Unas declaraciones distorsionadas dan pie a otro alud de críticas contra Garzón (y el PSOE se suma)

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Ha vuelto a ocurrir. Unas declaraciones públicas en apariencia poco controvertidas del ministro de Consumo, Alberto Garzón, sobre una parte de la industria ganadera han provocado un revuelo de primera magnitud en el seno del Gobierno. Después de que algún líder territorial del PSOE, como el caso del aragonés Javier Lambán, pidiera abiertamente la dimisión de Garzón, las críticas se han sucedido en las últimas horas. Compañeras del propio Ejecutivo como las ministras Pilar Alegría o Isabel Rodríguez han evitado respaldar al también líder de Izquierda Unida y ni siquiera han querido desterrar la hipótesis de una salida del Gobierno. Por su parte, dirigentes políticos de Unidas Podemos como Yolanda Díaz, Enrique Santiago o Pablo Echenique sí cerraron filas con Garzón, escenificando el choque en la coalición. 

El propio ministro de Consumo se encargó personalmente de subir a sus redes sociales la transcripción literal de sus declaraciones al diario británico The Guardian. En ellas, Alberto Garzón sostenía que la ganadería extensiva sí es “sostenible, lo que no es en ningún momento sostenible son las macrogranjas”, a lo que añadió que en ese caso “es una carne de peor calidad, es un maltrato animal además lo que se produce y es un impacto ecológico descomunal y desproporcional”. En su versión definitiva, The Guardian resumió esas palabras de la siguiente forma: “Contaminan el suelo, contaminan el agua y exportan la carne de mala calidad de estos animales maltratados”. Ya por la tarde, Garzón aseguró que las declaraciones que hizo en el diario británico fueron como ministro de Consumo, contradiciendo así las palabras de la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, que señaló que estas opiniones son "a título personal" y no del Gobierno. "Es evidente que estoy en contra de las macrogranjas, como lo está mucha gente, pero mis declaraciones son como ministro de Consumo, por supuesto que sí. No podría ser de otra manera tratándose de una materia que es competencia también del Ministerio de Consumo", señaló el ministro en una entrevista en la Ser.

El PP exige la destitución

Las declaraciones de Garzón son del 26 de diciembre y habían pasado por completo desapercibidas hasta ahora. Pero el PP, metido ya de lleno en la precampaña electoral de Castilla y León y consciente del enorme peso que el sector primario tiene en esta comunidad no ha dudado ni un segundo en sacar toda la artillería contra el ministro de Consumo. 

Al margen de lo que Garzón dijo —defendió la ganadería extensiva y criticó la intensiva, cada vez más discutida en todo el mundo por los problemas sociales, medioambientales y sanitarios que provoca— los de Pablo Casado quieren hacer de sus declaraciones un ataque a la ganadería española. Y se proponen utilizarla como palanca no sólo contra Unidas Podemos sino contra el Gobierno de coalición en su conjunto, por más que presidentes socialistas y destacados ministros se hayan desmarcado del titular de Consumo.

La consigna en el PP, con Casado ausente después de dar positivo por covid19 y en palabras de los presidentes de Castilla y León y de Andalucía, es exigir la destitución de Garzón para así trasladar la responsabilidad de las supuestas críticas al sector de la carne al presidente Pedro Sánchez. De momento ya han pedido la comparecencia del ministro de Consumo y del titular de Agricultura, Luis Planas.

Los de Casado quieren agitar las áreas rurales de Castilla y León contra el Gobierno pensando en las elecciones del 13 de febrero. Algunos de sus dirigentes se han desentendido de lo que en realidad Garzón dijo y acusan al Ejecutivo de Pedro Sánchez de “demonizar” a la ganadería y a la agricultura criticando el consumo de carne o protegiendo al lobo. 

Su portavoz de Agricultura en el Congreso de los Diputados, Milagros Marcos, llegó a afirmar que es “falso totalmente el hecho de que consumir carne perjudique la salud”, obviando que es eso precisamente lo que Garzón declaró a ‘The Guardian’: “Los españoles no tienen que dejar de comer carne”, pero sí comer “mucha menos y de buena calidad, por el bien de su salud y del medio ambiente”. En la misma línea y contra toda evidencia, Marcos llegó a calificar de “falsedad” que la ganadería intensiva, que es la que criticó el ministro, conlleve grandes consumos de agua y enormes emisiones de CO₂.

Aluvión de críticas en el PSOE

El primero en alzar la voz desde el PSOE fue su líder en Aragón y presidente de esa Comunidad. Javier Lambán arremetió contra Garzón calificando sus declaraciones de “desgraciadas e insensatas” y yendo más allá: “No puede ser ministro ni un día más”, añadió. En un tono más mesurado, el presidente de Castilla- La Mancha, Emiliano García-Page, también le pidió al ministro rectificar “tras hacer propaganda negativa de nuestra carne, que es de buena calidad”.

