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Algunas lecciones que aprender de los atentados del 17-A

Estado en el que quedó la casa de Alcanar (Tarragona) tras la explosión.

Poco más de una semana después de los atentados que sacudieron Barcelona y Cambrils, las administraciones comienzan a hacer balance de aciertos y errores y a valorar nuevas actuaciones. El pasado miércoles se reunió de manera extraordinaria la Junta Local de Seguridad de Barcelona para adoptar medidas adicionales de protección de la ciudad, y el jueves fue el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, el que lanzó la idea de crear un "FBI europeo" que sirviera como órgano central de inteligencia de la UE. Mientras, los expertos señalan que es vital mejorar la coordinación entre los cuerpos de seguridad, aunque insisten en que la actuación policial en Barcelona ha sido, por lo general, buena.

Según han ido transcurriendo los días tras el doble atentado en Cataluña, tanto la información procedente de fuentes oficiales como la publicada por diferentes medios ha reconstruido el ataque y las horas y meses que lo precedieron. Ahora mismo, la investigación se centra en la conexión de los terroristas con el extranjero, fundamentalmente con Francia, Marruecos y Bélgica, un país que ya ha sido protagonista en la investigación: el pasado jueves, por ejemplo, se hizo público que la policía belga pidió en 2016 información a los Mossos sobre Abdelbaki es Satty, el imán de Ripoll que actuaba como cabecilla de la célula terrorista autora de los atentados, aunque lo hizo a través de un email y no por los canales reglamentarios.

La investigación en marcha, conducida por el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, está siendo llevada a cabo por los Mossos d'Esquadra, la Policía Nacional y la Guardia Civil, unas fuerzas que desde que se produjeron los atentados han tenido varios roces públicamente. En este sentido, los expertos consultados por infoLibre señalan que es necesario mejorar la coordinación entre las fuerzas de seguridad, pero también actuar a escala internacional, y ahí señalan unánimemente a un país europeo con mucho que hacer en la lucha antiterrorista: Bélgica.

Mejorar la coordinación policial

La supuesta descoordinación entre fuerzas policiales ha sido una de las críticas que se han vertido estos días. El pasado martes, la Asociación Unificada de los Guardias Civiles (AUGC) y el Sindicato Unificado de Policía (SUP), denunciaron la "exclusión dolosa" y el "aislamiento" sufrido por ambos cuerpos durante la investigación y la gestión del atentado, si bien alabaron el papel de los Mossos d'Esquadra y dirigieron sus críticas contra los "responsables políticos". En este sentido, Chema Gil, director del departamento de estudios sobre terrorismo del Instituto de Seguridad Global, asegura que hay "cosas que mejorar" a este respecto, aunque insiste en que "no hay que sobrevalorar" los fallos.

"El Estado español tiene un sistema policial atomizado, en el que tienen competencias para investigar el terrorismo el Cuerpo Nacional de Policía, el CNI, la Guardia Civil, los Mossos y la Ertzaintza", explica Gil, que recuerda que estos cuerpos están coordinados por el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (Citco), un órgano dependiente del Ministerio del Interior en el que las dos policías autonómicas están presentes desde hace apenas dos meses. El experto sostiene que "la coordinación entre los cuerpos funciona razonablemente bien, pero es cierto que hay que mejorar", si bien no ofrece detalles sobre cómo podría producirse esta mejora. "España tiene este sistema, y cuando hay varias organizaciones trabajando en un mismo tema, se producen fallos de cooperación, como en todos los países, pero no hay que sobreactuar", insiste Gil.

Con su diagnóstico coincide, al menos parcialmente, Rafael Calduch, catedrático de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid (UCM). "Fallos fruto de la descoordinación de fuerzas siempre se producen, porque aunque se apliquen protocolos, hay muchas personas y organizaciones implicadas", razona el experto, que sin embargo apuesta por un mando centralizado para luchar contra el terrorismo. "Para evitar perder eficiencia, debería existir una autoridad única antiterrorista a nivel nacional, que además fuera la referencia para relacionarnos con las autoridades de otros países" en estos asuntos, opina el experto.

