Turbulencias en la izquierda a la izquierda del pe so e. España, un país en el que las aglomeraciones se miden en "bernabeus" y la socialdemocracia más tibia se pluriemplea como meridiano ideológico. Yolanda Díaz, viendo el hostiazo electoral, inició el enésimo proceso de escucha. "¿Qué debe hacer Yolanda Díaz?", le preguntaba Yolanda Díaz a Yolanda Díaz. "¡Política de la buena!", respondiéronse al unísono. ¿No te habitan multitudes? Menudo parguela. En fin, comunicado en plasma (hubo un tiempo, queridos niños, en que esto nos irritaba muchísimo) y crisis interna. Las duvales, errejones y urtásunes de este mundo cantaron al unísono: ¡maravillosa jugada!
Ingenuos. No se había secado la tinta de los tuits cuando Yolanda compareció de nuevo. Esta vez, con aquel fandango de la Jurado: "Aunque me voy, no me voy. Aunque me voy, no me ausento, que aunque me voy de presencia, me quedo de pensamiento". Los palmeros habituales aplaudieron entusiasmados: ¿quién no quiere una lideresa que hable en tercera persona? Cuando el partido reviente, puede montarse una sectita para comparecer en mayestático, como el obispón loco de Belorado. "Nos, Yolanda, amiga de Amancio, nos hemos convertido en la muerte, la destructora de mundos". El resto de partidos aglutinados en la famosa marca electoral menguante duermen con dificultad. Para tranquilizar a los cuatro votantes que les queden, el sanedrín sumandero (¿sumerio?, ¿sumado?, ¿sumatra?) parió anteanoche un edicto. Se hace saber, por orden del señor alcalde, que el Grupo de Coordinación establece un esquema a propuesta del Grupo Ejecutivo, que ha solicitado la colegiación de una Coordinadora Interina compuesta por los arribistas habituales. La jefa de comunicación lo aclaró en sus redes: "Un mandato colectivo y transitorio: abrir en los próximos meses un diálogo, dentro, fuera y con las formaciones políticas. Lograr que el tiempo lleve a una reflexión sincera, profunda y pausada. Y hacerlo de forma plural, coral, democrática, cuidando el espacio y a su gente" (literal, lo juro). Me quedo más tranquilo. Si con esto no arrasan en las próximas elecciones, yo ya no sé.
Los palmeros habituales aplaudieron entusiasmados: ¿quién no quiere una lideresa que hable en tercera persona? Cuando el partido reviente, puede montarse una sectita para comparecer en mayestático, como el obispón loco de Belorado
Me hubiese gustado hacer una columna monotemática, pero la cosa no da para más. El verdadero límite del humor es el aburrimiento. A otra cosa: Renfe prosigue su camino de perfección. Ahora, llegarás más tarde y te devolverán menos dinero. ¡Y por el mismo precio! Uno no se explica cómo la chavalada anda viajando en Iryos y Ouigos. Quisiera invocar al esforzado ministro Puente (feo, tonto, bitelchús, bitelchús), aunque no creo que ayude mucho. Darle transportes a un señor que desprecia el ferrocarril público ha sido una idea brillante, casi tan fina como dejar que García Gallardo metiese mano en planificación familiar. Los umpalumpas del señor ministro hacen una pausa en su esmerada recolección de insultos (las cuentas del Gran Capitán) y comienzan a archivar quejas de viajeros cabreados, los nuevos responsables de la crispación y el auge de la ultraderecha. La máquina del fango acecha por los rincones.
Hablando de zorros que cuidan gallinas, la presidentriz de los megagargantuescos, señora Ayuso, ha sido distinguida por los compañeros de La Razón (que no se casan con nadie) con un prestigiosísimo trofeo especial a la gestión sanitaria. La prensa, ese contrapoder. La cosa tiene su gracia porque, esta misma semana, el consejero del ramo ha dicho que si los viejos de las residencias tienen calor, que tomen gazpacho. "El aire acondicionado no será obligatorio". Así se van atemperando para el crematorio. ¡Tate! Lo mismo les ha llegado el dichoso geranio que la Comunidad iba a poner en cada balcón para frenar el cambio climático.
Turbulencias en la izquierda a la izquierda del pe so e. España, un país en el que las aglomeraciones se miden en "bernabeus" y la socialdemocracia más tibia se pluriemplea como meridiano ideológico. Yolanda Díaz, viendo el hostiazo electoral, inició el enésimo proceso de escucha. "¿Qué debe hacer Yolanda Díaz?", le preguntaba Yolanda Díaz a Yolanda Díaz. "¡Política de la buena!", respondiéronse al unísono. ¿No te habitan multitudes? Menudo parguela. En fin, comunicado en plasma (hubo un tiempo, queridos niños, en que esto nos irritaba muchísimo) y crisis interna. Las duvales, errejones y urtásunes de este mundo cantaron al unísono: ¡maravillosa jugada!