Más homofobia, transfobia y racismo: el odio aumentó un 50% en X con Musk a los mandos

Desde que Elon Musk irrumpió hace 838 días en las oficinas del por entonces Twitter, la red social ha dado un giro radical y se ha escorado hacia la derecha más ultra sin ningún tipo de pudor jaleando los discursos de odio y la desinformación. Si bien es cierto que la plataforma nunca fue una plaza amable en la que conversar sin encontrarse con fake news o haters, la degradación actual ha llegado hasta límites tóxicos insospechados y amparada en la falsa libertad expresión del hombre más rico del mundo y ahora mano derecha de Donald Trump. En estos casi 28 meses que lleva como "tuitero en jefe", X se ha convertido en la punta de lanza de la cruzada contra las ideas progresistas o wokes en materia de migración o género que está provocando un lento éxodo hacia Bluesky, Mastodon o Threads, sobre todo por parte de medios de comunicación, activistas, instituciones públicas y políticos de izquierda.
Y así lo confirma empíricamente ahora una investigación de un grupo de profesores de las universidades de California y del Sur de California que publica este miércoles la revista Plos One. En concreto, concluyen que el discurso de odio aumentó un 50% desde octubre de 2022 hasta junio de 2023 y la presencia de bots y cuentas falsas no se redujo en absoluto.
En concreto, el análisis de este grupo de investigadores encabezado por Daniel Hickey junto a Daniel M. T. Fessler, Kristina Lerman y Keith Burghardt muestra un incremento de los insultos homofóbicos, transfóbicos y racistas a pesar de que la actividad general sólo aumentó un 8% en las semanas posteriores a la compra por parte de Musk. "Estos resultados resaltan la necesidad de una mayor moderación para combatir el odio y las afirmaciones falsas en X", explican los autores de este estudio.
Cabe recordar que entre las decisiones de Musk durante estos dos últimos años se encuentran despedir a gran parte de la plantilla, incluido a gran parte del equipo de moderación cargándose además parte de las políticas existentes en esta materia e implementado unas prácticamente inútiles notas de comunidad. Además, creó e implementó el sistema de pago Twitter Blue que terminó con las insignias de verificación tal y como se conocían y se entendían. También desarrolló la pestaña para ti que cambió el sistema de recomendación de la plataforma y fomentó una amnistía de cuentas baneadas que permitió el regreso de Trump y también de una retahíla de portavoces de la ultraderecha.
Ante este panorama, el discurso tránsfobo fue el que experimentó un mayor crecimiento. En concreto, el estudio señala un aumento semanal del 260% tras la compra por parte del multimillonario. El propio Musk, que rompió relaciones con su hija Jenna tras su transición, ha hecho muchos comentarios de este estilo avalado, además, por la supresión en 2023 de las protecciones para las personas transgénero de la política de conducta de odio, movimiento similar al que acaba de realizar Meta. Con respecto a las publicaciones racistas se incrementaron un 42% y los comentarios homófobos, un 30%.
Este estudio también registra una elevación del 70% de los "me gustas" en publicaciones con discurso de odio. Esto demuestra que este tipo mensajes son más visibles a pesar del propio algoritmo ya que la red social aseguró que la visibilidad de este tipo de contenido disminuiría.
"Nuestros resultados sugieren que los usuarios que antes eran pasivos ante el odio se volvieron más activos ya que el algoritmo está promoviendo involuntariamente este tipo de discurso a los usuarios a quienes les gusta ese contenido", explican los investigadores . Cabe destacar que, en este caso, esta comparación no es del todo precisa ya que hay que tener en cuenta que X comenzó en junio de 2024 a ocultar los likes por lo que las condiciones sufrieron cambios.
Los bots, al alza
Otra de las conclusiones es que la presencia de bots, cuentas spam y perfiles falsos no disminuyó. A pesar de que Musk dijo que en la primavera de 2022 que las "derrotaría" o "moriría en el intento", estos investigadores apuntan que podría haber aumentado.