La postura oficial de Moncloa, donde prefieren guardar un elocuente silencio, es que las palabras de Alberto Garzón son “su opinión personal” y no las del Gobierno. La ministra de Educación, Pilar Alegría, afirmó este jueves en una entrevista en Onda Cero que esa “no es la posición del Gobierno, que se declaró el pasado 28 de diciembre en la aprobación de la PAC con el apoyo del sector ganadero". La portavoz del Ejecutivo también quiso pasar de puntillas en una entrevista en laSexta. Preguntada por la petición de dimisión del ministro de Consumo lanzada por su compañero Javier Lambán, Isabel Rodríguez se limitó a contestar que eso “se lo deberá preguntar a él”, en referencia al propio Garzón. Solo el presidente de Asturias respaldó públicamente desde el PSOE la línea trazada por el ministro que, entre otras cosas, ensalzó el tipo de ganadería practicado en Asturias. En sus redes sociales, Adrián Barbón manifestó que, “como Presidente del Principado de Asturias defiendo el modelo de ganadería asturiano. El nuestro es un modelo de ganadería extensiva, sostenible, de calidad y que ha definido nuestro entorno ambiental. Cualquier diputado/a de Asturias debería saberlo y conocerlo”.

Respuesta de Unidas Podemos

En Unidas Podemos no terminan de entender la reacción de sus socios de Gobierno a una línea política que, sostienen, es norma en la Unión Europea y que forma parte de los propios planes del Ejecutivo de Pedro Sánchez mediante los compromisos de la Agenda 2.030. La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, respaldó las palabras de su compañero de filas al asegurar que “nuestro país debe seguir apostando por la ganadería sostenible, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, y denunciar aquellas prácticas minoritarias que agravan la crisis climática”. El secretario de Estado de la propia Agenda 2030, Enrique Santiago, fue aún más contundente: “Que Alberto Garzón defienda la ganadería extensiva frente a las macrogranjas es lo que deberían hacer no solo todos los ministros, también todas las administraciones. La sostenibilidad es uno de los compromisos de este Gobierno ante Naciones Unidas y no la opinión personal de nadie”, respondió tras las críticas socialistas. En línea parecida se mostraron otros portavoces morados como Pablo Echenique o Jaume Asens. 

Garzón afirma que las macrogranjas españolas exportan "carne de mala calidad" y de "animales maltratados"

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Lo que interpretan en Unidas Podemos es que el poder de la industria ganadera “intimida” al PSOE en vísperas de citas electorales como las de Castilla y León o Andalucía. Y también aprecian los morados un cierto “nerviosismo” por los discursos que la extrema derecha y el PP han logrado introducir en los entornos rurales, caladeros de votos tradicionales de los partidos grandes. En ese sentido, por ejemplo, interpretan también anuncios como el del presidente de Castilla-La Mancha, el socialista García-Page, de crear áreas específicas dedicadas a la caza o la tauromaquia. 

También el líder de Más País, Íñigo Errejón, salió en defensa del contenido de las declaraciones de Garzón con un tuit en su cuenta personal. "Más allá de las polémicas artificiales: transición ecológica es también dejar atrás macrogranjas que destruyen el territorio y hacinan a los animales, y avanzar hacia una ganadería extensiva y de cercanía que crea empleo y retiene la riqueza en el medio rural".

La anterior polémica suscitada tras unas declaraciones del ministro de Consumo implicaron en primera persona incluso al propio presidente del Gobierno. Tras una campaña del ministerio de Alberto Garzón llamando a un consumo moderado de carne, tal y como proponen médicos y científicos ecologistas, Pedro Sánchez descalificó a su ministro asegurando que “donde se ponga un buen chuletón al punto, eso es imbatible”

Ha vuelto a ocurrir. Unas declaraciones públicas en apariencia poco controvertidas del ministro de Consumo, Alberto Garzón, sobre una parte de la industria ganadera han provocado un revuelo de primera magnitud en el seno del Gobierno. Después de que algún líder territorial del PSOE, como el caso del aragonés Javier Lambán, pidiera abiertamente la dimisión de Garzón, las críticas se han sucedido en las últimas horas. Compañeras del propio Ejecutivo como las ministras Pilar Alegría o Isabel Rodríguez han evitado respaldar al también líder de Izquierda Unida y ni siquiera han querido desterrar la hipótesis de una salida del Gobierno. Por su parte, dirigentes políticos de Unidas Podemos como Yolanda Díaz, Enrique Santiago o Pablo Echenique sí cerraron filas con Garzón, escenificando el choque en la coalición. 

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