¿Es demasiado tarde para poner fin al chupete digital? Los gobiernos blindan a los niños frente a la tecnología
¿Cómo debe ser el acceso de los menores a la tecnología? Es, sin duda, una de las grandes preguntas actuales que aún están pendientes de resolver. Porque, lo cierto es que hay escenas que son ya habituales: un niño o niña berrea en medio de un restaurante y el padre o madre coloca su móvil con un vídeo de YouTube Kids para tranquilizarlo, mientras su hermano o hermana adolescente se entretiene viendo vídeos de TikTok en su teléfono. Sin embargo, esto podría tener los días contados porque, en este final de 2024, parece que Gobiernos y tecnológicas se están poniendo de acuerdo para comenzar a tomar por fin cartas en el asunto.
Mientras Meta prepara un Instagram para adolescentes y TikTok veta los filtros de belleza en las cuentas de los menores de 18, Australia acaparó todos los focos en esta materia durante noviembre por la aprobación de la nueva ley australiana que prohíbe el acceso de menores de 16 años a las redes sociales. Hace unos días, el Ejecutivo español aprobó el informe del comité de expertos [consultar aquí íntegro] para proteger a los más pequeños en Internet. Este documento, encargado por el Ministerio de Juventud e Infancia y elaborado por más de 50 personas, recomienda, a grandes rasgos, retrasar al máximo el uso de las tecnologías por parte de los más jóvenes.
En total, 107 medidas, de las cuales 35 ya están contenidas en el anteproyecto de ley orgánica para la protección de menores en los entornos digitales presentado el pasado junio y que aún se encuentra en un estado primigenio. Se trata, por ejemplo, de las ya anunciadas implementación de sistemas de verificación de edad "eficaces y obligatorios" o el control parental activado por defecto en los dispositivos de los niños. ¿Van estas recomendaciones en la dirección correcta?
Para David Cortejoso, psicólogo sanitario especializado en problemas con las nuevas tecnologías, sí. "Va a ser un punto importante de inflexión porque el principal problema que teníamos hasta ahora era la falta de una unidad de criterio: la educación por un lado, la tecnología por otra…", explica al tiempo que pone en relevancia que estas medidas pueden impulsar "la conciencia social" en la materia.
Comparte esta opinión Javier García Manglano, investigador del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra: "Todo lo que sea retrasar la tecnología y redes es lo prudente". "La tecnología es como el chupete digital para los padres con niños pequeños. Pero para los adolescentes, ya es necesario que vigilen lo que sus hijos consumen y que tengan herramientas para hacerlo porque muchas veces están superados por la capacidad de los menores superar restricciones".
No es tan contundente Sylvia Pérez, psicopedagoga y profesora de la Universitat Oberta de Catalunya. Aunque para esta experta muchas de las medidas van en la dirección correcta, otras muchas flaquean: "Son unas instrucciones muy claras para el ámbito educativo formal, de ahí la división que se hace por edades correspondientes con hitos académicos como acabar primaria o secundaria, pero hay pocas recomendaciones para la crianza".
Todos estos esfuerzos de los Gobierno australiano y español van encaminados a proteger a los más pequeños de un Internet que pone a golpe de un solo clic contenido violento y sexual poniendo en riesgo su salud mental por los problemas de adicción, acoso o bullying que pueden generar en usuarios tan vulnerables. Por ejemplo, por dar solo un dato, un estudio de Unicef en España advierte que el 42% de los adolescentes ha recibido mensajes de contenido erótico o sexual a través de las redes sociales. Conscientes de los riesgos, hay que hacerse LA —sí, con mayúsculas— pregunta: ¿estamos protegiendo realmente así a los menores?
Para García Manglano, hay un interés por parte del Gobierno de atajar lo que ya es un problema de salud pública: "Son medidas buenas como recomendaciones pero que son realmente difíciles de implementar porque lo tienen que hacer los progenitores, hay que delegar en ellos y, por tanto, darles también conocimiento y capacidad para poner en marcha las herramientas para cada edad". "Es cierto que en países en los que se han intentado medidas similares siempre ha sido muy difícil llevarlas a cabo porque hay que verificar la edad, que es una tarea difícil", reconoce este investigador.
Según David Cortejoso, la línea abierta por el Gobierno español es correcta, aunque apunta que hay que "seguir trabajando". Para este experto es fundamental, por ejemplo, mejorar e invertir en educación para las familias.
En cambio, para Sylvie Pérez, con este tipo de medidas la sociedad se "autoengaña". "Nos estamos protegiendo de lo que nos puedan decir los menores cuando sean adultos porque trabajamos desde la prohibición y no les estamos educando a usar y convivir con estas tecnologías", argumenta esta psicopedagoga que defiende que no son las herramientas "suficientes" porque "no estamos ni exigiendo a las plataformas que realmente verifiquen los contenidos ni que el control parental sea obligatorio".