Los bots son "cuentas automatizadas" que no tienen porqué ser siempre de naturaleza perversa. Por su parte, las cuentas spam son aquellas que publican información con una finalidad comercial que, en algunas ocasiones, puede contener elementos fraudulentos como noticias falsas, phishing o malware. Y, por último, las cuentas falsas son aquellas que puede abrir cualquiera para mantener su anonimato o para poder decir lo que no puede decir desde un perfil con su nombre. En medio de la compra de Twitter, Musk se quejó del alto número de este tipo de perfiles que él mismo cifró en un 20%. Sin embargo, cifras oficiales de la red calculaban que eran menos de 5% y un análisis externo publicado en mayo de 2022 dijo que eran el 19,42%.
Ahora, casi tres años después, esta investigación demuestra que este tipo de perfiles siguen teniendo presencia al tiempo que pueden promover información falsa que puede contribuir a estafas pero también interferir en procesos electorales o en campañas de salud pública. En concreto, detectaron una tendencia al alza "sustancial" en publicaciones engañosas sobre criptomonedas.
No puede demostrar la causa-efecto, pero sí el cambio a peor
A pesar de todas estas conclusiones, los investigadores explican que no pueden determinar en firme que exista una relación causa-efecto entre la compra de Twitter por parte de Musk y el aumento del odio debido a la falta de información sobre los cambios internos llevados a cabo dentro de la red social. Aunque este crecimiento podría deberse a eventos específicos o efectos llamada, tal y como explica Daniel Gayo Avello, profesor titular de la Universidad de Oviedo en el área Lenguajes y Sistemas Informáticos en declaraciones a SMC España, una agencia científica, el "enfoque longitudinal seguido, aun cuando no permite hacer afirmaciones de causalidad" sí que muestra "un cambio a peor en el discurso y toxicidad de la plataforma tras la compra".
Además, también hay que tener en cuenta que la elaboración de esta investigación no ha sido sencilla. El análisis solo llega hasta junio de 2023 debido a que por aquel entonces Musk cerró el API de Twitter (la interfaz de programación de aplicaciones), una herramienta que permitía la recolección de datos de forma sistemática y transparente, base para este tipo de estudios. Aunque emplearon métodos desarrollados previamente para medir el discurso de odio y la actividad no auténtica en X, solo pudieron usar publicaciones en inglés (que suponen el 31% del contenido total de la plataforma), por lo que, tal y como explican en el artículo en la revista Plos One, "los cambios en otros idiomas podrían ser diferentes".
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Este no es el primer estudio que señala la degradación de X desde la llegada de Musk, aunque sí que supone un avance sobre trabajos anteriores porque el periodo analizado es mucho más amplio. Aún así, las conclusiones caminan todas en la misma dirección: más odio, más desinformación y más bulos.
Un estudio de Poynter Institute en marzo de 2023 señaló que la desinformación aumentó un 44% desde la compra por parte de Musk. Un par de meses después, en junio, un estudio científico de las universidades de Cornell y de California en Berkeley concluyó que el algoritmo amplifica la ira, la hostilidad y la polarización. En octubre de ese mismo año, la revista Forbes detectó tras el inicio de la invasión de Gaza por parte de Israel que los cambios implementados por la nueva dirección en el código provocan que sea "difícil o imposible" que los usuarios obtengan "noticias y actualizaciones en tiempo real".
Ya en noviembre de 2024, un análisis publicado dos días antes de las elecciones de EEUU por el Center for Countering Digital Hate determinó que al menos 87 de las publicaciones del dueño de X, que tuvieron más de 2.000 millones de visitas, promovieron afirmaciones "falsas o engañosas" sobre los comicios. Pocos días después de la victoria de Trump, un estudio de la revista Nature determinó que el "abuso político" en X es un fenómeno global, generalizado y transversal y que las interacciones políticas, en general, eran más tóxicas que las no políticas en todos los países con datos disponibles, incluido España.