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Zamora

El alcalde de IU que rompió el mito de la ciudad conservadora

Es probable que, en estas casi tres semanas transcurridas desde las elecciones del 24 de mayo, se haya hablado más de Zamora en los medios nacionales que en los últimos años. No es para menos. Una ciudad de corazón (y voto) conservador, envejecida, que cambia radicalmente de color y que será gobernada, a partir de este sábado, por Izquierda Unida. Por Francisco Guarido. Paco para los habitantes de una urbe castellanoleonesa de 64.000 habitantes en la que todos se conocen. 

Paco puso un pie en el Ayuntamiento de Zamora hace 16 años, en 1999. Tuvo un resultado discreto: 1.588 votos, un 5,18%. Él fue el único que entró en la Corporación de IU en aquel año. El pasado 24-M, el mismo Paco obtuvo 9.365 sufragios, el 29,10%, y ocho concejales. Apenas 1.055 papeletas menos que el PP (32,38% y 10 ediles). Y bastante por delante del PSOE (5 actas) y Ciudadanos (2). No hubo plataforma impulsada por Podemos que le hiciera sombra. Pero el resultado, defiende, no fue producto de una casualidad, sino del "buen trabajo" de oposición y del "voto del miedo" lanzado por el PP cuando ya veía venir que IU le podía birlar el poder del Consistorio, como apuntaban las encuestas. Él era el verdadero rival de la candidata del PP, Clara San Damián

Paco Guarido (Zamora, 1958), maestro, licenciado en Historia y Ciencias Políticas, conserje en un instituto en excedencia, se convirtió en el nuevo alcalde de Zamora con el apoyo del PSOE este sábado. Le arrebató al PP uno de sus feudos clásicos, que gobernaba ininterrumpidamente desde 1995. Es, por tanto, uno de los rostros del cambio operado el 24-M. Y una alegría para una IU, que reemplaza Córdoba por la ciudad castellanoleonesa como joya de la corona, y que puede exhibir como triunfo de unas municipales que no le fueron mal y de unas autonómicas que sí fueron peores. 

Antes siquiera de que Guarido tomara  posesión, hubo tiempo para que el PSOE zamorano, históricamente muy dividido, consume su ruptura. El candidato, José Luis Gómez, y su número dos, María Cruz Lucas, anunciaron su marcha del partido pero no su renuncia al acta, aunque aseguraron que apoyarán la investidura del aspirante de IU. La razón de la fractura es que los dos socialistas díscolos –que comenzarán el mandato como concejales no adscritos– no querían entrar en el Gobierno de Guarido, como sí había aprobado la dirección provincial. Pero los tres ediles que siguen bajo la marca PSOE no garantizan por sí mismos la mayoría absoluta al nuevo regidor. IU está sopesando si incorporar a los socialistas en su Ejecutivo o conformar una Junta municipal en minoría. Además, el nuevo regidor pedirá un informe al secretario del Ayuntamiento para que le informe de la situación jurídica de los dos no adscritos y de las consecuencias que pueda tener para ellos el Pacto Antitransfuguismo.

"Zamora es como el obrero"

Pero Guarido no quiere correr. Quiere hacer las cosas "bien", sin precipitarse. De hecho, ahora que se ve en todos los medios nacionales, dice que no le pesa la "expectación" que ha caído sobre él. Lo que le abruma es la responsabilidad de "poner en marcha un Ayuntamiento en ruina", con una deuda de 16 millones con los bancos –el presupuesto anual es de 60 millones de media–. "Se han subido los impuestos para pagar a las entidades pero la gente tiene muchísimas necesidades y no hay ni una perra. Hasta los temas administrativos están sin hacer. Eso sí que me apesadumbra". El agujero municipal es menor de lo que permite la ley. "El problema es que apenas hay ingresos. El IBI y poco más. No hay capacidad económica. Vamos, como ocurre con una deuda privada –explica–. Mil euros no es igual para un obrero que para un rico. Zamora es como el obrero. Es verdad, como dice el PP, que las cuentas están saneadas. Pero un obrero puede tenerlas igualmente saneadas y comer macarrones todos los días. Eso es Zamora". 

El nuevo alcalde quiere ir "poco a poco". "Los trabajadores de las contratas me preguntan cuándo remunicipalizaré los servicios públicos. A la gente hay que decirle que lo cambiaremos, poco a poco pero bien". Lo primero que hará, en cuanto ocupe su despacho, es "actualizar ordenanzas" desfasadas, agilizar la actividad económica, reestructurar el Consistorio para ser más eficaces y ayudar a la creación de empleo. Medidas que "no cuestan nada" pero sí ahondan la eficiencia. También revisará los planes de urbanismo, aprobados cuando la burbuja se había pinchado pero que dibujaban una ciudad con el triple de población, cuando Zamora pierde habitantes. Desplegará la participación ciudadana. Y emprenderá el rescate de los servicios públicos. 

"La calle debe ser comprensiva –comenta Guarido por teléfono a infoLibre–. No podemos revertir una situación de decenios en dos días. Hay que hacer las cosas sin atragantarnos. Porque si nos atropellamos, fracasaremos. El listón está muy alto, y las expectativas, también. Tenemos la obligación de hacerlo bien. Al PP no se le exigió nada. Y a nosotros nos tienen que exigir, claro que sí". El próximo regidor no se asusta con el cerco que le imponga el PP. Lo asume. Como asume que tirará de los órganos de dirección regionales y nacionales para no pasarle ni una. "Que haga lo que quiera. Ya cuando estaba en la oposición me pusieron querellas para intentar anularme, denunciándome por injurias y calumnias y por revelación de secretos, y todas se archivaron".

Ni un día de descanso

Guarido no ha podido tomarse "ni un día de respiro" desde el 24-M, sumergido en las negociaciones y en el diseño del nuevo Ayuntamiento. Tampoco se ha podido pasar por el instituto público en el que trabajó hasta 2007, hasta que se acogió a la media liberación que concedió el Consistorio a IU, cuando logró tres ediles. Desde entonces fue cobrando 15.000 euros brutos al año de la Corporación y los trienios que le pagaba la Junta por su plaza de funcionario. Ahora promete rebajar "sustancialmente" el sueldo del alcalde

El nuevo regidor no tiene previsto ni vacaciones ni poder tomarse un pequeño descanso en las próximas semanas. Disfrutar de paseos, ir a la montaña, desplazarse hasta el Lago de Sanabria, leer libros y libros sobre la política municipal, las aficiones que ha venido cultivando. Ahora tiene por delante desplegar el programa acordado con el PSOE, que incluye reducir el gasto en la estructura del Gobierno municipal, dar mayor transparencia a la gestión (y para ello se publicará la declaración de bienes de los concejales), aumentar las ayudas de urgente necesidad, bajar los impuestos y las tasas municipales, modificar el plan de urbanismo, remunicipalizar los servicios públicos, potenciar el casco histórico y la agenda cultural de la ciudad. Cambiar la cara por completo de la única capital de provincia española que contará con un alcalde de IU.  

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