Cero pantallas hasta los seis años
En el caso de España, una de las medidas que más titulares acaparó fue la propuesta del comité de expertos de una política de pantallas cero para los pequeños de menos de seis años. Es decir, ni móvil, ni ordenador, ni televisión. Esta recomendación va en línea de las directrices de la OMS sobre menores de cinco años publicadas en 2019 que aconsejaron cero horas de pantalla a los bebés de menos de doce meses y no más de una hora al día en niños de menos de cinco años.
"Se están observando evidencias de que los efectos perjudiciales son serios en niños tan pequeños porque sus neuronas no están preparadas para el tipo de estimulación que ofrecen los dispositivos tecnológicos", explica Cortejoso.
Nos estamos protegiendo de lo que nos puedan decir cuando sean adultos porque trabajamos desde la prohibición y no les estamos educando a convivir con estas tecnologías
Para García Manglano, más importante que está política de cero pantallas y las edades concretas es "recuperar las alternativas a la tecnología" porque en esta franja de edad están en un momento clave para "desarrollar la comunicación o la imaginación, están configurando la personalidad". Este investigador deja claro que es necesario menos pantallas a estas edades y más juegos con la familia y otros niños: "Antes de darles todo con colores y gráficos espectaculares, deben abordar el mundo con curiosidad".
"Es cierto que hay retraso en el aprendizaje del lenguaje en esta franja de edad de menos de tres años", señala Pérez que, no obstante, no culpabiliza exclusivamente al uso de pantallas: "Los padres no interactúan con los niños y no les presta la suficiente atención". Para psicopedagoga, el debate comienza a partir de los tres: "Se debería diferenciar de qué pantalla hablamos: la de un móvil o la de un ordenador o una televisión compartida y a una distancia". "Creo que de tres a seis años no pasa nada porque miren un rato la televisión o un vídeo en una actividad compartida con un adulto", indica.
Entre los seis y los 16: uso vigilado y limitado
El informe también propone limitar entre los seis hasta los doce el uso de los dispositivos con acceso a Internet. Además, este uso debe realizarse siempre bajo supervisión de un adulto y con los controles parentales activados. A partir de los doce años y hasta los 16, el comité de expertos abre la puerta a que puedan tener un teléfono, eso sí un modelo restringido y que permita solo hacer llamadas.
Estas dos divisiones se corresponden con la educación primaria y secundaria. Por esto, Cortejoso espera que estas medidas impliquen a todos los Ministerios y el de Educación "haga cambios en sus planes educativos": "Espero que ponga en primaria actividades sin pantalla porque no hacen falta. Y tampoco es necesario que en secundaria se manden tareas para casa que impliquen pantalla".
El 69,6% de la población entre 10 y 15 años ya tiene smartphone
"Tengo la sensación de que los cortes de edad están más hechos para adecuarse a los ámbitos de la educación y menos relacionados con la propia crianza. Me chirría", reconoce Pérez que se pregunta qué pasará en aquellas familias con hijos en diferentes franja de edad: ¿se prohíbe a uno de diez ver quince minutos la televisión porque tiene un hermano de cinco?
El primer móvil de "adulto", a los 16
Con esta dicotomía, no será hasta los 16 cuando, según este informe, es recomendable que los adolescentes tengan su primer móvil con acceso a Internet. Este consejo de los expertos del Gobierno va en la línea de la revuelta antimóvil que se inició el curso pasado en varias comunidades y que optaba por retrasar hasta esta edad la llegada de los smartphones a la vida de los menores. Además, en Francia, un estudio encargado también por el Gobierno recomendó el pasado abril que a los niños no se les debería permitir usar teléfonos inteligentes hasta los 13. Eso sí, en España, según el último estudio del INE sobre Equipamiento y uso de tecnologías de información y comunicación en los hogares en España, correspondiente a noviembre de 2024, el 69,6% de la población entre 10 y 15 años ya usa smartphone.
"Con menos de 16 no están formados para gestionar el impacto emocional de todo lo que se ve en redes sociales con contenidos violentos o de trastornos alimentarios", sostiene Cortejoso que insiste en que "no hay ninguna prisa" para que los adolescentes tengan móvil: "Van a tener toda la vida para tenerlo, pueden esperar dos años más".
"16 es una edad razonable y alta, sin ser este tipo de elecciones una fórmula mágica ni exacta. Es prudente porque con 18 quizás es ya demasiado tarde porque en este proceso influye la exposición gradual", defiende García Manglano que, no obstante, apunta que "también podría ser 14, porque con esta edad ya tienen bastante relaciones sociales".
Para Pérez, el cambio de pasar a un móvil sin Internet a uno con es demasiado brusco: "¿De repente a los 16 ya saben como funciona todo? Me falta en estas medidas cómo introducir el acceso a Internet, a la identidad digital… Soy de la idea que retrasar el acceso no soluciona el problema".
