'Se acabó la fiesta' de la financiación opaca ultra

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​​Las cuentas opacas y el desvío de fondos de la ultraderecha para financiarse ha ocurrido a nivel global y ha sido marca España en las marcas ultras. Alvise Pérez ha utilizado Telegram para difundir bulos, mensajes de odio, insultos, amenazas… Pero también para pedir fondos y donaciones que nunca se sabe dónde acaban. Un entramado de bitcoins para burlar la legislación y la transparencia de las cuentas. Pasó con VOX y ahora con ‘Se acabó la Fiesta’. Pasa en todo el mundo y las conexiones y formas han sido parecidas. Populismo fiscal para saltarse la ley y los controles, para hacer negocio y montárselo a costa de sus votantes y seguidores. La denuncia que ha llegado a la Fiscalía del Supremo con las pruebas adelantadas por elDiario.es deberían ser el punto de inflexión para que por fin la Justicia se meta a fondo.

La financiación de VOX ya tuvo una bula inexplicable en los tribunales. No se investigó el millón de euros que recibieron de la oposición iraní para su fundación ni los desvíos millonarios denunciados por Macarena Olona. La que fuera portavoz y secretaria general del partido dio detalles en su último libro y reveló en entrevistas (varias en laSexta) los desvíos de dinero del partido a través de la fundación Disenso que preside Santiago Abascal. Estuvo en las entrañas del partido ultra y al salir puso nombres y apellidos a los “beneficiarios” con dinero público “desde VOX a todo un entramado societario”. “El patriotismo es un negocio muy lucrativo”, dijo. “En apenas cinco años se han desviado 11 millones de euros". Nos llaman ultraderechistas, dice Alvise, “somos patriotas”. Mismo mensaje, mismas formas. 

Las donaciones secretas del exilió iraní sirvieron para fundar VOX y también salieron indemnes. El Tribunal de Cuentas no era competente porque no era dinero público; la Justicia sí lo era y se miró hacia otro lado. En los años del PP, se hicieron informes policiales falsos para abrir investigaciones sobre la presunta financiación de Venezuela a Podemos. El juez Manuel García Castellón llegó a reabrir una causa ya archivada. Nunca hubo certezas y las causas se cerraron cuando el partido ya estaba prácticamente en el Grupo Mixto. Con VOX, Santiago Abascal reconoció que efectivamente el dinero llegó del extranjero –irregular en nuestra ley de partidos– y no hubo una sola diligencia de oficio.

La financiación opaca de la ultraderecha nunca se ha tomado en serio desde que irrumpieron en el Congreso y en el Parlamento Europeo. Ni los tribunales investigaron ni el PP condicionó los pactos de gobierno a las múltiples evidencias de opacidad

Tampoco se investigó el pitufeo, el dinero no declarado del merchandising, el efectivo de las huchas de las mesas informativas y los ingresos opacos en cajeros de hasta 311.000 euros en la campaña de 2021. En este caso lo detectó el Tribunal de Cuentas después de que la Fiscalía lo metiera en un cajón. Quedó en nada. 

La financiación opaca de la ultraderecha nunca se ha tomado en serio desde que irrumpieron en el Congreso y en el Parlamento Europeo. Ni los tribunales investigaron ni el PP condicionó los pactos de gobierno a las múltiples evidencias de opacidad. La bula puede haber terminado. El audio del empresario que ha delatado a Alvise Pérez es explícito. El dueño del chiringuito de criptomonedas, Álvaro Romillo, ha entregado pruebas de los 100.000 euros no declarados. Y también audios que apuntan a esa financiación ilegal del eurodiputado. Alvise utilizó el canal encriptado Signal para prometer leyes, hacer lobby en Europa, llevarle empresarios como inversores a cambio de esas “100.000 gracias”, como escribió tras recibir el ingreso, según denuncia. La Fiscalía y el Supremo no deberían necesitar mucho más para investigar a fondo hasta el último euro ingresado por Alvise, sus sociedades y la marca SALF que presentó a las europeas. En otro plano, las conexiones de VOX en Hungría, el volantazo para irse con Patriotas de Europa liderado por Viktor Orbán deberían tener la misma lupa que se puso en su día en Venezuela.

​​Las cuentas opacas y el desvío de fondos de la ultraderecha para financiarse ha ocurrido a nivel global y ha sido marca España en las marcas ultras. Alvise Pérez ha utilizado Telegram para difundir bulos, mensajes de odio, insultos, amenazas… Pero también para pedir fondos y donaciones que nunca se sabe dónde acaban. Un entramado de bitcoins para burlar la legislación y la transparencia de las cuentas. Pasó con VOX y ahora con ‘Se acabó la Fiesta’. Pasa en todo el mundo y las conexiones y formas han sido parecidas. Populismo fiscal para saltarse la ley y los controles, para hacer negocio y montárselo a costa de sus votantes y seguidores. La denuncia que ha llegado a la Fiscalía del Supremo con las pruebas adelantadas por elDiario.es deberían ser el punto de inflexión para que por fin la Justicia se meta a fondo.

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