Tratado de Libre Comercio
¿Está muerto el TTIP?
El Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP, por sus siglas en inglés), que la Unión Europea y Estados Unidos llevan negociando desde hace años en la más absoluta opacidad, se tambalea. Lo que empezó siendo uno de los principales objetivos comerciales de la Administración Obama antes de finalizar su mandato –pretendían dejarlo cerrado antes de que terminase el año– parece alejarse cada vez más con el paso de los meses. Las discrepancias a ambos lados del Atlántico en algunos puntos del acuerdo, principalmente en relación con los cosméticos, la contratación pública o la influencia del gigante americano en las leyes europeas, tal y como se constató en los documentos filtrados por Greenpeace, frenan el último empujón que necesita el TTIP.
Además, la presión de los movimientos sociales contra el tratado, cada vez más rechazado por la sociedad civil europea –ha pasado del 25% en contra en 2014 al 32% a comienzos de 2016–, así como la victoria del Brexit en el referéndum del pasado mes de junio, han embarrado todavía más un proceso que desde Alemania y Francia ya se empieza a poner en cuestión. El pasado domingo, el vicecanciller y ministro de Economía germano, el socialdemócrata Sigmar Gabriel, aseguró que "las cosas no se están moviendo" y que las negociaciones "han fracasado" porque los europeos no quieren "sucumbir a las demandas de los americanos". "Está de facto fracasado"de facto, sentenció en una entrevista concedida a un medio alemán.
Dos días después de las duras declaraciones del número dos del Ejecutivo germano, desde Francia se asestó un nuevo golpe que hizo tambalear todavía más el acuerdo: el Gobierno galo pedirá en septiembre dar por concluidas las negociaciones con EEUU. "Debería haber un final absolutamente inequívoco para que podamos reiniciarlas sobre una buena base", declaró el ministro galo de Comercio, Matthias Fekl, añadiendo a renglón seguido que "ya no existe apoyo político" de su país y criticó que el gigante americano sólo esté ofreciendo a la Unión Europea "migajas", algo que no es propio "entre aliados".
Sin embargo, tanto Estados Unidos como la Comisión Europea intentan dulcificar el estado de las negociaciones. Según el órgano ejecutivo, la decimocuarta ronda entre los dos equipos negociadores, celebrada el pasado mes de julio, se cerró con "una buena sensación" y con "propuestas para la mayoría de los capítulos". Por eso, ante el posicionamiento de París y Berlín, tanto Bruselas como Washington han querido quitar hierro al asunto. "Estamos al corriente de las declaraciones, pero ahora mismo la pelota está en juego y la Comisión está logrando avances", señaló el pasado lunes el portavoz jefe de Juncker, Margaritis Schinas.
"Estamos en un proceso para ver si podemos aprobarlo (...) Toda nuestra Administración continúa completamente comprometida con ese acuerdo", apuntó, por su parte, la secretaria de Comercio de Estados Unidos, Penny Pritzker. Sin embargo, el que se mostró más categórico en su respuesta fue el negociador jefe de la UE para el TTIP, el español Ignacio García Bercero, que calificó de "exagerados" los "rumores sobre la muerte" del tratado. ¿Está el acuerdo comercial entre ambos lados del Atlántico acabado definitivamente? ¿O es posible que termine llegando a buen puerto?
Mantener la guardia alta
El eurodiputado de ICV –integrado en el Grupo de Los Verdes/ALE– Ernest Urtasun sostiene que el tratado "no está definitivamente muerto" y que todavía es demasiado pronto para "cantar victoria": "Hay que mantener la guardia alta", asevera en conversación telefónica con infoLibre, recordando la contundente respuesta que dieron tanto desde la Unión Europea y el entorno de la propia Angela Merkel como desde Estados Unidos a las declaraciones vertidas en París y Berlín. Una opinión que comparte Marina Albiol, europarlamentaria por IU: "Ni mucho menos. No pueden pararse las movilizaciones contra el TTIP, CETA –el acuerdo comercial con Canadá– y TiSA por unas declaraciones a la prensa", asevera la diputada integrada en el grupo GUE/NGL.
Su compañera por Podemos Lola Sánchez también se pronuncia con cautela, asegurando que aunque el acuerdo comercial "no está muerto todavía", sí que está "herido de muerte". "Se desangra lenta y constantemente, y ya no hay marcha atrás. Cada vez menos sectores lo apoyan", sostiene en conversación con este diario, y apunta que las declaraciones de Gabriel y Fekl "suponen una estocada más" al tratado con EEUU. Sin embargo, considera que lo que realmente hizo daño al proceso negociador fueron las filtraciones que se produjeron el pasado mes de mayo. "Ya no pueden engañar más a la gente sobre su contenido", apostilla la eurodiputada.
Tampoco desde el PP creen que las declaraciones del vicecanciller alemán y del ministro de Comercio galo supongan la caída definitiva del acuerdo. Santiago Fisas, miembro de la Comisión de Comercio Internacional del Parlamento Europeo, reconoce que aunque se encuentra "en una situación complicada", las negociaciones avanzan. Considera un error que el TTIP no llegue a buen puerto, sobre todo en un momento en el que "el centro de influencia se ha trasladado al Pacífico" con el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) entre EEUU y varios países latinoamericanos y asiáticos. "Sigue siendo un tratado válido. No podemos darle la espalda. ¿Queremos quedarnos descolgados?", sentencia. En la misma línea se pronuncian los socialistas: "Creemos en la necesidad de un acuerdo con EEUU y respetamos las negociaciones", sostienen fuentes del PSOE.
