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Nuevo modelo de residencias: si no hay personal, no hay cuidados

Alejandro Salado

Como profesional con muchos años de experiencia en el sector de las residencias y los cuidados a personas con dependencia, como persona sensibilizada y luchadora por tratar de mejorar el sector, quiero plantear (siempre desde mi opinión y respetando la de los demás), el porqué me cuesta creer en el nuevo modelo de residencias. La cuestión es clara, no respetaban las normativas y leyes anteriores. Nadie controlaba que se cumplieran esos procedimientos a pesar de poner muchas denuncias familiares y trabajadores, incluso llegaron a darme la razón judicialmente cuando ninguna inspección encontraba problemas graves. A muchas personas denunciar esas malas prácticas nos ha provocado problemas de diversa índole, sintiéndonos abandonados por nuestras instituciones y siendo violados nuestros derechos. No hay amparo ni investigaciones por parte de los poderes públicos, no hay ninguna intención de investigar lo sucedido para así poder hacer un nuevo modelo de residencias basándose en los errores cometidos.

No acepto que den a entender que el problema fue por el tamaño de las residencias y por la entrada de la covid, ya que está documentado, que residencias públicas con gran capacidad sufrieron menos fallecidos proporcionalmente que otras residencias más pequeñas de gestión privada concertada. Son muchos los problemas que hay detrás de este mundo que se tratan de obviar y de los que muchos hemos sido testigos y víctimas. Hay un trasfondo de fango y lodo que quieren ocultar porque, posiblemente y de alguna manera, sean responsables de tanta desgracia sucedida.

Desde mi conocimiento y mi experiencia, me atrevería a decir que gran parte de los problemas que se han vivido en las grandes olas de la pandemia, son consecuencia directa de ese incumplimiento sistemático de leyes y normas. La falta de personal interfiere directamente en la calidad asistencial de los cuidados, “si no hay personal no hay cuidados, si no hay cuidados no hay calidad”, y estos cuidados son esenciales para la calidad de vida, pero en muchas ocasiones solo para poder subsistir.

La falta de personal interfiere directamente en la calidad asistencial de los cuidados, “si no hay personal no hay cuidados, si no hay cuidados no hay calidad”, y estos son esenciales para la calidad de vida

La pandemia entró fuerte en las residencias, pero la situación que se estaba viviendo ayudó a que todo se dinamitara y se viera la vulnerabilidad de estos centros. A día de hoy todos sabemos cómo se propaga este virus. Antes de la pandemia muchos centros no cumplían con las ratios de personal que la ley les obliga. Esta situación repercutía en que los residentes no recibieran los cuidados mínimos que un ser humano necesita (alimentación, hidratación, higiene, descanso, comprensión…). Pero también repercutía en la limpieza de las estancias y la higiene por parte de los profesionales en los cuidados hacia el residente, propagando muchos virus. Pondré algún ejemplo para que el lector pueda hacerse una idea de cómo puede llegar a afectar la falta de personal a la salud de las personas.

-Servicios y cambios de pañal. En ocasiones hemos estado siete gerocultores para más de 170 residentes. Esto repercute en su salud, ya que muchos pasan demasiadas horas sin ser cambiados, proliferando infecciones y ulceras. Es verdad que a unos pocos residentes sólo hay que supervisarles, pero son una minoría. Otra de las malas prácticas que hacíamos era cambiarles de pie, sin darles la oportunidad de sentarse en el retrete, volviéndoles más incontinentes, otra vez por la falta de tiempo. En muchas ocasiones hemos vivido la impotencia de ver residentes nerviosos y humillados por tenerse que hacer sus necesidades encima en un salón común, incluso tener que estar lleno de heces con sus compañeros hasta la hora de acostarles. Las jornadas son de siete horas y la noche de diez, en las que también hay que prestar otras atenciones: comidas, hidratación, levantarles, acostarles, colocar ropa, recoger habitaciones, suministrar medicamentos, atención y asistencia en caso de alguna urgencia, actividades, paseos, atención a las familias, cambios de habitaciones, registros de cuidados (importantísimos para las inspecciones)…

-Alimentación e Hidratación. Es cierto que muchos residentes son autónomos para poder comer e hidratarse, pero también es cierto que una persona con deterioro cognitivo deriva en problemas de deglución, teniendo la necesidad de tener más tiempo y paciencia para su alimentación.

