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‘Borgen’: ¡Qué sana envidia!

No todos los éxitos son iguales. El de la serie Borgen (Movistar+) tiene especial valor y merece reconocimiento, admiración y sana envidia. Se ha emitido en más de 80 países, incluidos los mercados más importantes del mundo, como Estados Unidos y Reino Unido. ¡Y es una producción danesa! Ni sus propios creadores pensaron jamás que algo así pudiera suceder. La pusieron en marcha pensando sólo en el público danés, basada en historias y referentes absolutamente locales y, sin embargo, ha cruzado fronteras de todo el mundo. Incluso cabe considerarla un éxito en España si tenemos en cuenta la relevancia que ha tenido entre la crítica especializada, los serieadictos y hasta los periodistas y políticos de nuestro país. Son 30 horas de televisión para disfrutar.

¿Cómo se explica el fenómeno Borgen? Antes de nada, por cierto: pronúnciese Bórguen. No Borjen. Tampoco Borllen. No sé por qué, pero así se dice en danés. Significa “castillo” y hace referencia a la denominación popular que se da al conjunto de edificios en Copenhague que reúne la sede del Primer Ministro, del Parlamento y del Tribunal Supremo.

Para entender la creación de, quizá la serie de habla no inglesa más importante de la historia de la televisión, hay que sumar la peculiar confluencia de tres factores distintos. Por un lado, la modélica filosofía de trabajo de la televisión pública danesa. En segundo lugar, el peculiar equipo creador de la serie encabezado por uno de los cocineros más famosos del país. Y, en tercer lugar, el propio concepto de Borgen, una serie que presenta desde una original perspectiva el mundo de la política y los medios de comunicación.

La cadena pública danesa DR (Dansmark Radio) se financia mediante el canon que anualmente pagan los ciudadanos. No tiene publicidad y en consecuencia su estrategia de programación no obedece a criterios comerciales. Hasta los años 90, la ficción que se producía eran sobre todo grabaciones de obras de teatro, con poca pegada para la audiencia. Todo cambia con la llegada del nombre clave para entender la revolución allí vivida en los últimos años. Se trata de Ingolf Gabold, un compositor musical, novelista y productor televisivo que entra en 1999 a dirigir el departamento de Dramáticos y le da un giro radical. Uno de sus primeros proyectos es Rejseholdet, Unidad 1, que obtiene el Emmy internacional en 2002. No es mal comienzo.

Una aportación clave de Gabold fue servir de punto de encuentro entre la industria del cine y la de la televisión, que hasta ese momento se habían movido en terrenos apartados. Gabold impuso un personal criterio, su “visión”, como él lo denominaba. Se trataba de conceder al creador de cada serie un papel preponderante que siempre aportara una mirada reconocible. El equipo debía ser copartícipe y leal a ese espíritu. En Dinamarca es común que cada proyecto cuente con dos cabezas, una creativa y otra encargada de la producción, que suelen trabajar juntas establemente. La cadena, según el modelo de Gabold, cede una gran libertad creativa a esos equipos.

Finalmente, el modelo que ha revolucionado la ficción europea desde Dinamarca se apoyaba en un principio narrativo aportado por el propio Gabold. Lo llaman el 'principio de las dos dimensiones'. Consiste en combinar en los conceptos de las series el argumento base, con buenos detonantes, desarrollos y finales, junto a una segunda dimensión, que atraviesa de forma subterránea toda la historia y que aporta una capa de aprendizaje, bien sea ética o cultural. Una modélica filosofía para entender qué significa hacer televisión pública.

Este principio facilitó la venta de Borgen, pues además de la historia de una mujer que ambiciona ser primera ministra de Dinamarca se añade la capa de conocer mejor los engranajes internos que rigen la sociedad actual. Además, la serie llegó en el momento justo en el que Gabold buscaba historias que se apartasen de los socorridos ambientes policíacos, médicos o judiciales. Para conocer a este imprescindible personaje de la ficción europea puede verse este breve e interesante reportaje en castellano de la DW, la televisión alemana para el extranjero.

Borgen ha supuesto un éxito mundial más para la cadena pública danesa en esta última década. Antes, había destacado Forbrydelsen, que tuvo gran relevancia en medio mundo gracias a la versión norteamericana titulada The Killing. Esta serie fue producida por Piv Bernth, que es ahora la jefa de Dramáticos en DR, tras la salida de Gabold a una productora independiente.

Bernth es también una firme defensora de la libertad de los autores. Entre sus aportaciones, ha incorporado un cambio en el proceso de producción consistente en dar más tiempo al período de elaboración del guion. En esta fase, sólo los dos creadores de cada serie son contratados y la compleja maquinaria de arranque de la producción sólo se pone en marcha cuando los guiones están suficientemente madurados. En este vídeo podemos ver la promo de la supergalardonada The Killing (Forbydelsen)

“Precisamente porque somos una emisora de servicio público de larga tradición tenemos que estar seguros de no quedarnos atascados en una zona de confort. La gente paga un canon por vernos, tenemos que ser los primeros en movernos” dice Piv Bernth. La trayectoria de prestigio de la cadena pública DR no termina con Borgen. Un año después, coprodujo con Suecia Broen (El puente), que también tuvo una importante adaptación en Estados Unidos, trasladada la historia a la delicada frontera con México.