La Comisión Europea sigue teniendo el mandato
La Comisión Europea sigue teniendo el mandato negociador que le fue otorgado. Y así de contundente se expresó Margaritis Schinas, el portavoz jefe de Jean-Claude Juncker, tras las declaraciones de Gabriel y Fekl, recordando que el presidente del órgano legislativo de la UE preguntó durante el último Consejo Europeo "uno a uno" a todos los líderes de los Estados miembros si se debía seguir negociando el acuerdo comercial con el gigante americano. "La Comisión recibió un nuevo mandato para concluir las negociaciones", sentenció Schinas.
Y eso es algo que tienen en cuenta todos los eurodiputados consultados por este diario. Mientras no se le retire la potestad de seguir negociando, la Comisión no echará el freno. "La CE tiene un mandato muy claro. Así que si Alemania y Francia se oponen al TTIP, entonces deben demostrarlo con hechos", sostiene Albiol. "Tienen que retirarle el mandato, algo que no preveo que pase", afirma Fisas, sobre todo si se tiene en cuenta que Merkel "está a favor". "Mientras no haya un mandato diferente, la Comisión seguirá negociando", sentencia Urtasun.
Lola Sánchez, por su parte, explica que Francia y Alemania son los países "económica y políticamente más fuertes de la UE" y que tanto el TTIP como el CETA y el TiSA tienen que ser aprobados en el seno del Consejo Europeo, donde los diferentes Estados deben dar su voto afirmativo. "Cualquier país de la Unión Europea podría salvar al resto del desastre. Pero claro, Alemania y Francia son los socios más importantes, y su postura arrastra a muchos otros Estados", sostiene la eurodiputada, que añade en este sentido que "si la gente de esos dos países consigue que sus gobiernos se bajen del carro de estos tratados, nunca verán la luz".
Las dos lecturas
Los europarlamentarios sostienen que las declaraciones del vicecanciller alemán y del ministro de Comercio galo durante la última semana tienen dos lecturas posibles. La primera de ellas guarda relación con la política interna de ambos países, que se enfrentan a las presidenciales el próximo año. "Los socialdemócratas ven que no pueden afrontar los procesos electorales defendiendo el tratado. Y eso es una victoria de la movilización popular", afirma Urtasun. "Hollande ha tomado una decisión realmente demagógica", señala Fisas, quien añade que tiene mucho que ver en la postura del Gobierno francés el "mal resultado" que le auguran "las encuestas".
Sin embargo, Marina Albiol no pierde de vista, al igual que el eurodiputado de ICV, el CETA, que según el acta de la reunión que el Comité de Política Comercial del Consejo Europeo celebró el pasado 15 de julio, a la que tuvo acceso infoLibre, pretende cerrarse el próximo mes de octubre. "Se intenta mantener una posición contraria al acuerdo con EEUU para que el tratado comercial con Canadá pase de una manera más suave", asevera Urtasun. Por ello, Marina Albiol pide no centrar la atención exclusivamente en el Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones porque, si no, el CETA quedará "en un segundo plano".
Contra reloj en EEUU a dos meses de las presidenciales
Con las elecciones presidenciales en Estados Unidos a la vuelta de la esquina, la Administración Obama trabaja contra reloj para que el acuerdo quede bien cerrado antes de que el gigante americano tenga un nuevo presidente. "Continuamos trabajando hacia el objetivo de completar esas negociaciones antes de que finalice el año", comentó en rueda de prensa tras el tono pesimista en Alemania y Francia el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest. Una idea que llevan repitiendo durante meses, a pesar de las dificultades que han ido encallando constantemente el proceso y que están impidiendo que el tratado llegue de una vez por todas a buen puerto.
El Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones tiene que ser uno de los logros en comercio exterior del actual presidente demócrata, por eso la rúbrica del tratado se ve como necesaria ante el riesgo de que el republicano Donald Trump, o la propia compañera de partido de Obama y candidata a la presidencia de Estados Unidos, Hillary Clinton, tiren por tierra con su llegada a la Casa Blanca tras los comicios del mes de noviembre varios años de trabajo entre los equipos negociadores a ambos lados del Atlántico.
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Ninguno de los dos aspirantes a dirigir el país durante los próximos cuatro años ha apostado firmemente por el tratado con la Unión Europea. El candidato republicano ha mostrado en repetidas ocasiones su categórico rechazo a los diferentes acuerdos comerciales en los que participa EEUU y, con el objetivo de que "los trabajos y la riqueza se queden" en el gigante americano, el magnate prometió el pasado mes de junio en el Club Económico de Detroit que si es elegido presidente sacará a Estados Unidos del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) y que renegociará el NAFTA, el tratado cerrado con México y Canadá hace dos décadas.
La postura mantenida por la candidata demócrata en relación con los acuerdos comerciales es un poco más difusa. Clinton comenzó respaldando el TTIP y participando activamente en la organización de las negociaciones durante su etapa como secretaria de Estado. Sin embargo, su discurso giró por completo con la llegada de las primarias del Partido Demócrata, en las que su máximo rival, Bernie Sanders, mantuvo una posición contraria a este tipo de tratados. A pesar de haber sido ya designada como aspirante demócrata, su postura se mantiene. "Detendré cualquier acuerdo comercial que destruya trabajos y rebaje los salarios, incluido el TPP", aseveró a comienzos de agosto.
Los plazos se agotan y, salvo sorpresas, será el próximo presidente estadounidense el que vea el éxito o fracaso del acuerdo comercial con el Viejo Continente. Ninguno de los eurodiputados consultados por este diario ve posible que el tratado quede cerrado antes de finalizar el año, tal y como estaba previsto. Por lo tanto, serán Trump o Clinton los encargados de enfrentarse al TTIP una vez alcancen la Casa Blanca. "Esperemos que no gane Donald Trump", sostiene Fisas, que se muestra convencido de que la candidata demócrata, a pesar de su posición respecto al TPP, "estará a favor" del acuerdo con la Unión Europea.