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Las cúpulas de los tribunales seguirán bajo el control total de la derecha pese a la renovación del CGPJ

El club de los jueces que le deben su carrera al PP

El Supremo cita a Miguel Ángel Rodriguez a declarar, movido más por la vergüenza torera y la presión mediática que porque haya un interés real por destapar quién del propio tribunal le adelanta información confidencial al jefe de Gabinete de Ayuso, que él avanza como primicia en redes sociales. Hace un par de meses anunció que el Supremo iba a imputar al fiscal general del Estado antes de que se diera a conocer por el propio tribunal. No tiene pudor en presumir de los chivatazos que le llegan antes que a nadie, como tampoco en los tribunales parece haber intención de ocultar las filtraciones al pendenciero Rodríguez, que ha ido adelantando las actuaciones del juez contra Begoña Gómez o el hermano del presidente del Gobierno. 

Al que anticipa todas las decisiones judiciales de los investigados a instancias de la derecha, casi le ha entrado la risa. MAR ya sabe el resultado de su comparecencia, saldrá igual que entró. Por lo pronto, le citan para dentro de un mes mientras que el mismo instructor citó a Lobato el pasado 25 de noviembre con motivo de una información publicada ese mismo día en un medio conservador para que testificara con urgencia cuatro días después. A MAR no se le cita motu proprio sino porque puede ser causa de nulidad que no le llamen a declarar, ya que lo han pedido la Abogacía del Estado y la Fiscalía. Si el juez deniega esa prueba testifical se arriesga a que la defensa pida la nulidad por indefensión. Y el juez Ángel Hurtado no parece estar por la labor.  

En España va a haber que incluir una nueva acepción en la definición de justicia: afín al Partido Popular. Que conste en acta, ahora que los jueces actúan sin caretas imputando con celeridad y cogido por los pelos a quien conviene a la derecha. Está visto que un juez es conservador por naturaleza. Las causas están más que contadas. Pero entre todos los jueces conservadores, los que han sido impulsados más rápido en sus carreras por el PP o han trabajado a sus órdenes directamente tienen más posibilidades de lograr jugosas plazas y brillar en los titulares de los medios conservadores. 

Es lo que sucede ahora con la presidencia de la Audiencia Nacional. De los ocho aspirantes, ninguno progresista desde luego, hay seis que forman parte del Club de los jueces que deben su carrera al PP. Un club de privilegiados, satisfechos de trabajar con el fin de facilitar la llegada de la derecha a La Moncloa. Se caracterizan por actuar con total desparpajo. La única forma de defenderse de ellos es impugnar pero son conscientes de que perro no come perro y por lo tanto no progresará. De iniciar un procedimiento por prevaricación ni hablamos. 

En España va a haber que incluir una nueva acepción en la definición de justicia: afín al Partido Popular. Que conste en acta, ahora que los jueces actúan sin caretas imputando con celeridad y cogido por los pelos, a quien conviene a la derecha

El lawfare se desarrolla en la instrucción. Si cuando hay que dictar sentencia el sujeto investigado está liquidado, sueltan la presa porque el objetivo ya se ha alcanzado. No habrá consecuencias, por eso actúan con tal impunidad. Están convencidos de estar realizando un servicio patriótico. Ahí está Peinado, repartiendo imputaciones a todo el que entra en su juzgado y no responde lo deseable. Ya da igual si eres Juan José Güemes, el que fuera niño bonito de Esperanza Aguirre, casado con la hija de Carlos Fabra, que dice que no contrató a Begoña Gómez por ser la esposa del presidente del Gobierno; aun así, se le imputa. Los dueños de Globalia se libraron de ser investigados gracias a la Audiencia de Madrid, pero la comisión sobre las mascarillas constituida por el PP en el Senado ha tenido esta semana a Javier Hidalgo compareciendo. El heredero estaba muy indignado, él, que pertenece a la misma panda que el hijo de Aznar y está invitado a su boda, ¿cómo podía estar bajo sospecha? Ay, hijo, se trata de cobrarse una pieza bien grande y si estás en la línea de tiro no te libras de que te toquen las narices.

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