“Decidí marcharme al extranjero porque en España no tenía nada”

Cuando llegó la crisis, Raquel Vidal ya no pudo costearse su carrera de Publicidad y Relaciones Públicas. El negocio familiar que le permitía estudiar fuera de su pueblo natal, Oliva (Valencia), comenzaba a padecer los primeros síntomas de una economía que se venía abajo.

Decidió entonces cambiar los libros por un empleo de diez horas diarias como dependienta en un pequeño comercio. Pero, poco después, la acentuada caída del consumo echó las persionas de este establecimiento. Sin trabajo, y con una titulación incompleta, esta joven de 30 años decidió hacer las maletas y marcharse a Londres, la ciudad en la que vive ahora con su pareja y desde la que ha logrado terminar sus estudios a distancia y encontrar un trabajo como publicista en una agencia.

“Quemé todas las opciones. Busqué trabajo en Zaragoza, Barcelona, Galicia…, me planteé hacerme autónoma, pero al final tuve que decidir marcharme al extranjero, porque en España no tenía nada”, explica a infoLibre desde el apartamento que comparte con su pareja en la capital británica, a la que llegó hace ya dos años y medio con la idea de “trabajar en lo que fuera y vivir con lo justo”. Al fin, logró hacerse con un primer empleo como canguro, un trabajo precario de pocas horas que, sin embargo, le permitió alcanzar la estabilidad necesaria para completar su licenciatura a distancia. “A los quince días de tener mi título ya tenía trabajo como becaria de publicidad en Londres”, recuerda. “Empecé con unas prácticas no pagadas, pero lo importante era meter cabeza”, expone.

Empeñada en hacerse con un empleo para el que se había formado, compaginó sus prácticas no remuneradas con otro trabajo que le permitiera mantenerse. “De lunes a viernes estaba en la oficina y el fin de semana en una tienda para compensar esa entrada de dinero que me faltaba. No fue tan fácil”, recuerda. Tras cuatro meses sin descanso, Raquel vio recompensada su perseverancia y obtuvo un contrato laboral en la misma agencia de publicidad en la que había hecho sus prácticas. Un primer paso que le ha permitido ahora escalar hacia una empresa del mismo sector y de mayores dimensiones para la que comenzará a trabajar en pocos días.

“Ayer hice una entrevista de trabajo para una agencia y hoy justo me han dicho que me lo han dado”, cuenta a infoLibre con el entusiasmo del que ve recompensado sus esfuerzos. Con todo, Raquel, que manifiesta su deseo de regresar algún día, apenas alberga esperanza de que su experiencia laboral obtenida en Inglaterra le sea reconocida en España. “Esta experiencia tiene que valer, pero mucha de la gente que se ha ido, va a volver, y haber trabajado en el extranjero y tener más de un idioma ya no va a ser un factor tan diferenciador como lo era hace años”, reflexiona consciente de que a su regreso se encontrará con un mercado laboral saturado por miles de jóvenes emigrados que comparten con ella una formación y una experiencia del más alto nivel. “La competitividad va a ser más grande. Hay un montón de gente preparada fuera”, concluye.

Raquel Vidal en el centro de Londres.

“Somos la generación que se iba a comer el mundo y se lo come, pero fuera de España”

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De esa España en crisis que Raquel proyecta es de la que, según explica, pasa muchas horas hablando la creciente comunidad de españoles que ahora se encuentra en Londres. “Aquí discutimos mucho sobre la crisis, porque la gente se quiere volver en algún momento y acaba por convertirse en un tema recurrente”. Se refieren al país, que visto desde fuera, no parece tener nada que ver con aquel que pregonan desde el Gobierno y sus voceros. “No me creo nada el discurso de la recuperación. Vale que las cifras macroeconómicas han cambiado, pero hasta que llegue eso a la clase media, que ahora es una clase trabajadora empobrecida, le va a costar mucho la remontada, porque no tiene trabajo ni prestaciones”, asevera.

“La pregunta es si se podían haber cambiado políticamente esas circunstancias para evitar que la gente tuviera que marcharse fuera”, se cuestiona. Raquel, con su cabeza puesta en España, se niega a renunciar a su derecho a participar en dicho cambio. “Yo ya he votado, pero no ha sido nada fácil. La mayoría de la información que tengo es por medios no oficiales: la Marea Granate, los periódicos, la redes sociales… El Estado no tiene ni una web bien estructurada para hacerlo. No han facilitado nada”, protesta. Una forma de proceder de las instituciones que, aun no considerándola intencionada, cree que beneficia a los responsables de la crisis económica. “El no facilitarnos el voto es una manera indirecta de dificultar que la gente que no está contenta vote a otros. La masa de votos de los expatriados no les iba a venir bien”, señala. 

Pese a todo, Raquel no renuncia a volver a España, aun considerando que esa decisión supondrá renunciar en gran medida a las condiciones laborales que se ha encontrado en la capital británica. Pero, “la tierra tira mucho”, dice. Y con la misma voluntad que puso en encontrar un trabajo, terminar su carrera y participar en las próximas elecciones, ahora se propone regresar a España, aun sabiendo que tendrá que vencer nuevas dificultades. “No sé si le voy a poder dar a mis hijos la educación que he tenido. Somos la primera generación que le dirá a sus hijos: 'Yo de pequeño tenía de todo y ahora tú no tienes nada'".

Cuando llegó la crisis, Raquel Vidal ya no pudo costearse su carrera de Publicidad y Relaciones Públicas. El negocio familiar que le permitía estudiar fuera de su pueblo natal, Oliva (Valencia), comenzaba a padecer los primeros síntomas de una economía que se venía abajo.

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