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Bárcenas sostiene que ni hay recibís de los sobresueldos ni pruebas de los pagos en B de las obras en la sede del PP

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Alicia Gutiérrez / Tono Calleja

La declaración prestada por Luis Bárcenas el pasado día 10 constató un cambio drástico en la estrategia del extesorero del PP tras diez meses en prisión. Lejos de disparar con nueva munición -aunque insinuó que aún tiene-, Bárcenas se ratificó en sus acusaciones previas pero lo hizo asegurando que no hay pruebas de prácticamente nada: por ejemplo,

sostiene que no hay recibís de los sobresueldos que, según su propio testimonio, cobraban los dirigentes del partido, ni queda rastro de los pagos en B de la reforma de la sede central del partido. Ni sabe nada concreto sobre el dinero negro que manejaba cada territorio: "Ni supervisábamos ni queríamos saber", dijo. Tampoco Mariano Rajoy -añadió- supo jamás que sus trajes para la campaña de 2008 se habían pagado con dinero de la caja B.

El diálogo entre el juez Pablo Ruz y Bárcenas sobre el episodio de los 20.000 euros destinados a trajes electorales de Rajoy ilustra que el extesorero no albergaba ningún deseo de nombrar al presidente por su nombre. Lo hizo solo cuando Ruz le pidió que explicase si al hablar de "el candidato" se estaba refiriendo a Rajoy. Y, una vez ahí, se extendió en su respuesta: "Él [Rajoy] no tenía ni idea de si se pagaban con dinero oficial o no oficial, esa fue una decisión de Álvaro Lapuerta directamente". ¿Y habló con Rajoy sobre la destrucción de esos recibos?, inquirió el juez. Bárcenas, que  guardaba esos recibos en la caja fuerte de su despacho junto con el dinero opaco, miró de nuevo en la misma dirección que antes: "No, no. Solo hablé con Álvaro Lapuerta". 

Tampoco -y así lo precisó- queda rastro documental de los presuntos pagos en negro en cuya demostración más han avanzado las investigaciones: los efectuados por a la empresa que acometió la reforma de la sede central de la formación por cuanto él mismo destruyó esos papeles cuando estalló el caso Gürtel en 2009. Cayeron junto con aquellos otros recibos de los trajes de Rajoy. Y acometió la tarea de destrucción solo de acuerdo con el octogenario Álvaro Lapuerta, su antiguo mentor y predecesor en la tesorería del PP y ahora señalado por Bárcenas como el hombre que todo lo sabía y casi todo lo decidía. 

Sobre Lapuerta, cuya mala salud le ha librado de declarar ante el juez, Bárcenas dio una cal y otra de arena: "El tesorero no se dedicaba a entregar cantidades con sobres sin el conocimiento de sus superiores", dijo Bárcenas tras especificar que los superiores eran los "secretarios generales". Esa fue la de cal. La de arena había llegado antes: "Yo siento muchísimo que haya perdido la memoria pero [Lapuerta] estaba absolutamente al tanto de todo"

Pero en este viraje que objetivamente manda un mensaje de suspensión de hostilidades al PP, hubo más. Porque, aunque dando un rodeo y sin mencionar la cita original, Bárcenas desmintió los que desde hace cinco años son los entrecomillados más célebres de Francisco Correa, pronunciados sin saber que estaba siendo grabado: "Yo le he llevado a Bárcenas, a su casa y a Génova, 1.000 millones de pesetas por adjudicaciones de obras de la época de [Francisco Álvarez] Cascos".

Eso, que se supo en febrero de 2009, fue lo que dijo Correa. Bárcenas, que en su declaración ante Ruz sí era consciente de que la transcripción de sus palabras acabaría publicadas, lanzó el mensaje contrario: ni las empresas de la constelación Gürtel  cobraron jamás en negro por actos de campaña ni Francisco Correa fue donante o portador de donaciones ajenas.

