Tras su trascendental victoria en el Palacio de las Cortes, el presidente Sánchez –providencial caudillo de nuestra nación– continúa avanzando, implacable, por la gloriosa senda del socialismo. Veintidós ministros, veintidós, desfilaron por los jardines de la Moncloa. Un comando de ujieres se ocupó de pastorearlos y adocenarlos en toriles: el paseíllo con maletín quedó de rechupete.
Los ministros pueden clasificarse en a) pertenecientes al Emperador, b) embalsamados, c) amaestrados, d) lechones, e) sirenas, f) fabulosos, g) perros sueltos, h) incluidos en esta clasificación, i) que se agitan como locos, j) innumerables, k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, l) etcétera), e) que acaban de romper un jarrón, n) que de lejos parecen mocas. Tras recibir la nómina con las nuevas carteras, el Comité de Exégesis y Silogismos de infoLibre se ha reunido para intentar clarificar el follón competencial. Usando ecuaciones complicadísimas y con el auxilio de innumerables tratados escolásticos, nuestros expertos han logrado distinguir, al fin, la Economía normal de la Social, que nada tiene que ver con el Comercio, ni con la Empresa ni la Industria, patrimonio de otro ministerio –que se ocupa del Turismo, pero no de la Transición Ecológica, dependiente de la vicepresidenta tercera, quien tendrá que coordinarse con el gerifalte de Transportes y Movilidad Sostenible en caso de querer tocar algún tubo de escape–. El de Reto Demográfico (sic) no se habla con el de Política Territorial y los Derechos Sociales están a quince ministerios de la ya mencionada Economía Social; ninguno conoce a quien lleva Agenda Urbana, pero quedarán en casa de la de Juventud e Infancia, que parece buena tipa.
Dos espectros vagan por los desiertos pasillos de Igualdad y donde sea que trabajase Ione Belarra. «Nos echan», han dicho. «No puede haber progreso sin nosotras». ¡Me enfado y no respiro!
Todo clarinete, ¿verdad? Solo queda abrocharse el cinturón y disfrutar del viaje. Para tranquilizar a las gentes sencillas y prudentes, la ministra de Vivienda ha prometido defender a los honrados propietarios de segundas viviendas de las acechanzas del Maligno, los piratas de Mozambique y la aluminosis. El pensionista rentista está más protegido que el lince ibérico. También ha comparecido el ministro de Cultura, que es un economista que ejerce de diplomático, para informarnos de que "la cultura es el aire que respiramos" y no se qué de frenar a la ultraderecha y combatir la censura. ¿Los trabajadores de la industria cultural? Esa gente no come, ¡son quimeras! ¡Los ángeles no tienen gastos! ¡Hacen lo que les gusta!
Pero no todo es felicidad en el nuevo gabinete. Dos espectros vagan por los desiertos pasillos de Igualdad y donde sea que trabajase Ione Belarra. «Nos echan», han dicho. «No puede haber progreso sin nosotras». ¡Me enfado y no respiro! Los canales propagandísticos comandados por el amadísimo señor don Pablo han difundido un embuste asqueroso y cínico: laminan a su secretaria general por su afición al pañuelo palestino. Fuentes bien informadas aseguran a este periódico que Canal Red prepara una docuserie que explicará cómo el verdadero damnificado de los bombardeos en Gaza es el mismísimo Podemos. Sánchez, en otro esfuerzo ninguneador, se ha plantado en Jerusalén para cantarle las cuarenta al cabrón de Netanyahu. Cuánta maldad, caramba.
Tras su trascendental victoria en el Palacio de las Cortes, el presidente Sánchez –providencial caudillo de nuestra nación– continúa avanzando, implacable, por la gloriosa senda del socialismo. Veintidós ministros, veintidós, desfilaron por los jardines de la Moncloa. Un comando de ujieres se ocupó de pastorearlos y adocenarlos en toriles: el paseíllo con maletín quedó de rechupete.