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4M | Elecciones en la Comunidad de Madrid

Ayuso arrasa en Madrid, suma con Vox y la izquierda se hunde arrastrada por el PSOE

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Ni la gestión de la pandemia ni la decisión de apretar el botón nuclear del adelanto electoral en plena crisis sanitaria pasan factura a los conservadores en la Comunidad de Madrid. Con más del 99% escrutado, la candidata del PP, Isabel Díaz Ayuso, ha arrasado en la cita con las urnas de este martes con un 44,7% de las papeletas, lo que le permite sentar a 65 parlamentarios en una Cámara regional que contará con 136 diputados hasta los comicios de 2023, cuando se celebrarán nuevamente elecciones. Con este resultado, los conservadores recuperan el músculo que habían perdido en los comicios de 2019, cuando una desconocida Ayuso cosechó el peor dato de la formación de derechas en su principal feudo autonómico. Los números permiten, incluso, que Ayuso pueda ser investida nuevamente como líder del Ejecutivo madrileño sin necesidad del apoyo explícito de la extrema derecha, con quien suma 78 escaños.

Con una campaña centrada en la falsa dicotomía entre comunismo y libertad y apoyada, en gran medida, sobre las restricciones mínimas en tiempos de pandemia, el PP ha conseguido aglutinar el 44,7% del voto. Así, los conservadores vuelven a convertirse en la fuerza mayoritaria en suelo madrileño dos años después de quedarse en el 22,23% de las papeletas y solo 30 diputados en la Asamblea de Vallecas –la mitad que ahora–, una fuerza que les puso por detrás de los socialistas pero con la que pudieron continuar gobernando gracias al apoyo recibido por Ciudadanos y Vox. A pesar de una Ayuso que mejora las cifras de Cristina Cifuentes, los conservadores todavía están lejos de los históricos resultados de la etapa de Esperanza Aguirre, cuando llegaban a aglutinar en solitaro en la región más del 50% de los sufragios.

Desde que apretó el botón nuclear, Ayuso ha defendido una y otra vez que su intención es gobernar en solitario, si bien a lo largo de la campaña no ha dudado en lanzar algún que otro guiño a la extrema derecha por si los números no daban durante la noche electoral. A pesar de la subida, los conservadores no alcanzan en solitario la mayoría absoluta. Sin embargo, la aritmética parlamentaria permite que la cabeza de lista del PP pueda ser investida de nuevo como presidenta incluso sin el voto a favor de los ultras. Ella sola suma más escaños que todo el bloque de la izquierda junta. Pero otra cosa es gobernar. Y, en ese caso, la suma con la ultraderecha, que ya ha dicho abiertamente que la apoyará, se traduce en nada menos que 78 asientos.

La victoria de los conservadores deja un mapa madrileño totalmente teñido de azul. Si en 2019 el PP fue la fuerza más votada en solo 59 municipios, en esta se ha impuesto en 176 localidades –de 179 que integran la comunidad–. Da igual si se pone el foco en las zonas de renta alta o baja. El PP se impone con firmeza en el conocido como cinturón rojo, aquellos municipios tradicionalmente de izquierdas que abrazan a la capital por el sur y en los que la izquierda fiaba un vuelco electoral. En Móstoles o Alcorcón, el PP se ha hecho con cuatro de cada diez papeletas, el doble que los socialistas. También se han impuesto rotundamente en localidades como Leganés, Parla o Getafe. Una victoria que también han cosechado en los cuatro distritos de renta más baja de Madrid capital: Usera, Puente de Vallecas, Villaverde y Carabanchel.

La candidata conservadora ha sido la primera en dirigirse a los suyos. Lo ha hecho poco después de las 22.00 horas desde el balcón de Génova. "La libertad ha triunfado nuevamente en Madrid", se ha arrancado la presidenta regional, quien no ha dudado, como ha hecho durante la campaña, en confrontar con Moncloa. "España es otra cosa, señor [Pedro] Sánchez. España empieza en Madrid. Cuando decimos que Madrid es España es porque aquí viene lo mejor de cada rincón a vivir en paz y en libertad", dijo Ayuso frente a una calle abarrotada.

Tal y como indicaban todos los sondeos, el PP ha terminado por devorar a Ciudadanos. A pesar de los intentos durante la campaña de presentarse como la única alternativa de gobierno moderada que impidiese la llegada de la extrema derecha a las instituciones, los naranjas no han podido alcanzar la barrera del 5% de los votos necesaria para obtener representación –se han quedado con un 3,5%–. Quien sí que ha conseguido aguantar el arrastre de Ayuso ha sido Vox. La ultraderecha, lejos de mermar ante la subida conservadora, ha mantenido prácticamente inamovible su resultado de hace un par de años. La lista liderada por Rocío Monasterio ha conseguido un 9,1% de las papeletas, lo que le permitirá sentar en la Asamblea de Madrid a 13 parlamentarios, uno más que en los anteriores comicios.

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La subida de los conservadores contrasta enormemente con el desplome de los socialistas, que arrastra a todo el bloque de izquierdas. Ángel Gabilondo ha pasado de ser el partido más votado en la cita con las urnas de 2019 a cosechar el peor resultado de su historia: 24 diputados y el 16,8% de las papeletas. Son diez puntos y 13 parlamentarios menos que en los anteriores comicios. Una caída que le ha colocado por detrás de Más Madrid en votos. La candidatura liderada por Mónica García ha mejorado en dos puntos sus resultados y ha salido de la noche electoral con el 16,97% de las papeletas y 24 parlamentarios. Con cinco millares de papeletas más, se convierte en el principal partido de la oposición y en la gran vencedora dentro de las fuerzas progresistas.

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"Somos la fuerza dinámica que empuja al bloque progresista y la alternativa al cambio y al futuro de la Comunidad de Madrid", ha dicho García, quien ha pedido a los madrileños "que no desesperen" porque su partido se pone "a la tarea de derrotar al Gobierno del PP en 2023". "He estado, estoy y estará en la Asamblea", aseguró con firmeza la médica minutos antes de que el líder de Unidas Podemos anunciase en rueda de prensa su intención de abandonar la política institucional.

Porque otra de las variables a medir en las elecciones de este martes era el efecto Iglesias. La bajada del líder de la formación morada del Ejecutivo central ha permitido a Unidas Podemos seguir manteniendo representación parlamentaria. La decisión de su principal activo político se ha traducido en una mejora de poco más de un punto respecto a 2019. Los de Iglesias se han hecho con el 7,2% de las papeletas, lo que se ha traducido en una decena de diputados, frente a los 7 con los que contaba en la última legislatura.

A pesar de las subidas de verdes y morados, el bloque de izquierda se ha visto gravemente lastrado por el derrumbe de los socialistas. Si en los pasados comicios las tres fuerzas progresistas sumaban el 47,6%, en estas se quedan en el 41% de los votos emitidos, frente al 53,8% que suma la derecha y extrema derecha –una cifra muy parecida a los mejores resultados cosechados por Aguirre–. En escaños, la diferencia es de una veintena en la Cámara regional. Hace un par de años, la suma de PP, Ciudadanos y Vox solo aventajaba a los conservadores en cuatro.

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