La alimentación es una gran responsabilidad en dos aspectos: el primero es que son muchas las bronco-aspiraciones (atragantamientos) que sufren los residentes, creándoles neumonías, que en muchos casos, acaban dándoles la estocada final. La línea que hay entre un atragantamiento “que tenía que pasar” y un atragantamiento por “condiciones desfavorables” por la presión laboral y los tiempos es muy fina. El segundo aspecto es la nutrición, destacar que en muchas ocasiones la mala calidad de la comida y el poco cuidado en la elaboración, no favorece la alimentación del residente. Es importante recordar que una buena nutrición es vital para la vida, y mucho más cuando hay patologías severas en estado avanzado. Un dato curioso sería saber cuánto paga cada residente diariamente en comida. En general son numerosas las quejas de residentes y familiares en este aspecto. Otro aspecto curioso es el número de cocineros/as por turno. Con la hidratación pasa un poco lo mismo, en muchas ocasiones los residentes que tienen más problemas de salud y deterioro cognitivo son los más vulnerables a deshidratarse. La falta de personal en este aspecto también influye directamente en su salud y en el control de ingestas hídricas. Los líquidos también son un elemento que va muy unido a las bronco-aspiraciones, incluso con espesantes o gelatinas que tienen otra textura. La línea otra vez vuelve a ser muy fina entre “descontrol” y “evolución de la enfermedad” a la hora de las deshidrataciones.

-Levantar y acostar. Es otro de los momentos clave. El residente tiene que perder todas sus costumbres para ajustarse a horarios y tiempos productivos de las empresas. Los tiempos son inhumanos tanto para el trabajador como para el residente. En muchas ocasiones teniendo que levantar a catorce residentes en dos horas, no llegando ni a los nueve minutos, teniéndoles que duchar, vestir, hacer la cama y sus cuidados (siendo estos en muchas ocasiones muy complicados por sus situaciones y características). La hora de acostar no es fácil, en ocasiones he tenido que acostar a veinte residentes en una hora. Aparte de acostarles, he tenido que asear, poner el pijama, aplicar crema y diferentes cuidados, lavar dientes o dentaduras, recoger ropa... Destacar que en muchas ocasiones los residentes llegaban en condiciones lastimosas, orinados y llenos de heces. También eran numerosos los problemas a última hora: caídas, residentes que se ponían malos, petición de algún compañero que necesitaba ayuda... Al final siempre te faltaba tiempo para poder hacer lo mínimo por el residente.

-Medicación. Es un tema muy complicado y muy complejo de tratar, por eso sólo daré unas pinceladas. En primer lugar destacar que dar medicación a personas con deterioro cognitivo no es fácil, en muchas ocasiones se tritura y mezcla con la comida. Con todo esto, controlar la toma de medicación es complicado si no se ingiere toda la comida. Destacar que el gerocultor no debería encargarse de dar medicación, siempre se escudan en que es bajo supervisión de enfermería. Doy fe de que he tenido que ayudar y supervisar a enfermeras en sus primeros días a dar medicación, porque ni siquiera conocían el nombre del residente. Otro tema importante que repercute mucho en accidentes y caídas de los residentes es la toma de medicación durante las cenas. Muchos toman medicinas que les dejan totalmente desconectados, y otras algunas más suaves. La última hora de la tarde y antes de acostar es uno de los momentos donde más caídas se producen, es un momento que por metodología productiva de trabajo, los residentes pasan a tener menos supervisión en un momento muy delicado, a la vez que se hace un gran despliegue descontrolado de residentes a sus habitaciones.

-Conclusión. Es triste retirarte de tu sector por no aceptar la forma en la que se trabaja en muchos de estos centros. Mi decisión no ha sido tomada por las violaciones de derechos que sufrimos los trabajadores, sino por la violación de los derechos más primarios y fundamentales que sufren muchos de los residentes que supuestamente debemos cuidar. Esta violación de derechos se transforma en desatención, sufrimiento y dolor. Los familiares y trabajadores podemos aceptar o no aceptar que vulneren nuestros derechos, pero algo importante y muy grave es que los más indefensos no puedan defenderse como individuos quedando la situación en el mayor de los silencios. Mi justicia y mis instituciones me han demostrado que no les interesa investigar y sacar a la luz aquello de lo que algunos hemos sido testigos y hemos demostrado judicialmente. Por eso no creo en un nuevo modelo de residencias sin que antes se esclarezca qué es lo que ha sucedido y se le dé la importancia que se merece.

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Alejandro Salado es técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería y Técnico en Atención Sociosanitaria.

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