Buzón de voz

El doble fracaso del austericidio

Datos que acaban de conocerse: la economía de la zona euro cae un 0,2% en el primer trimestre del año, lo cual confirma la recesión más larga de su historia; Francia, segunda potencia europea, entra oficialmente también en recesión, al caer su PIB por segundo trimestre consecutivo; Alemania esquiva esa recesión, pero por la mínima, porque crece sólo un 0,1%. Mientras tanto, el déficit público de EEUU se reduce mucho más rápidamente de lo previsto, y baja hasta el 4% del PIB desde el 7% que había registrado en 2012. ¿Qué está pasando?

Resulta que el objetivo prioritario del 'austericidio' europeo impuesto por Angela Merkel, con la connivencia de la Comisión Europea, del BCE y del FMI, es precisamente la reducción del déficit público de los países que comparten la moneda única. Esas políticas de recorte del gasto, por más que insisten sus profetas, no logran reducir el déficit ni recuperar el crecimiento (si es que fuera posible una cosa sin la otra). Los estímulos públicos decididos por la Administración Obama y por la Reserva Federal sí han conseguido bajar el peso del déficit y además reducir en 110.000 millones de dólares la deuda de los hogares norteamericanos en el primer trimestre.

Economía e ideología

El presidente galo, François Hollande, cuya llegada al poder significó cierta esperanza en el cambio de esas medidas suicidas dictadas por Alemania, ha reconocido hace unas horas que “una reducción muy rápida del déficit hace que también muy rápidamente haya menos crecimiento”. No ha descubierto Hollande nada de nada y viene a consolidar la frustración que ha generado en la ciudadanía. De hecho llegó a la presidencia gracias en buena parte a la promesa de contribuir al fin del 'austericidio', y ahora simplemente se muestra agradecido al hecho de que Bruselas y Merkel (o viceversa) le concedan (como a Rajoy seguramente) una prórroga en el cumplimiento del tope de déficit público.

Se ha intentado instalar en la opinión pública la impresión de que unas u otras políticas económicas son producto de posiciones netamente ideológicas. Cierto, aunque sólo en parte. No es lo mismo apostar prioritariamente por un reparto justo de los sacrificios que por ampliar la brecha de la desigualdad. Pero considerar a la Administración Obama como ejemplo de izquierdismo es una caricatura. Y los datos, en cualquier caso, desmontan el discurso que extienden los 'think tank' neoliberales que tanto presumen de la exclusiva del rigor en política económica. Ni siquiera con una distribución injusta de los esfuerzos y con una devaluación salarial que sustituye a la monetaria consiguen recuperar la economía. Sobre todo porque tampoco los países que podrían permitirse sin problema esos estímulos (Alemania especialmente) parecen dispuestos a compensar, siquiera por egoísmo inteligente, el ajuste fiscal que imponen al más endeudado sur de Europa.

Los últimos datos macroeconómicos sitúan en el espejo el mayor drama de esta crisis: el aumento del paro, muy especialmente en países como España que añaden problemas endógenos a los que afectan a un occidente enfrentado a la globalización económica y financiera. Las políticas de austeridad firman un doble fracaso: el de la desigualdad y el de la inutilidad

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