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Begoña Gómez cambia de estrategia en un caso con mil frentes abiertos que se van desinflando

Crisis climática

La derecha extrema su discurso negacionista en torno al cambio climático con las afirmaciones de Ayuso

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

"Nadie ha muerto tampoco de esto. No quiero que se cree una alarma de salud pública porque no la hay". "Esto" es la contaminación y las palabras pertenecen a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Fueron pronunciadas durante su primera entrevista del año, concedida a la Cadena Ser. "Madrid está haciendo las cosas correctamente" para buscar "ciudades más verdes y limpias", añadió ante los micrófonos. Las reacciones no han sido pocas y se han sucedido de forma inmediata, especialmente en el seno de la comunidad científica.

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) recordó el mismo miércoles que un estudio internacional "confirma la relación entre la contaminación y el riesgo de mortalidad". Un análisis en 652 ciudades –entre ellas Madrid, Barcelona, Sevilla y un total de 45 españolas– "muestra un mayor riesgo de mortalidad tras la exposición incluso a pequeñas concentraciones de contaminación del aire urbano", indicó el organismo.

En agosto de 2019, el CSIC publicaba las palabras del doctor Antonio Gasparrini, coordinador de la Red de Investigación Colaborativa MCC y uno de los autores del estudio, afirmando que "si bien el aumento porcentual de la mortalidad parece pequeño, este riesgo puede conducir a un exceso significativo en el número de muertes, dada la exposición generalizada y las grandes poblaciones que viven en zonas urbanas".

La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), por su parte, ha recordado igualmente que un informe presentado en junio revelaba que "la contaminación del aire causa 10.000 muertes al año en España, una cifra que supera a la mortalidad por accidentes de tráfico, que alcanza los 1.700 fallecimientos anuales". Separ apunta a los óxidos de nitrógeno, las partículas en suspensión y al ozono troposférico como los contaminantes ambientales más perjudiciales.

El Ministerio de Fomento no ha esquivado tampoco las palabras de Díaz Ayuso y ha enfatizado en "cómo afecta a la salud el aire que respiramos". En ese sentido, ha explicado que las emisiones de contaminantes a la atmósfera "empeoran la calidad del aire y nos exponen a enfermedades como neumonía o cáncer de pulmón". Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), "mueren 3,8 millones de personas al año por contaminación del aire" y los elementos que la entidad califica de "asesinos silenciosos" son, principalmente, "las partículas finas y los precursores del ozono troposférico como los óxidos de nitrógeno", ha recuperado el Ministerio de Fomento.

María Neira, doctora y directora del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, se ha expresado de forma rotunda en redes sociales y ha recalcado que existen "más de 70.000 estudios científicos que ligan directamente exposición a la contaminación del aire con mortalidad" y ha subrayado que "cada año la contaminación del aire mata a 7 millones de personas. 400.000 muertes al año en Europa".

Juan Bárcena, experto en calidad del aire de Ecologistas en Acción, explica en conversación con infoLibre que la relación entre contaminación y mortalidad está "completamente establecida desde hace al menos 70 años", cuando en la década de los cincuenta del siglo pasado se desarrolló la primera ley de aire limpio en Estados Unidos. El ecologista declara que no existe "ningún debate" en torno a los daños para la salud producto de la contaminación, aunque la estrategia de líderes como "[Donald] Trump y [Jair] Bolsonaro es tratar de hacer ver que hay polémica". Cuanto más se sabe, añade Bárcena, más consenso existe sobre los efectos de la contaminación. Esas consecuencias, insiste el activista, tienen que ver con "enfermedades del sistema respiratorio y cardiovasculares", pero también guardan relación con "bajo peso al nacer o con el Alzheimer". En el año 2013, la propia OMS, a través de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), confirmó la contaminación atmosférica como agente cancerígeno.

Y aunque los estudios de mayor prestigio amplían su lupa a una perspectiva global, Madrid no es ajena al problema. Es de hecho "campeona sin discusión", dentro del ámbito estatal, "en dióxido de nitrógeno, el contaminante más ligado al tráfico", detalla Bárcena, quien remacha que "Madrid y Barcelona vulneran todos los años el límite marcado".

