De la designación por Felipe VI de Núñez Feijóo como candidato a la investidura se pueden extraer varias enseñanzas, y no precisamente halagüeñas, como ha señalado ya Daniel Bernabé en este diario:
En primer lugar, extraña más de la cuenta el extensísimo comunicado del monarca para explicar la designación. Que yo sepa, ésta no ha sido la costumbre del Jefe del Estado en nuestra democracia moderna, ni con el rey emérito ni con su hijo. Alguna conclusión habrá que deducir para que esto haya sucedido. Los comunicados de los monarcas se limitaban a dar a conocer el nombre del designado sin más y así lo hacía público el Presidente o Presidenta del Congreso. Los comunicados de la Casa Real no se prodigan y menos con esas extensiones.
En segundo lugar, el comunicado hace referencia al único motivo por el que designa a Núñez Feijóo como candidato a la investidura: por la “costumbre” reiterada de designar al que ha ganado las elecciones. En el intento por dar fortaleza al argumento, va incluida su debilidad, por no decir su trampa, aunque suene muy fuerte. Si echamos un vistazo a las designaciones, desde Adolfo Suárez hasta aquí, efectivamente Juan Carlos y Felipe VI han nombrado candidatos a los que ganaron las elecciones, salvo, como dice el comunicado, en la XI legislatura. ¿ Motivo?
No sé si la consulta ha sido precipitada, pero sí la designación del candidato, no teniendo amarrados los apoyos
No porque hubieran ganado las elecciones, que también, sino porque tenían elevadísimas probabilidades de conseguir la investidura los candidatos ganadores, ya fuera en el caso de no haber obtenido la mayoría parlamentaria, y todas en el caso de las mayorías. Es decir, que no ha sido la costumbre la que ha creado el Derecho, sino la política, las alianzas. El Derecho que crea el derecho consuetudinario ya estaba constituido por el hecho de que los candidatos tenían asegurada la investidura en todas las anteriores ocasiones, sin las dudas de este momento. La costumbre no se ha inventado, pero sí se ha desvirtuado.
Felipe VI, pues, ha echado, como se dice popularmente, un capote a Núñez Feijóo, el cual llevaba un mes exhibiendo ese mismo argumento: el hecho de haber ganado las elecciones le concedía el derecho a ser elegido como candidato a la investidura y añadía que ese motivo se había dado en todas las ocasiones anteriores. El monarca no ha querido desairar al PP y a Núñez Feijóo. Ha obrado conscientemente, como también conoce que su investidura depende de los votos de los ultraderechistas de Vox, lo que no es cosa menor, en estos tiempos en que Europa está muy preocupada por el avance de las olas reaccionarias ante las que España ha levantado un dique. ¿Preferirá el monarca, a pesar de todo, otro Gobierno que no tenga el apoyo de los nacionalistas e independentistas que le hacen continuamente el boicot? La historia nos enseña que la tradición borbónica no se ha distinguido precisamente por su ideario progresista.
La salida más lógica a la actual situación la expresó Aitor Esteban, que sabe más de política por viejo que por sabio, al tachar de “precipitada la ronda de consultas”· No sé si la consulta ha sido precipitada, pero sí la designación del candidato, no teniendo amarrados los apoyos.
Además, Feijóo ha conseguido ganar otra batalla, con su deseo de que se le concediera tiempo para negociar: retrasar el Pleno del Congreso en el que se celebrará el discurso de investidura más de un mes. Otra victoria del PP y de Feijóo, que han sabido alargar sus negociaciones, por el inconveniente de celebrar en las fechas de las navidades otras elecciones en caso de bloqueo. Un mes que tienen el PP y Feijóo para maniobrar y los medios periodísticos y radiofónicos para dar altavoz a sus bulos y maniobras. Que serán muchas y muy variadas. Y muy peligrosas. Con las Cortes a nulo rendimiento, Cuca, que ha expresado ya su satisfacción, “las prisas son siempre malas consejeras”, Bendodo, González Pons, Sémper y otros tienen horas y horas, días y días para esas maniobras, porque lo que es para una negociación seria y poco fructífera, con dos días les bastaría. Veo a Feijóo apostado junto a un kiosko de la ONCE gritando a diario: "Me quedan cuatro iguales para hoy, solo cuatro, de los que tienen premio". ¡Vaya mesecito que nos espera!
El Tribunal Supremo, cuando deliberó sobre los actos del procés, acordó, ante la división de los miembros miembros del Tribunal, no calificar los hechos como un golpe de Estado para buscar la unanimidad, lo que demuestra que también los tribunales en los delitos penales pueden hacer pactos. Por otra parte, en el delito de sedición impuso el Supremo las penas más altas dentro de su franja, cuando podía haber impuesto las más leves. El delito de sedición ha decaído del Código Penal, por tanto, solo quedan delitos menores para los que cabe una amnistía. Con ella, puede darse una legislatura todavía más estable que la anterior, poniendo los objetivos en incrementar el bienestar de los españoles. Al PSOE, Sumar, Junts, ERC, PNV, les toca ponerse las pilas y acordar con rapidez.
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Felipe Domingo Casas es socio de infoLibre
De la designación por Felipe VI de Núñez Feijóo como candidato a la investidura se pueden extraer varias enseñanzas, y no precisamente halagüeñas, como ha señalado ya Daniel Bernabé en este diario: