputación está en manos del PSOE, pero reclama que sea la Junta de Andalucía (PP) la que asuma la responsabilidad de la situación.

En el modelo más antiguo en España, el del Delta del Ebro, también han apostado por la colaboración entre administraciones, y los planes de prevención los realiza el Copate, un consorcio financiado por la Generalitat de Cataluña, la Diputación de Tarragona y los ayuntamientos, que controla 20.000 hectáreas con un presupuesto de apenas 1,2 millones de euros al año. En Badajoz, lo mismo: es la diputación provincial la que coordina el Plan de Acción para el Control de Mosquitos de las Vegas Altas.

Mikel González, del CSIC, añade además que ni siquiera son políticas excesivamente caras para el resultado que dan. "El coste en Andalucía de tratar tres o cuatro veces al año los arrozales es muchísimo, pero muchísimo más barato que afrontar otro verano como este. Yo creo que con entre 1 o 2 millones de euros sería suficiente", afirma. El coste de ahorrarse ese dinero no on solo las vidas perdidas —20 en los últimos dos años—, sino en el coste para la Sanidad de tratar las secuelas de algunos de los enfermos, que se quedan en silla de ruedas para siempre o que requieren de largas hospitalizaciones.

Los arroceros no quieren saber nada

Los autores del informe también señalan a los arroceros de Sevilla por escurrir el bulto a la hora de asumir responsabilidades. Desde que estallaron los casos de Virus del Nilo hace dos años, los agricultores insisten en que su cultivo no es el origen de los mosquitos, pese a que la literatura científica —y el nuevo estudio de Nature— deja clara la relación entre el agua estancada y la proliferación de artrópodos.

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Eduardo Vera, director gerente de la Federación de Arroceros de Sevilla afirma a infoLibre que los mosquitos vienen de otras zonas húmedas de la región, y que no quieren que se ligue la enfermedad con sus arrozales. "Es verdad que en los humedales hay mosquitos, pero nosotros tenemos entornos cuidados y saludables con agua que fluye y no está estancada. Son los expertos los que deben determinarlo, pero creemos que habría que buscar en las piscinas, los bebederos o los corredores verdes, porque en todos estos años no ha habido ni una infección con Virus del Nilo dentro de los arrozales, y tenemos poblados como Isla Mayor, de 10.000 habitantes", dice el portavoz. 

Jordi Figuerola, del CSIC, niega esa versión. "Dicen que el agua fluye y que ahí no crían los mosquitos, pero la realidad es que las tablas son 27.000 hectáreas, y por poca densidad que haya, estamos hablando de muchísimos mosquitos porque es un hábitat perfecto para proliferar", resume.

El gerente de los arroceros también añade que ellos están a favor de cualquier tipo de medida preventiva, pero lamenta que con las nuevas legislaciones "como la Agenda 2030 o la Estrategia del Campo a la Mesa (del Pacto Verde europeo)" tienen prohibido usar pesticidas. Sin embargo, el larvicida preventivo que proponen usar los entomólogos, el llamado BTI, no tiene impacto en el medioambiente y no necesitan permisos especiales. Según la EPA, la agencia ambiental estadounidense, "es una bacteria de origen natural que se encuentra en los suelos de uso aprobado en la agricultura ecológica". De hecho, cuando no se toman medidas preventivas es cuando hay que cambiar los larvicidas por insecticidas tóxicos que requieren de permisos estatales, como los utilizados en las tareas de urgencia llevadas a cabo este verano en varias localidades de la zona.

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