Madrid Central

Las afirmaciones de Díaz Ayuso no se configuran como ideas aisladas e individuales, sino que se enmarcan en un discurso que los partidos conservadores han ido perfilando en los últimos meses, especialmente en la carrera hacia las elecciones autonómicas y municipales de mayo. Entonces, la promesa estrella del ahora alcalde madrileño José Luis Martínez-Almeida se centró en terminar con Madrid Central, la zona de bajas emisiones inaugurada por el Ayuntamiento de Manuela Carmena. "Con Almeida Madrid Central se acaba el 26 de mayo", profetizaba el entonces candidato en su propaganda electoral.

El frente contra las medidas para combatir la contaminación lo protagonizan también partidos como Ciudadanos. En diciembre de 2018, apenas un mes desde la entrada en vigor del plan, Begoña Villacís criticó la eficacia del área de bajas emisiones. Aunque la líder del partido naranja en la capital señalaba que el modelo trazado "no combate la contaminación", lo cierto es que los medidores de niveles de dióxido de nitrógeno dentro o cerca de Madrid Central –Plaza España, Plaza Carmen, Méndez Álvaro y Retiro– no superaron el umbral de alerta, a diferencia de otros en zonas más alejadas.

Pablo Casado también ha cargado munición al sostener en julio que "el problema de Madrid Central es que a veces crea más contaminación porque lo que está ocasionando es que la descongestión de vías importantes del centro produce más atascos". No obstante, el primer año de Madrid Central ha demostrado una reducción de la contaminación que asciende al 20%, según el primer balance.

Varapalo de Bruselas

En julio de 2019 España recibió el primer gran varapalo jurídico a raíz del grado de contaminación atmosférica que soportan sus ciudades. La Comisión Europea (CE) anunció su intención de llevar al Estado ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TUE) por la mala situación del aire en varios núcleos urbanos españoles, en especial Madrid, Barcelona y Baix Llobregat, tras constatar que no ha tomado las medidas urgentes que se le exigían para atajar los altos niveles de contaminación. Entonces, la propia Villacís señaló, ya como vicealcaldesa de la capital, que la sanción respondía a "las mediciones en el mandato de Manuela Carmena", restando responsabilidad de esta manera tanto a PP como a Ciudadanos.

Bárcena explica, en ese sentido, que la decisión tomada por Bruselas lo que hizo fue "superar el ámbito político" materializado hasta entonces en un habitual "tirón de orejas" y llevar el problema a los tribunales. España lleva "desde 2010 incumpliendo sistemáticamente" con los mandatos europeos en la materia, hasta que "por fin en 2017 se da un ultimátum" a diferentes países, entre ellos el nuestro. Aquel año, las autoridades europeas emplazaron a, en un periodo de dos meses, realizar planes de actuación para buscar soluciones garantistas y responder a las exigencias europeas. España hizo los deberes y en mayo de 2018 dejó de estar en el punto de mira. Se le concedía una oportunidad "porque lo que había presentado parecía positivo a la hora de cumplir con los límites", explica el ecologista. Los planes no eran otros que Madrid Central y su homólogo en Barcelona.

Sin embargo, en el caso de la capital madrileña, "la situación cambia radicalmente con la llegada del nuevo Gobierno", destaca Bárcena. Aquella concesión de la Comisión Europea queda en nada tras el anuncio de tirar por tierra los planes del anterior Consistorio. En ese sentido, el ecologista tiene a bien recordar que Madrid es la primera gran ciudad europea en dar marcha atrás en lugar de atender a las llamadas europeas y reforzar su actuación contra la contaminación.

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El negacionismo de Vox

El tercer pilar del bloque de la derecha, Vox, no se mantiene al margen de la polémica. Con el inicio de la Cumbre del Clima, el portavoz de los ultras en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, aseguró que "no está demostrado que sea el hombre quien produce el cambio climático" e insistió en que "el exagerado e infundado alarmismo" sobre el problema "puede reducir el empleo", aunque no aportó ningún estudio o evidencia al respecto.

El papel de la acción humana en relación al cambio climático es uno de los puntos que aborda el partido de extrema derecha en su argumentario interno, según reveló el diario La Marea. "La actividad solar es la responsable de los cambios climáticos", afirma la formación según los documentos publicados. El mismo periódico ya aprovechó para recordar que el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), dependiente de la ONU, elaboró en 2013 un informe que profundiza en ese planteamiento. "Si bien es posible que la variabilidad solar haya contribuido de forma discernible a los cambios producidos en la temperatura global en superficie a principios del siglo XX, esta no puede explicar el aumento observado desde que se comenzó a medir la irradiación solar total directamente con satélites a finales de la década de 1970", afirmaban entonces los expertos, en contra de lo sugerido por la extrema derecha.

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