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Tratado de Libre Comercio

¿Pueden reactivarse las negociaciones del TTIP después de meses congeladas?

Protesta en Madrid contra el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones.

El Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones –TTIP, por sus siglas en inglés– parecía muerto tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Sin embargo, a finales de mayo el secretario de Comercio norteamericano, Wilbur Ross, ha dejado entrever que está dispuesto a retomar las negociaciones con la Unión Europea para seguir avanzando en el tan criticado acuerdo comercial. "Tiene sentido continuar con las conversaciones y trabajar para alcanzar una solución que mejore de manera general el comercio", dijo Ross en declaraciones a la CNBC, al mismo tiempo que recordaba que la UE es uno de los "mayores socios comerciales" de EEUU y que cualquier negociación "debe llevarse a nivel europeo" y no "de manera individual con países".

El anuncio del secretario de Comercio estadounidense choca de lleno con la política económica proteccionista de Trump, una bandera que agarró como candidato y que no ha soltado durante sus cuatro meses en la Presidencia. En campaña cargó duramente contra los tratados de libre comercio –tanto los ya firmados (Nafta o TPP) como los que están en proceso de negociación (TTIP)–, unos acuerdos que, según dijo, han "destruido" Estados Unidos. Una vez en la Casa Blanca, rompió formalmente el Transpacífico, decidió que el Nafta –con México y Canadá– tenía que ser renegociado y dejó la joya de la corona de la política comercial de Bruselas, el Tratado Transatlántico, en la cuerda floja.

Un tratado "en el congelador"

La última ronda de negociaciones del TTIP, un tratado en el que se ha trabajado desde julio de 2013 en la más absoluta opacidad, se celebró el pasado mes de octubre. Se hizo con la vista puesta en las elecciones en EEUU y entre voces que daban el acuerdo por muerto, como la del vicecanciller y ministro de Economía germano, Sigmar Gabriel, que afirmó a finales de agosto que "las cosas" no se estaban "moviendo" y que el tratado comercial estaba "de facto fracasado"de facto. Algo que rechazaban desde la Comisión Europea asegurando que la ronda anterior se había cerrado con "una buena sensación" y con "propuestas para la mayoría de los capítulos".

Pero el 8 de noviembre Trump da la sorpresa y, contra todo pronóstico, se impone a Hillary Clinton en las elecciones presidenciales. Y el nerviosismo se instaura en Bruselas. Tan sólo dos días después de la victoria del candidato republicano, la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, comparece ante los medios y anuncia que el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversión iba a estar "durante bastante tiempo en el congelador" a la espera de conocer la dirección en política comercial de la nueva Administración norteamericana. "Creo que deberíamos ser realistas: no creo que veamos la reanudación de las negociaciones del TTIP en bastante tiempo", afirmó.

Desde entonces, se ha tratado de convencer a Trump de continuar con las negociaciones. En marzo lo intentó la canciller alemana, Angela Merkel, quien durante su visita a Washington rechazó la posibilidad de acuerdos bilaterales en materia comercial y dejó claro al presidente que "cualquier negociación será entre la Unión Europea y Estados Unidos". Una presión que se mantuvo durante la visita de Trump a Bruselas a finales de mayo, donde se reunió con los jefes de las principales instituciones comunitarias y se acordó, según el presidente de la Comisión, Jean Claude-Juncker, una reunión entre las delegaciones estadounidenses y europeas para lograr un "acercamiento comercial".

¿No estaba muerto?

Las palabras del secretario de Comercio estadounidense han caído como un jarro de agua fría sobre organizaciones y eurodiputados que llevan años luchando contra el acuerdo. Marina Albiol, parlamentaria de IU, señala que nunca dieron por muerto el tratado porque Trump "representa a la clase multimillonaria de EEUU" que, sin duda, apoya un acuerdo que beneficia "a las multinacionales". Un punto de vista que comparte Lola Sánchez, su compañera en la Eurocámara por Podemos: "Los que trabajamos en las instituciones vemos que la dinámica de la UE es muy fuerte, con una gran presión de los lobbies, de las compañías... Esta gente no se iba a rendir a la primera".