En lo que sí coinciden Calduch y Gil es en su ejemplo de cómo la descoordinación entre fuerzas policiales puede afectar a la lucha contra el terrorismo. Ambos mencionan el hecho de que los especialistas en desactivación de explosivos (conocidos como Tedax) de la Guardia Civil no pudieron inspeccionar la explosión que se produjo en el cuartel general de los terroristas en Alcanar, que sólo fue analizada por los especialistas de los Mossos. "¿Tan imposible era que los Tedax [de la Benemérita] acudieran a inspeccionar la explosión? Los Tedax españoles son de los mejores del mundo, y tener expertos con otras perspectivas siempre te ayuda a tener más datos", apunta Gil.

Bélgica, un agujero en la lucha antiterrorista

La necesidad de mejorar la cooperación a nivel europeo a la hora de luchar contra el terrorismo también es un asunto que mencionan los dos expertos. Gil se muestra especialmente duro con uno de los países que se encuentran en el punto de mira por el mal desempeño de sus cuerpos policiales: Bélgica, que a su juicio debería recibir un correctivo por parte de la UE. "Es verdad que la policía belga comunicó sus temores sobre el imán de Ripoll, pero nos encontramos con que volvió a hacerlo mal, porque se puso en contacto con los Mossos por un email particular en lugar de avisar a través de las bases de datos europeas, que para eso están y que son las que permiten que salten alertas", critica el experto, que denuncia que el sistema policial del país funciona "rematadamente mal" y está "atomizado".

"Hay que caminar hacia una legislación común europea en materia antiterrorista, pero hoy por hoy parece complicado", sostiene por su parte Calduch, que pone como ejemplo de las "incongruencias legales" que existen entre unos Estados y otros a Bélgica, con una norma mucho más laxa que los países de su entorno. En este sentido, la legislación belga fue la causante de que Salah Abdeslam, uno de los terroristas que atentó en París en diciembre de 2015, pudiera huir dos días después de cometer los ataques y mantenerse fugado durante cuatro meses: el apartamento donde la policía sospechaba que se escondía Abdeslam no pudo ser investigado por la policía ya que la ley le impide allanar un lugar entre las 21:00 horas de la noche y las 05:00 horas de la mañana.

Vistas estas diferencias, Calduch considera bastante improbable que se termine implantando a corto plazo la idea del "FBI europeo" defendida por Antonio Tajani. "Un servicio de inteligencia conjunto de la UE requeriría que los Estados cedieran estas competencias al órgano supranacional, así como crear una figura similar a un Alto Representante de Seguridad e Interior europeo que sirva a intereses únicamente de la UE y no de los Estados"." Y ahora mismo, no veo claro que exista voluntad por parte de los países para ponerse de acuerdo en este asunto", señala el experto.

La política internacional

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Por su parte, Jesús Núñez Villaverde, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH), pone el acento sobre otra cuestión: la política internacional. En un artículo de opinión en El País, el experto apunta que sin entender "que el desarrollo y la seguridad de quienes nos rodean están indisolublemente ligados a nuestro desarrollo y seguridad, estamos condenados a sufrir las consecuencias". "Y eso exige, desde una plataforma que como mínimo tiene que ser europea, atender a las necesidades básicas de esas poblaciones, potenciar la emergencia de la sociedad civil, aplicar esquemas de comercio realmente justo y, por supuesto, apostar por gobiernos comprometidos con los derechos humanos y la democracia".

"En el plano exterior sabemos que existe un generalizado sentimiento antioccidental en el mundo árabo-musulmán, ganado a pulso no solo por una colonización y descolonización depredatorias, sino por un estructural apoyo hasta hoy a violadores sistemáticos de derechos humanos, sátrapas y golpistas (sirvan Egipto y Arabia Saudí como meras muestras), insensibles a las demandas de poblaciones extremadamente jóvenes y sin expectativas de una vida digna", critica en su artículo Núñez Villaverde, que pone como ejemplo de este apoyo la venta de armas a gobiernos autoritarios o haber dejado "en la estacada a una ciudadanía que se levanta pacíficamente contra sus gobiernos ilegítimos".

En este sentido, Gil apunta otra propuesta en esta línea: aumentar el control de los fondos que se otorgan en concepto de ayuda humanitaria o intercambio cultural a ciertos países. "Cuando existan sospechas de que este dinero no se sabe muy bien dónde acaba, hay que vigilarlo" más de cerca, sostiene el experto, que además plantea que habría que exigir a los Estados que financian cultos en España "reciprocidad". "A Arabia Saudí, por ejemplo, habría que exigirle libertad de culto allí si desea financiar mezquitas en España", pone como ejemplo Gil.

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