Adam Price es el creador de Borgen. Él se considera ante todo escritor, pero es mucho más conocido en Dinamarca como chef, gracias a un popular programa de cocina en el que ocasionalmente comparte pantalla con su hermano, con el que tiene dos afamados restaurantes. La mezcla entre escritura y cocina corre por sus venas, pues su padre, aunque se dedicaba como su madre al mundo del teatro, era un enloquecido de la gastronomía que planeaba sus viajes en torno a la comida. Como curiosidad, por si alguien quiere verle en su otra faceta, aquí hay un fragmento de un especial de los hermanos cocinando en Venecia. Está en danés.

Cuando Adam Price vendió la serie a DR nunca había habido una primera ministra en Dinamarca, y solo unos meses después de emitirse, Helle Thorning-Schmidt llegó al puesto. Curiosamente, como señala el propio Adam Price, su sorpresa fue comprobar cómo la primera ministra de verdad empezó a vestir como la protagonista de la serie. Por si alguien no se acuerda de quién es Thorning-Schmidt, alcanzó fama mundial en el funeral de Mandela por hacerse selfies con David Cameron y Barack Obama mientras Michelle Obama no parecía disfrutar de la situación.

Las relaciones entre la ficción y la política real danesa han sido numerosas. Una de las más llamativas se produjo tras la emisión de un episodio que abordaba sin prejuicios la defensa de la legalización de la prostitución. El capítulo tuvo tal repercusión que hasta el Parlamento auténtico llegó a abordar ese mismo debate. Los guionistas aún recuerdan el caso con regocijo.

Borgen se apoya en tres patas: la política, la prensa y las relaciones sentimentales de los protagonistas. Su visión de la política encuentra una vía entre la idealización de El ala oeste de la Casa Blanca y el reverso tenebroso de House of Cards. Trata de reflejar de manera realista los continuos enredos que se viven en torno al poder, pero manteniendo en todo momento un punto esperanzador y positivo. La serie se ha vendido a más de 80 países, algo que parecía completamente descartado en su origen. A pesar del anterior éxito de The Killing, en esta ocasión tenían la certeza de estar haciendo una historia demasiado local, que a lo sumo los países vecinos podrían entender. Sin embargo, naciones de todo el mundo, con diferentes modelos políticos y sociológicos, se han acercado a esta serie con una equilibrada combinación de ingredientes: intrigas, estrés, pasión, idealismo, sutil humor, personajes multidimensionales, realismo al captar los ambientes de trabajo, roces de la convivencia familiar, etc.

Sobre el peculiar hecho de tener dos mujeres en los personajes protagonistas, las brillantes Sidse Babett Knudsen, como la política Birgitte Nyborg, y Birgitte Hjort Sorensen, como la periodista Katrine Fonsmark, Adam Price mantiene que así tenía más posibilidades dramáticas porque los hombres llevan siglos renunciando a la familia para sus viajes y conquistas, pero para las mujeres es un nuevo dilema. De hecho, describe la primera temporada como una tragedia en la que Birgitte Nyborg pierde en su vida privada lo que conquista en el espacio público. Por supuesto, Price, creador de Birgitte, reconoce que no se cansó de felicitar a la actriz Babett Knudsen, que siempre alcanzaba matices nuevos e interesantes que ni siquiera estaban en el texto. La serie tiene un convencido espíritu feminista que es sin duda uno de sus rasgos más sólidos y originales.

Por su parte, Birgitte Hjort Sorensen, con la que es difícil no encariñarse en su personaje de periodista íntegra y peleona (Ana Pastor en rubia), ha dado el salto a Hollywood tras conseguir formar parte del reparto de Vynil, la última producción de Martin Scorsese para HBO. Antes, también llegó a aparecer en Juego de Tronos como una guerrera salvaje.

Lo cierto es que Borgen se ha ganado por méritos propios el haberse convertido en una serie ya de leyenda en la industria televisiva europea. Y curiosamente ha sido España uno de los países donde mayor influencia ha tenido en la vida política local. Durante los últimos meses han sido muy comunes las alusiones de diferentes políticos a la serie. En Dinamarca, diez partidos componen el arco parlamentario y están más que acostumbrados a pactar entre ellos sin montar espectáculo alguno. Incluso es tradicional que abiertamente manifiesten con quiénes están dispuestos a coaligarse antes de celebrarse las elecciones, durante la campaña electoral. Parece que entendemos y nos gusta la política danesa. Me permito opinar que dudo mucho que los daneses entendieran la peculiar manera de entender la negociación política tal y como la interpretan algunos de nuestros líderes.

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