Tom Kucharz, miembro de Ecologistas en Acción y portavoz de la campaña Stop TTIP y CETA, considera que se ha cometido un error "dando por muerto" el Tratado Transatlántico y "exagerando el proteccionismo" del presidente estadounidense. Recuerda que Trump prometió en campaña que calificaría a China de manipulador de divisas y que rompería el Nafta, pero finalmente no ha hecho ninguna de las dos cosas. "En la Administración hay una guerra abierta entre un sector proteccionista y otro, ligado a Wall Street, neoliberal. Está ganando este último", explica el también periodista e investigador social.

Reactivar las negociaciones

Las dos eurodiputadas están convencidas, y más después de las declaraciones de Ross, de que "desgraciadamente" el acuerdo comercial con EEUU "puede ser resucitado". Albiol apunta que Bruselas siempre "ha trasladado que tiene intención de seguir negociando" y dice que van a seguir "trabajando" para que los ciudadanos europeos "conozcan qué es y cómo les afectará". Sánchez, por su parte, critica con dureza que se continúe insistiendo "en un acuerdo de estas dimensiones" con un país "dirigido por un hombre que funciona a golpe de capricho" y pide a la Unión Europea "dos dedos de frente".

Kucharz, por su parte, considera que las negociaciones se reanudarán de nuevo "a partir de 2018". Para ese año ya habrán quedado resueltas las elecciones en Alemania y se habrá avanzado en las conversaciones con Reino Unido para su salida del club comunitario. "Y por la parte estadounidense –prosigue el miembro de Ecologistas en Acción–, ya se habrá calmado la fase de cumplir con los anuncios de campaña y se habrá avanzado en la renegociación del Nafta". "Hay que intentar que cuando se retomen no pille a la sociedad desprevenida", sentencia.

Más dudas tiene, sin embargo, el eurodiputado por ICV, Ernest Urtasun, que apunta en conversación con este diario que "no hay condiciones políticas para volver a arrancar la negociación" y, por tanto, pronostica "que a medio plazo" el TTIP "va a seguir en el cajón". "El ambiente ahora mismo sigue muy enrarecido", dice. Es consciente de que hay "voluntad" de sacar el acuerdo del congelador por parte de Bruselas, pero considera que todavía es pronto para ver una posición clara de la nueva Administración estadounidense porque con Trump "es muy imprevisible, hay una falta total de una política coherente". "Parece complicado pensar que quiera volver ahora a repescar el tratado", señala.

¿Un nuevo acuerdo?

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El portavoz de la campaña Stop TTIP y CETA cree que resurgirán las conversaciones partiendo del punto donde estaban cuando quedó congelado. Sin embargo, considera que se analizarán dos escenarios: si se quiere un acuerdo comercial "pequeño" que deje fuera aquellos aspectos que "generan grandes dificultades" y si se apuesta por un tratado que no incluya tribunal de arbitraje (ISDS), algo que permitiría aprobarlo sin que tenga que ser respaldado por los Parlamentos nacionales de los Estados miembro, sólo pasando por el Consejo y la Eurocámara.

Urtasun señala que Bruselas ahora "es consciente" de las "dificultades" que existen para sacar adelante acuerdos comerciales de este tipo. En este sentido, el eurodiputado recuerda que el CETA estuvo durante algunos días en la cuerda floja después de que el Parlamento regional de Valonia decidiese bloquearlo y añade que "se ha creado una cierta conciencia ciudadana" sobre este tipo de tratados. Por todo ello, dice, están surgiendo algunas voces que ponen sobre la mesa la posibilidad de "trocear" el "gran paquete TTIP" en "pequeños acuerdos puntuales".

Sánchez, por su parte, teme que el tratado que salga de futuras negociaciones con la Administración Trump pueda ser mucho más "neoliberal y salvaje" con su "America first".  "Si el TTIP ya le daba bastante supremacía a EEUU sobre la UE, la presión del actual presidente puede hacer que salga un acuerdo que, si antes era nefasto, lo sea ahora siete veces más", sostiene. Kucharz, por su parte, afirma que es "muy difícil" superar "los niveles de agresividad si cabe que el actual". Y sentencia: "No hay que abandonar la alerta".

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