El futuro y la coherencia de los mitómanos
¿Saben lo que es disfrutar de las vacaciones veraniegas haciendo cosas que no están en la agenda de lo habitual? Ir a la playa, salir de fiesta, visitar a la familia, comprar un helado de mantecado o salir a realizar caminatas sin fin bajo nuestro cansino sol mediterráneo. Opciones viables y válidas.
Yo, un ser curioso por naturaleza, no monopolicé mi tiempo en esos quehaceres mundanos. Este verano, además de la inactividad laboral propia de los profesores de la Educación no Reglada (para que lo entiendan, ser un desempleado a tiempo completo hasta que comience el curso), me habitué a realizar una pequeña investigación sobre las cuestiones que parecían mediáticas y que me resultaron preocupantes.
Hace unos años, ya hace más de una década, la televisión pública española llenaba de polémica los medios por la emisión de programas de televisión donde se explotaba la situación de pobreza de muchos españoles durante los años posteriores de la crisis financiera internacional. Lluvia de supuesta solidaridad donde parecía que la labor privada para poner remiendos a la desigualdad económica y social era más importante que la nula acción de un gobierno de derechas que se dedicó a ahorcar la economía española subiendo impuestos, recortando en políticas sociales y derechos (cuando la población más lo necesitaba) mientras se intentaba externalizar cualquier actividad de la Función Pública. ¿Se acuerdan? Había que dar ejemplo...
Algunos políticos de nueva era juegan al populismo barato de manual aprovechando su micrófono público. Totalmente conscientes y sin cortapisas, copiando descaradamente al actual Presidente de la República Argentina, soltando en redes bulos sobre el sistema democrático mientras regalan (se supone) su sueldo como eurodiputados. Cual lotería de La Bonoloto. Jugando (nunca mejor dicho) al clickbait simplón para criminalizar a toda la clase política española. Los políticos, para él la ardilla es su estatua, cobran demasiado y son unos inútiles. Hay que desterrarlos y nos hacen creer que ellos regalan sus sueldos (mientras viven de la nada). Durante semanas tuvo en suspense a su pícara audiencia para saber qué haría "Luisito".
Para él y los suyos, solo ellos son los iluminados o capacitados para gestionar lo público, porque ellos dan ejemplo. No el resto. Los políticos no deben cobrar o cobran demasiado. Los representantes institucionales deben tener unos atípicos criterios de mérito y capacidad que les permitan ser políticos, sin que éste reciba a cambio ninguna contraprestación. Una muestra de cuál es su concepción de la democracia: elitista, esclavista, meritocrática y censitaria.
Estos 'influencers', aspirantes a mesías, reparten cátedra imponiendo una mirada moralista desinformadora sobre temas bastante serios
Por otra parte investigué YouTube, y observé cómo algún "tipejo acomplejado" se dedicaba a rememorar los tiempos del periodismo amarillista del corazón de décadas anteriores. Mover el morbo de unos contra otros sobre cuál es el insulto más variopinto para destapar supuestamente a "mitómanos" estafadores (mientras creo "criptomonedas" para aprovecharme, supuestamente, de mi audiencia y hacerme más rico). Doy ejemplo en vídeos sentenciadores sobre la vida privada del resto, mientras hago todo lo posible para no hacer frente, supuestamente, a las obligaciones fiscales que debería tener como ciudadano español o censuro a todo aquel que me critica. ¿Les suena?
Estos influencers, aspirantes a mesías, reparten cátedra imponiendo una mirada moralista desinformadora sobre temas bastante serios. Los relativizan tanto que les quitan importancia; mientras tanto, nuestros jóvenes les dan "me gusta" sin pensarlo. Temas relacionados con servicios financieros de dudosa calidad, con actos supuestos de violencia de género o amenazando sobre conversaciones privadas, que pueden ser objeto de delitos varios.
Sin pelos en la lengua, buscando en su pasado cualquier hecho punible para amenazar si hiciera falta. Sin embargo, como es Internet, tengo inmunidad diplomática para hacer o deshacer lo que me dé la gana. Todo, aparentemente, con pruebas de cristal que cualquier juez instructor rechazaría en un procedimiento judicial serio, por el bien y la cartera del "creador de contenido".
Mentiras, acusaciones sin fundamento y el morbo injustificado de unos contra otros, mientras yo hago todo lo contrario. La coherencia de los influencers y la ardilla. De esta forma el futuro de nuestra sociedad está garantizado, y muy polarizado.
Después dicen que en verano no pasa nada importante...
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David Acosta Arnés es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad de Granada.