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La sombra de la moción de censura es alargada

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No, no me refiero a ese run run que corre con insistencia desde hace unos días. El Partido Popular sabe que los socios del Gobierno están más cómodos con ellos de lo que lo estarían con él y la ultraderecha, al menos de momento, y siempre pendientes de lo que Puigdemont ordene. La sombra que realmente es alargada es la de la moción de censura de 2018, la que llevó a Sánchez a la Moncloa tras ganar la votación motivada por la sentencia de la Gürtel, esa que calificaba al PP como “organización criminal” acusándolo de organizar diversas tramas corruptas que llegaban al corazón de Génova.

Desde entonces, líderes de la derecha, tanto política como mediática, no han dejado de calificar a los diferentes ejecutivos presididos por Pedro Sánchez como “ilegítimos”, pidiendo su dimisión un día tras otro. Ayer fue la dirección nacional de los populares quien oficialmente lo hizo, tras una reunión urgente para analizar las últimas informaciones del caso Koldo y la implicación del ex-ministro Ábalos. Con Isabel Díaz Ayuso marcando el paso llamando a declarar a Begoña Gómez a la Asamblea de Madrid y líderes mediáticos de la derecha oliendo la sangre, los populares han escenificado un puñetazo en la mesa.

Junto a la petición de dimisión, los populares anunciaron la presentación de una querella contra el PSOE ante la Audiencia Nacional por financiación ilegal, cohecho y tráfico de influencias. Acusan a Sánchez de estar en el epicentro de esa trama ilegal y al PSOE de haberse beneficiado de la misma. ¿Les suena? Cuca Gamarra lo ha dejado claro en su comparecencia ante los medios, refiriéndose a Pedro Sánchez como “el nexo de unión de todas las investigaciones que cercan a su partido". Para acabar de unir los puntos, lean lo que distintos diarios cuentan de los comentarios de Feijóo en los corrillos de los periodistas en la recepción de la Casa Real por el Día de la Hispanidad: “por menos” se desalojó a Mariano Rajoy del poder.

Lo que el PP pretende se ve con nitidez: convertir el 'caso Koldo' en la Gürtel de los socialistas, poniendo al Presidente en el epicentro de los diversos hilos de la trama

A la luz de las informaciones que se van conociendo, no sé si alguien es capaz de alcanzar a ver hasta dónde llega el caso Koldo y su potencial destructivo, pero lo que el PP pretende se ve con nitidez: convertir el caso Koldo en la Gürtel de los socialistas, poniendo al Presidente en el epicentro de diversos hilos que pasan por Begoña Gómez, Koldo, Ábalos, David Sánchez Pérez-Castejón, Barrabés, Air Europa….

Ante lo delicado de la situación, teniendo en cuenta lo que se juega, a quien llegó a la secretaría general del PSOE para dar una nueva vida al partido y a la presidencia del Gobierno izando la bandera anticorrupción, no le queda otra que mostrarse implacable. Para empezar, explicando por qué cesó en 2021 a Ábalos cuando aún no se conocían las informaciones que hoy se saben. Para seguir, extirpando de raíz no sólo a los protagonistas hoy conocidos, sino a todos los que pudieron tener algo que ver en todo aquello. Y para terminar, poniendo en marcha las medidas internas que permitan esclarecer lo ocurrido, que impidan cualquier atisbo de impunidad y que garanticen que los procedimientos de detección y castigo de la corrupción funcionan. Los más viejos del lugar se preguntan, ¿otra vez aquel PSOE? ¿Hay más Koldos campando a sus anchas? Sánchez se juega aquí no sólo una posible moción de censura si se dieran las circunstancias -que hoy no es el caso-, ni siquiera un castigo electoral o la pérdida de reputación, se juega la credibilidad de todo lo que su trabajo ha supuesto tanto dentro del PSOE como en el Ejecutivo, medidas de transparencia incluidas. Demasiado en juego, Presidente. 

No, no me refiero a ese run run que corre con insistencia desde hace unos días. El Partido Popular sabe que los socios del Gobierno están más cómodos con ellos de lo que lo estarían con él y la ultraderecha, al menos de momento, y siempre pendientes de lo que Puigdemont ordene. La sombra que realmente es alargada es la de la moción de censura de 2018, la que llevó a Sánchez a la Moncloa tras ganar la votación motivada por la sentencia de la Gürtel, esa que calificaba al PP como “organización criminal” acusándolo de organizar diversas tramas corruptas que llegaban al corazón de Génova.

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