Elecciones 20-D
La alianza con IU da a Podemos la llave para obtener representación en hasta siete provincias pequeñas
Las provincias pequeñas, tradicionalmente feudos inexpugnables en los que PP y PSOE cimentaban parte de sus victorias, ya fueron conquistadas en las elecciones del 20 de diciembre por Podemos y Ciudadanos, que consiguieron diputados en muchas de ellas. El partido morado, no obstante, tuvo un agujero en las dos Castillas, donde triunfaron abrumadoramente PP y PSOE, si bien esa circunstancia podría cambiar en las próximas elecciones, ya que según el barómetro del CIS hecho público el pasado jueves, Unidos Podemos y las confluencias podrían obtener representación en hasta siete provincias que se resistieron a Podemos el 20-D.
En el sistema electoral español, cuya circunscripción es la provincia, un total de 26 de los 50 distritos –excluyendo Ceuta y Melilla, que eligen un diputado cada una– escogen cinco o menos escaños. Estas provincias pequeñas y de carácter más rural se concentran, fundamentalmente, en Castilla y León (sus nueve distritos eligen cinco o menos diputados) y Castilla-La Mancha (cuatro de sus provincias escogen cinco o menos escaños). Huelva, Jaén, Huesca, Teruel, Cantabria, Lleida, Castellón, Cáceres, Ourense, Lugo, La Rioja, Navarra y Álava son las otras 13 provincias con menos representantes en el Congreso.
Pese al menor número de diputados de estas provincias, la realidad es que están sobrerrepresentadas con respecto a las circunscripciones más pobladas –Madrid, Barcelona, Valencia o Sevilla, por ejemplo–, ya que cada uno de sus escaños representa a muchos menos ciudadanos que aquellas actas elegidas en los distritos con más habitantes. Pero la ley electoral tiene otro efecto que beneficia a los partidos grandes: su escasa proporcionalidad en las provincias pequeñas, que –a diferencia de lo que ocurre en circunscripciones que reparten muchos escaños– promueve la concentración del voto en torno a pocas opciones.
Tal y como refleja la encuesta del CIS, son precisamente los lugares menos poblados los que más proclives son a los partidos tradicionales y menos abiertos están a las nuevas opciones, fundamentalmente Podemos y Ciudadanos. Según el barómetro, cuanto más grande es el municipio, más intención de voto tienen estas dos formaciones: sólo el 9,7% de los encuestados residentes en localidades con menos de 2.000 habitantes responden que votarán a Unidos Podemos o las confluencias territoriales, por nada menos que un 31,7% de los encuestados en las ciudades más grandes donde se presenta cada una de las formaciones –más de un millón de habitantes en el caso de Unidos Podemos y En Comú Podem, entre 400.000 y un millón de habitantes en el de À la valenciana (Podemos e IU junto a Compromís) y entre 100.000 y 400.000 habitantes en el caso de En Marea–.
Hasta cinco escaños más en las Castillas
En las pasadas elecciones quedó reflejada la relativa debilidad de Podemos en estas zonas. Buen ejemplo de su menor implantación en las zonas más rurales son sus resultados en las Castillas: en Castilla y León únicamente consiguió tres de los 32 escaños en juego con un 15% de los votos, mientras en Castilla-La Mancha Podemos se hizo con una solitaria acta de las 21 que se eligieron, con el 13,62% de los sufragios. IU, por su parte, no tuvo representación en ninguna de las dos comunidades: en la primera de ellas sacó el 4,56% de los votos, mientras en la segunda se tuvo que conformar con el 3,58%.
No obstante, la suma de ambas formaciones podría catapultarles tanto en estas dos comunidades como en otras provincias donde, por separado, no consiguieron representación. Según la estimación preelectoral del CIS, Unidos Podemos tendría representación en siete provincias más que las que la formación morada consiguió en solitario en las pasadas elecciones: Jaén, Teruel, Palencia, Salamanca, Segovia, Albacete y Guadalajara. Además, podrían conseguir en Castellón y Álava sumar sendos escaños a los dos que ya obtuvieron el 20-D.
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Así, la coalición conseguiría hollar la única circunscripción andaluza que se resistió a Podemos en las anteriores elecciones: el candidato Andrés Bódalo –actualmente encarcelado por atentado a la autoridad– no obtuvo acta por Jaén, pero el CIS pronostica que el líder jornalero Diego Cañamero –sustituto de Bódalo al frente de la lista jienense– sí tendría escaño de diputado. Lo mismo ocurriría en Teruel, la única provincia aragonesa donde Podemos no consiguió representación el pasado 20 de diciembre, y donde el barómetro del CIS muestra que el PSOE y Unidos Podemos pelearán por uno de los tres sillones que se reparten.
En cuanto a Castilla y León, a los escaños obtenidos por Podemos el pasado 20-D en Burgos, León y Valladolid habría que sumar otras dos actas en Palencia y Segovia y una eventual tercera en Salamanca, donde la pelea por el último de los cuatro escaños es con Ciudadanos. Ocurre lo mismo en Castilla-La Mancha: la coalición conseguiría entrar con sendos sillones en Albacete y Guadalajara, además de en Toledo, donde Podemos obtuvo su único diputado el 20 de diciembre.
Además, la suma con IU supondría un nuevo empujón a Podemos en Álava, donde ya consiguió un escaño en las pasadas elecciones y donde ahora el CIS pronostica que se hará con dos de los cuatro en juego. Por su parte, la coalición À la valenciana peleará, siempre según el barómentro, con el PP por hacerse con un segundo escaño en Castellón –consiguió uno el 20-D–.