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"Alimentaban mi sensación de fracaso vital": cuando dejar las redes sociales salva tu salud mental

"Llegaba a pasar tres o cuatro horas al día, incluso cinco, en ocasiones". Quien habla es Sol Gil Rodríguez, una abogada de 26 años que decidió eliminar su cuenta de Instagram cuando se hartó de "perder su tiempo en algo que no le aportaba nada". Bueno, nada no. Ahora es consciente de que pasar horas en la aplicación le provocaba frustración: "Porque veía la vida perfecta que otros mostraban, el físico de las influencers que yo no podía tener... Estaba cansada de ver lo afortunada que era la gente mientras yo no lo era porque tenía que ir a trabajar, no me gustaba ir al gimnasio y no tenía tiempo para nada."

Tras haber intentado sin éxito limitar el tiempo de uso y dejar de usarla desinstalándola de su móvil —algo que no funcionaba ya que accedía desde su ordenador—decidió borrar su cuenta hace dos años. "Recaí a los seis meses, pero duré unos dos días, porque me vi de nuevo en ese mismo bucle, así que la volví a eliminar", reconoce. Sol eliminó también Facebook de su teléfono y, aunque sigue utilizando X, dice que no tiene el mismo impacto negativo ya que lo usa solo para leer noticias.

Para María B.P., de 26 años, dejar las redes sociales fue imprescindible para salvar su salud mental tras romper con su pareja. "Me pasaba el día mirando su TikTok y sus historias de Instagram. "Era muy nocivo", asegura. Se encontraba deprimida y no paraba de ver la vida perfecta de los demás, algo que le hacía sentirse peor consigo misma: "Alimentaba mi sentimiento de fracaso vital". Esto fue lo que le llevó a cortar por lo sano. Y según cuenta a infoLibre, fue lo mejor para ella.

Desde que dejó las redes afirma llevar mucho mejor el duelo por su ruptura, "a veces me pongo triste, pero eso es normal". Tampoco se plantea instalarse de nuevo las apps en el corto plazo, aunque quizás vuelva en un tiempo. A pesar de sentirse "muy desconectada con el resto de la gente", el balance es positivo .

Jorge Alarcón, periodista de 24 años, tomó la decisión de eliminar Instagram de su móvil, ya que el afán de comparar su vida con las que veía en las redes no era bueno para su salud. Algo de lo que ya le había advertido su psicóloga. A la sensación de ser poco productivo se unieron los problemas para relacionarse con los demás ya que "buscaba cuerpos perfectos", como los que inundan la app. Así resume él mismo lo que le ocurrió: "Fue la obsesión de buscar fuera la aceptación que no venía de adentro".

Claudia Binotti, de 25 años, no se anda con rodeos y reconoce que tiene un problema. Aunque actualmente solo tiene Instagram, asegura pasar cinco o seis horas al día en la aplicación. "El algoritmo te muestra contenido que te engancha más aún y acabas en una espiral", explica. De momento, no se ve capaz de desinstalar la app, aunque sí está intentando pasar menos tiempo en ella, porque es consciente de que "el uso de las redes está arruinando nuestra capacidad de generar endorfinas de otra forma que no sea cogiendo el móvil y viendo imágenes de forma compulsiva".

Los expertos advierten de las consecuencias en la salud mental

"La cantidad de horas que se pasa frente al móvil son demasiadas", declara Emilio Martín Martínez, sociólogo y profesor de la Universidad Complutense de Madrid. "Estas 2-3 horas que pasamos en las redes —el grueso de la población, no solo los jóvenes— estamos simultaneando el consumo en redes con otras actividades, lo que genera una incapacidad para concentrarse y prestar atención. Esto es además mucho tiempo que no le dedicamos a la vida real ni a las personas que tenemos a nuestro alrededor".

Conchita Sisí, psicóloga especializada en tratar trastornos cognitivos y de la conducta, lo tiene claro: "Los estudios encuentran mayores niveles ansiedad, peor autoestima y déficit en las habilidades sociales. Muchas veces personas que se encuentran más vulnerables psicológicamente hacen un mayor uso de las redes y en consecuencia empeoran. El impacto en la autoestima varía en función de la red: TikTok e Instagram afectan más al autoconcepto físico, mientras que X afecta más a nuestro estado de ánimo y nuestra autoestima social", matiza Sisí.

Respecto a los efectos que esto tiene en la salud mental, el sociólogo ratifica las palabras de la psicóloga: "La gente tiende a publicar los aspectos más aparentes de su vida" lo que lleva a los usuarios a la comparación, "cuando compararse en sí no es malo, el problema viene cuando eso nos lleva a la frustración y a la envidia".

La psicóloga Lucía Vara, que trata entre otras patologías la adicción a las redes, es de la misma opinión. Afirma que las redes están diseñadas para generar adicción, gratificación instantánea y placer inmediato. Lo que tiene sus beneficios, pero también enormes riesgos: "Las redes son un escaparate en el que nos exhibimos, nos validamos a través de la mirada ajena, y no somos conscientes de lo vulnerables que somos", asegura.

Como psicóloga afirma tener en su consulta a personas que acuden a terapia por trastornos de la conducta alimentaria en los que, de una manera u otra, las redes sociales están presentes, disminuyendo la autoestima y aumentando la insatisfacción corporal. "Además, para muchas personas ya es verdaderamente difícil distinguir su verdadera identidad de la imagen que proyectan en redes", puntualiza.

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Según la opinión de Sisí, las nuevas generaciones tienen una mayor responsabilidad y conciencia de esta problemática y ya se plantean medidas para reducir el uso excesivo, como apps de límites voluntarios o notificaciones de bienestar digital.

El uso de redes, regulado por ley

En el marco de la presentación del anteproyecto de ley de protección de menores presentado en junio de este año, Félix Bolaños, el ministro de Presidencia, afirmó que "la media de edad en España de acceso al primer móvil son los 11 años y el 98% de los adolescentes tienen algún tipo de interacción en las redes sociales", e insistió en que “está en juego” la salud de los menores. La ley prevé elevar la edad mínima para tener cuenta personal en redes de los 14 a los 16 años. Australia aprobó el pasado noviembre una ley que limita a los 16 años el acceso a las plataformas.

Los jóvenes de 16 a 24 años son quienes más usan Internet y por tanto, las redes. Es por ello normal que sean los vean su salud mental más perjudicada por el uso de internet. El 99,9% de los hombres y el 99,7% de las mujeres de ese rango de edad lo utilizan a diario, siendo lo que más utilizan la mensajería instantánea (WhatsApp, Messenger) y las redes sociales como Instagram y Tik Tok en segundo lugar, según el último sondeo del CIS, realizado en 2024. De las redes sociales, el tema que nos ocupa, según la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia) las más utilizadas fueron Facebook (56,5 %) e Instagram (51,9 %) mientras que la red social cuyo uso aumentó más fue TikTok. Cabe destacar que según va aumentando el rango de edad, disminuye el uso de Internet, y, por tanto, de las redes.

"Llegaba a pasar tres o cuatro horas al día, incluso cinco, en ocasiones". Quien habla es Sol Gil Rodríguez, una abogada de 26 años que decidió eliminar su cuenta de Instagram cuando se hartó de "perder su tiempo en algo que no le aportaba nada". Bueno, nada no. Ahora es consciente de que pasar horas en la aplicación le provocaba frustración: "Porque veía la vida perfecta que otros mostraban, el físico de las influencers que yo no podía tener... Estaba cansada de ver lo afortunada que era la gente mientras yo no lo era porque tenía que ir a trabajar, no me gustaba ir al gimnasio y no tenía tiempo para nada."

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