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El mundo de la cultura, con las personas refugiadas

Ramón Górriz y José Campos

El próximo 14 de junio, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, un buen número de organizaciones y personas relevantes del mundo de la Cultura participarán en un acto reivindicativo, frente a la resolución en falso de la crisis de personas refugiadas en Europa, exigiendo el respeto de los derechos humanos y políticas más solidarias.

Desde Siria y otros países como Libia, Irak o Afganistán, por tierra y por mar, millares de personas empujadas por la desesperación huyen de la muerte y piden auxilio. Sus pueblos, desde hace demasiado tiempo, sufren las consecuencias de la guerra. Son víctimas de la codicia de gente sin escrúpulos, por causas económicas, ideológicas o territoriales, y venganzas sin fin. Miles de personas se amontonan en campos de refugiados en países cercanos y solidarios. Familias enteras fijaron su meta en la vieja Europa con su porte pacifista, culto, humanista, incluso intercultural. Era y es un destino tan lejano como ideal. En su diáspora hacia Europa pronto encontraron incomprensión y el rechazo de la Comisión Europea, y de los gobierno europeos, sus caminos se llenaron de alambradas y muros de vergüenza que han acabado con los sueños de un futuro en una Europa solidaria, que garantiza la convivencia y los derechos humanos.

De partida hubo numerosas muestras de solidaridad ciudadana, pero tras seis cumbres de ministros sobre migración y diversas llamadas de atención de Bruselas y del Parlamento Europeo a los Estados miembros, se han acogido apenas un millar de personas refugiadas de las 160.000 comprometidas. Las instituciones europeas, y los gobiernos ha mostrado una vez más su peor versión: buenas intenciones y mejores discursos, pero políticas que no dan la talla requerida ante retos importantes, cuando más necesarios son comportamientos solidarios que solucionen o, al menos, palíen situaciones realmente extremas. Así, la resolución justa de la “crisis de los refugiados”, la asignación de estas personas por países –según sus posibilidades– sigue sin resolverse.

Algunos países socios como Suecia, Alemania o Italia han acogido un gran número de personas migrantes pero el resto ha eludido sus compromisos. Europa, ante la creciente presión de los refugiados, eligió el camino más fácil: mercadeó ilegal y vergonzosamente el destino de quienes pedían amparo y solidaridad, y firmó un ominoso pacto con Turquía que les expulsa a un país donde los derechos humanos no suelen ser respetados y que a menudo les repatría a Siria.

Hay que ser muy conscientes y recordar la historia, saber que alternativa no puede ser la xenofobia, sino que estamos ante una cuestión de derechos humanos de Europa democrática y social, no de una cuestión meramente económica. Hay que aprender de la historia de los años 30, ayer los judíos, hoy la islamofobia; hay que recordar que los refugiados huyen de unas guerras, donde las potencias occidentales tienen responsabilidades y cuyas acciones provocan estos efectos. Defender la paz, la democracia y restaurar los graves efectos de las guerras, es la voz de los pueblos de Europa, no así de sus instituciones y gobiernos.

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Se detuvo el flujo terrestre de personas hacia Centroeuropa pero la ruta del Mediterráneo sigue siendo, desde Libia, una vía cada vez más utilizada y auspiciada por mafias y traficantes. Todo con un alto coste en vidas. En 2015 se ahogaron 4.000 personas y muchas otras simplemente desaparecieron. Este año, al ritmo actual de naufragios, sumaremos otras tantas muertes, y eso a pesar de los esfuerzos de salvamento de Frontex que ha rescatado a decenas de miles de personas.

El Mare Nostrum, un mar de grandes culturas, es ya un inmenso cementerio. Esta situación ha puesto en evidencia hasta dónde llegan la solidaridad y la justicia de los gobiernos y de muchas instituciones. El Gobierno español es uno de los que sigue frenando la acogida de personas refugiadas acordada con la Unión Europea. Bien es cierto que son bastantes los ayuntamientos, organizaciones y personas anónimas que se han ofrecido para acogidas. Además, desde hace meses, muchas organizaciones sociales, sindicales y políticas vienen denunciando las políticas insolidarias e incluso xenófobas, la violación de derechos hacia personas refugiadas, organizando y sumándose a diferentes acciones solidarias y, en su caso, de protesta.

Ahora CEAR, CCOO, UGT, USO, IU, PSOE, PODEMOS, Accem, Asamblea de Cooperación por la Paz, Coordinadora de ONG para el Desarrollo, Federación Derechos Humanos, Fundación CEPAIM, La Comuna, La Cumbre Social, Médicos del Mundo, Movimiento por la Paz el Desarme y la Libertad, Sociedad Española de Medicina Humanitaria, Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español, con el apoyo de otras muchas organizaciones, el próximo 14 de junio se citan en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, para celebrar el Acto de la Sociedad y la Cultura. En el mismo participarán personas de reconocido prestigio de la sociedad civil, y particularmente de la cultura, para rememorar el drama que viven las personas refugiadas y animar conciencias a favor de su acogida y asilo. Se visionarán vídeos, se leerá un manifiesto, se recogerán firmas, habrá testimonios de apoyo y solidaridad…, todo en un evento amenizado por actuaciones musicales, y presentado por Almudena Grandes y El Gran Wyoming. Se espera que este evento contribuya un poco más a sensibilizar a la ciudadanía y animarla a que participe de forma importante en las movilizaciones convocadas para el próximo 20 de junio, Día Mundial de los Refugiados, en todo el Estado por un cambio de rumbo que frene la violación de derechos de las personas migrantes y refugiadas. ____________________Ramón Górriz y José Campos son secretarios de Acción Sindical y Relaciones Institucionales de Comisiones Obreras

El próximo 14 de junio, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, un buen número de organizaciones y personas relevantes del mundo de la Cultura participarán en un acto reivindicativo, frente a la resolución en falso de la crisis de personas refugiadas en Europa, exigiendo el respeto de los derechos humanos y políticas más solidarias.

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