"Tenía -sostuvo Bárcenas- que ser una persona de muchísima confianza para que aplicásemos fondozs de esa contabilidad [la B y opaca] al pago de acciones de campaña. Y esa relación de confianza no existía  con el señor Correa por parte de la sede nacional como para entregarle dinero en efectivo a cambio de facturas". La fiscal del caso Gürtel insistió: ¿En algún momento el señor Correa entregó alguna cantidad al PP en efectivo? ¿Hizo de intermediario para entregar al PP el dinero de algún donante? "El señor Correa -respondió Bárcenas- no ha sido donante a título personal del partido en ningún momento  ni ha aportado donantes para que ingresasen dinero en el partido". 

Pero tampoco ahí acaba el nuevo discurso de Bárcenas. Si, hace un año, algunos observadores del caso daban por hecho que Bárcenas conservaba una grabación del almuerzo en Sevilla durante el que informó a Javier Arenas de que tenía cuentas en Suiza antes de que el juez Pablo Ruz se enterase de ello por vía oficial, ahora el extesorero despeja la incógnita. Y lo hace en beneficio de su amigo Arenas: no hay "soporte" de aquella conversación. De ningún tipo, más allá de los billete de AVE que el comensal madrileño guardó.

Arenas, al igual que Rajoy -este, por solo un año- también fue secretario general del partido. Pero ni el nombre del líder histórico del PP andaluz ni el del hoy presidente del Gobierno y el PP afloraron cuando Bárcenas detalló que eran los números dos del partido quienes controlaban la caja B: en esa categoría solo incluyó a Francisco Álvarez Cascos y a Ángel Acebes. 

Ningún interés de "contar nada en concreto"

En dos ocasiones, el extesorero desplegó una idea tranquilizadora para sus antiguos compañeros de militancia: su oferta de declarar de nuevo ante el juez no respondía a ningún interés de "contar nada en concreto". "Ha habido por ahí interpretaciones de que yo iba a aportar algo a la causa y no era eso", remató la segunda vez.

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No obstante, Bárcenas sigue reservándose cartas en la manga: "Podría aportar muchas cosas pero en estos momentos no puedo aportar". El juez intercaló aquí una pregunta: "¿Y tampoco puede dar usted instrucciones a nadie para que la aporte?" Y el imputado respondió así: "Yo tenía un volumen de documentación muy grande en mi despacho (...) y eran un montón de cajas que recogieron las personas que sacaron ese material de la forma en que lo entendieron oportuno. Y ese material no lo tengo clasificado y localizar eso lleva tiempo".

Bárcenas colocó esa disertación sobre el enorme volumen de papeles de que aún dispone y lo hizo al hilo de una pregunta del juez: la de si conservaba el email del cajero del partido que vendría a demostrar que fue el propio Bárcenas y no la número dos del PP y presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, quien ordenó revocar sus poderes como tesorero en marzo de 2010 y no en octubre de 2009. 

Mientras que Bárcenas pesó con plomada cada referencia explícita o implícita al presidente Mariano Rajoy, la transcripción de su declaración constata que su percepción de Cospedal no ha variado. Como en julio de 2013 pero con más detalle ahora, el hombre que durante dos décadas controló las cuentas del PP desgranó cómo se fraguó la supuesta  comisión de 200.000 euros pagada por Sacyr para la campaña autonómica de 2007 a cambio de un contrato municipal en Toledo. Esa comisión, relató Bárcenas, no fue en realidad de 200.000 euros sino de 700.000, aunque los recibís -de esa donación sí los hay

La declaración prestada por Luis Bárcenas el pasado día 10 constató un cambio drástico en la estrategia del extesorero del PP tras diez meses en prisión. Lejos de disparar con nueva munición -aunque insinuó que aún tiene-, Bárcenas se ratificó en sus acusaciones previas pero lo hizo asegurando que no hay pruebas de prácticamente nada: por ejemplo,

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