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Los incendios en plantas de reciclaje marcan un récord en 2024 y se multiplican por cinco en una década

Un bombero trabaja en apagar el fuego en la zona en la que se ha producido el incendio, a 19 de abril de 2024, en Montcada i Reixac, Barcelona.

Los incidentes en las plantas de reciclaje ha crecido de manera sospechosa en la última década. El número de incendios en instalaciones de gestión de basuras ha aumentado sin parar y en 2024 se ha alcanzado un récord, con al menos 142 fuegos en los últimos doce meses. A falta de cifras oficiales, este número lo recopila el consultor ambiental Fernando Follos, que reconoce que el origen de muchos de estos focos es realmente extraño, porque se producen en mitad de la noche en días festivos. Comunitat Valenciana ha sido este año de lejos la región con más incendios de residuos (25), seguida de Andalucía y Cataluña (12 y 13 conatos).

Este experto en medioambiente e industria explica que empezó contabilizando estos fuegos en 2016 porque en esos años ya percibía un incremento importante de los siniestros en las plantas de basuras. Y aun así, desde entonces, el número no ha parado de subir. "Salvo en los dos años siguientes a la pandemia, el crecimiento ha sido brutal y continuo", afirma Follos.

En 2016, el experto recopiló 29 incendios, una cifra que fue ascendiendo hasta los 82 de 2019 y los 110 de 2023. En 2024 ha contado casi cinco veces más que cuando empezó el estudio y los conatos se han incrementado un 29% frente a 2023. Como no hay fuentes oficiales que proporcionen esta información, él toma los datos de la prensa, por lo que aclara que estas cifras "es lo mínimo de lo que puede haber". En su recopilación incluye incidentes en vertederos públicos y privados, plantas de tratamiento de residuos, escombreras, puntos limpios o desguaces. Y los desechos afectados son de todo tipo, desde orgánicos, a chatarra o plásticos.

Las razones que explican este incremento en los fuegos son diversas, y no están del todo claras. El principal argumento es que en muchas instalaciones la vigilancia del material es muy precaria y no se toman las medidas adecuadas para prevenir incendios, pese a que en un mismo solar se pueden acumular cientos de toneladas de enseres inflamables. Una brasa mal apagada que acaba en un vertedero puede ser el origen de estos fuegos, aunque cada vez juegan un mayor papel las baterías de teléfonos y otros aparatos, que por error acaban entre la basura y que al ser trituradas emiten chispas o explotan.

No obstante, los datos recopilados por Follos recogen incendios que podrían ser premeditados. "Hay cosas raras. Muchos incendios en días festivos, y de madrugada. O en los que solo arde el material que está fuera de la nave, sin dejar daños en la planta. Hay patrones que te llevan a pensar que hay una intencionalidad", aclara. 

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El consultor explica que las empresas de residuos operan con márgenes muy pequeños y compiten contra rivales que gestionan residuos de forma ilegal, y como no logran ser rentables, es posible que opten por deshacerse de la mercancía. "La competencia desleal hace mucho daño a los que hacen las cosas bien, y cuando la economía aprieta, hay tendencia a que los residuos se incendien. Uno de los problemas es que los gestores de basuras cobran por adelantado, de manera que cuanto menos te gastes en la gestión, más ganas, y una manera de abaratar el trabajo es quemándola", afirma.

Otro experto en residuos, Francisco Peula, director de la organización Rethinking, opina que el dueño de un vertedero no tiene incentivos para quemarlo, pero sí podría haber una motivación económica en las plantas de separación de residuos. "No conozco casos, pero podría ser que su intención sea beneficiarse con el cobro del seguro. Esas plantas ganan dinero vendiendo los materiales que previamente han separado, pero si tienen un stock muy grande que no consiguen poner en el mercado a un precio rentable, igual le sacan más dinero reclamando una cobertura por incendio", opina.

La subida más sospechosa en la siniestralidad es la de Comunitat Valenciana, donde se han más que duplicado los incidentes respecto al año pasado. Los basureros improvisados para los residuos de la dana ha protagonizado dos de estos incendios —el último, el 22 de diciembre, en un solar con vehículos de Catarroja—, pero la gran mayoría se produjeron en los meses anteriores a la riada. Fernando Follos subraya, por ejemplo, los fuegos en las plantas de tratamiento de Onda (Castellón), donde ha habido un incendio cada año desde 2017. O la planta de reciclaje de Almussafes (València), que el pasado mes de julio ardió en dos ocasiones en solo dos semanas. También apunta al extraño caso de la planta de tratamiento de Abajas (Burgos), que se ha quemado en cuatro ocasiones en los últimos dos años.

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