Acceder a las redes sociales, también a los 16
El límite de 16 años para el móvil también es la edad que el comité de expertos español establece para que los adolescentes puedan abrirse un perfil en una red social. Este límite va en la línea de lo establecido por el Reglamento Europeo de Protección de Datos (RGPD) que marca desde 2018 que la edad mínima para tener una cuenta son los 16 años, aunque está permitido que los países miembro, como pasaba hasta ahora con España, establezcan cualquier límite de edad a partir de los 13 años.
Espero que ponga en primaria actividades sin pantalla porque no hacen falta. Y tampoco es necesario que en secundaria se manden tareas para casa que impliquen pantalla
La propuesta española va en línea con la reciente ley australiana aprobada a finales de noviembre que prohíbe a las plataformas de redes sociales permitir el acceso a sus servicios a usuarios menores de 16 años. Sin sanciones ni para usuarios ni para los progenitores, establece multas de hasta 50 millones de dólares para aquellas empresas que no cumplan con esta norma. La norma no contiene por ahora detalles sobre cómo funcionará esta prohibición, que entrará en vigor en doce meses, y deja encima del tejado de las plataformas implementar las medidas necesarias. Según explica The Guardian, los detalles se darán a conocer cuando se completen a mediados de 2025 las pruebas de la tecnología de verificación de edad.
Para Cortejoso, los 16 es una buena edad para el salto que supone tener un móvil de adulto y acceso a redes sociales ya que se produce un cambio importante en unos adolescentes a punto de empezar Bachillerato: "Tienen más criterio y mejor amueblada la cabeza. Son mucho más críticos y esto es importante porque hay que tener en cuenta que son tecnologías diseñadas para captar la atención y que el tipo de contenido no es apropiado para su edad".
Creo poco en las apps de redes sociales para niños en la que ellos se meten independiente porque este acceso debe ser gradual y supervisado
España y Australia no son los únicos países que han dado un paso al frente para legislar sobre la edad de acceso a las redes. En julio pasado, Puerto Rico decretó los 18 años como la edad mínima para que una persona pueda activar una cuenta en cualquier plataforma, una medida similar a la de Texas (EEUU), o a la de Florida, aunque en este estado se fija en 14. Más allá de la edad, va el proyecto de ley que está en marcha en Reino Unido. Con el respaldo de laboristas, conservadores y expertos en protección infantil, el texto presentado en octubre, según recoge The Guardian, plantea que las tecnológicas excluyan de los algoritmos a los adolescentes para que así el contenido que consuman sea menos adictivo.
De la prohibición de los filtros de belleza de TikTok a un Instagram para adolescentes
Conscientes de que los actuales sistemas de verificación de edad no funcionan, desde la industria tecnológica ya han adelantado que no ven con buenos ojos la norma australiana. Desde Meta, TikTok, Snapchat o X ya han mostrado su enfado por lo deprisa que se tramitó la ley —casi menos de un mes— y critican que no tuviese en cuenta las medidas que las propias plataformas ya toman para proteger a los jóvenes.
Por ejemplo, TikTok anunció a finales de noviembre nuevas restricciones a nivel mundial sobre el acceso de los menores de 18 años a filtros que imitan los efectos de la cirugía estética. En concreto, a aquellos que agranden artificialmente los ojos, rellenen los labios y suavicen o cambien el tono de la piel. Quedan fuera de este veto, aquellos estilo cómic, es decir, los que añaden orejas de conejo o narices de perro.
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Por su parte, Meta tiene en marcha la implantación en la UE a principios de 2023 de Instagram para adolescentes. Según detalla el imperio propietario también de Facebook y WhatsApp, hará los perfiles de los jóvenes de menos 18 años privados por defecto, limitarán quién puede ponerse en contacto con ellos y tendrán restringido el contenido que pueden ver además de contar con recordatorios más estrictos de tiempos límites. Para que los pequeños no mientan sobre su edad, la compañía detalla que les exigirá una verificación en más sitios y, según publica Bloomberg, estaría desarrollando un software basado en inteligencia artificial, una especie de "clasificador de adultos", para encontrar cuentas que pertenezcan a menores.
El 51% de los usuarios de menos de 13 años usan redes sociales
Para García Manglano, todas estas medidas son "de gestión de la reputación o de imagen": "Son empresas, tienen que ganar dinero y compiten entre ellas por la atención de los usuarios". Según explica, su estrategia pasa por "enganchar" a los menores "cuanto antes" y que una vez sean adultos "no se planteen cambiar": "Creo poco en las apps de redes sociales para niños en la que ellos se meten independiente porque este acceso debe ser gradual y supervisado".
Las tecnológicas llevan años defendiendo que "están diseñadas para menores", lo cierto es que hay adolescentes en estas plataformas. Un estudio de 2024 del regulador de medios del Reino Unido, Ofcom, asegura que el 51% de los usuarios de menos de 13 años usan redes sociales. Es más, el 40% de los niños entre 8 y 17 años reconoce haber dado una edad falsa para acceder a un nuevo sitio o aplicación. Según datos de TikTok, todos los meses se eliminan unos seis millones de cuentas de usuarios con menos de 13 años, la edad mínima para acceder a la aplicación.