Hay una serie de mantras que Vox repite sin cesar. Uno de ellos es el de que la violencia "no tiene género". Así tratan de equiparar la violencia que sufren directamente las mujeres, que es estructural y abrumadora, con aquella que sufren los hombres en el entorno familiar, sin una base que revele razones estructurales. A pesar de ello, los dirigentes del partido ultra no titubean a la hora de poner en el punto de mira al movimiento feminista y los logros alcanzados por la simbiosis entre calle e instituciones.
Pero lo cierto es que el discurso de la extrema derecha contra las políticas de igualdad y contra la violencia de género no se nutre de datos. Circula, de hecho, totalmente al margen de una realidad absolutamente probada por los organismos oficiales. En este artículo, infoLibre recopila esos bulos y los rebate.
1. "Se archivan un 80% de las denuncias falsas contra los hombres".
Se trata de una frase pronunciada por el líder de la formación, Santiago Abascal, en el año 2019, pero que repiten de manera recurrente otros miembros de su partido. La cuestión de las denuncias falsas sigue siendo probablemente el mito más evidente en materia de violencia machista, aun cuando los datos no dejan espacio para interpretaciones. Según la memoria que presenta anualmente el Ministerio Público, el periodo entre 2009 y 2019 se saldó con 1.557.190 denuncias por agresiones machistas, de las cuales sólo 121 recibieron condena por denuncia falsa: el 0,0069%. El gran problema del que advierte la ultraderecha no es más que una cuestión residual en los juzgados.
Del total de sentencias condenatorias, un 48,76% fueron por conformidad de la acusada. "Nuevamente se aprecian en este actuar las características peculiaridades y aristas que plantea este tipo específico de violencia y que ya fueron objeto de comentario en memorias anteriores", señala el Ministerio Público. Esas peculiaridades –vinculadas a cuestiones como la dependencia emocional, afectiva y económica de la víctima– se materializan además en la dispensa de declarar, ampliamente cuestionada por las organizaciones feministas y también por el aparato judicial.
2. "La mayoría de mujeres asesinadas han sido a manos de extranjeros".
La hostilidad hacia los migrantes, envuelta en el celofán de la lucha contra la delincuencia y la preservación cultural, es otra de las banderas de Vox junto al antifeminismo. Por ese motivo no es de extrañar que la extrema derecha trate de mezclar ambas cuestiones como mejor le convenga. Lo hizo el propio Abascal en el año 2018, cuando aseguró que "la mayoría de mujeres asesinadas" ese año lo habían sido "a manos de extranjeros".
Según los datos que ofrece la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género del año 2018, de los 53 presuntos asesinos, 33 de ellos (el 62,3)% eran españoles y 20 de ellos (el 37,7%) extranjeros. Entre 2013 y 2018, la media fue de un 67% de nacidos en España y un 33% fuera.
Además, según datos del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género, en las estadísticas relativas al tercer trimestre de 2018, de las 43.560 denuncias interpuestas por violencia machista, casi siete de cada diez (67,4%) fueron contra varones españoles.
3. "Hay más mujeres asesinadas ahora que antes de aprobar la ley contra la violencia de género".
Este fue otro de los bulos que lanzó Abascal en el debate de los candidatos a la presidencia del Gobierno en el año 2019. Los datos son fácilmente desmontables, teniendo en cuenta que la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género contabiliza estos crímenes desde 2003, año en el que fueron asesinadas 71 mujeres. El año 2021 terminó con un total de 43 asesinatos machistas, la cifra más baja de toda la serie histórica.
4. "Los datos de hombres que mueren a manos de mujeres se ocultan porque no interesa demostrar que existen esos asesinatos".
Esa frase, pronunciada por el secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, se desmiente en tan solo un click. El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) publicada cada año la estadística de hombres asesinados. Los últimos datos disponibles datan de 2020. En ese año siete hombres fueron asesinados por sus parejas o ex parejas, todas ellas mujeres, mientras que 46 mujeres fallecieron en ese mismo periodo de tiempo a manos de hombres.
5. “Hay más de 40 niños que todos los años son víctimas en el ámbito doméstico y la cifra de hombres se acerca a veintipico".
Lo dijo Rocío Monasterio, portavoz de Vox en la Asamblea de Madrid, en una entrevista con el diario El Mundo en el año 2019. Pero también es un dato incorrecto, en ambos casos. Desde 2013 –ejercicio en el que se inició el recuento– un total de 46 menores han sido asesinados en un contexto de violencia de género y no cada año, como señaló Monasterio. En la totalidad de los siete asesinatos en el marco de la violencia vicaria, el agresor era el padre biológico. También es falsa la premisa de los hombres asesinados, tal y como muestran los datos expuestos anteriormente.
6. "En España, los niños mueren más a manos de mujeres y nunca hablamos de la violencia feminista".
El número tres del partido ultra, Iván Espinosa de los Monteros, también realizó unas declaraciones similares a las de Monasterio, aunque sin datos que las respaldaran. Lo que el portavoz de Vox denomina "violencia feminista" es, en realidad, violencia vicaria, que consiste en dañar a un tercero –habitualmente a un hijo o hija– para maltratar a la principal víctima. Desde 2013 –ejercicio en el que se inició el recuento– un total de 46 menores han sido asesinados en un contexto de violencia de género a manos de sus padres.
7. "El feminismo es inventado tras la caída de la URSS".
Quien pronunció esas palabras fue Carla Toscano, diputada de Vox en el Congreso, que ejerce como voz autorizada del partido en materia de género. Sin embargo, no parece estar demasiado familiarizada con las cuatro olas que ilustran el fenómeno del feminismo. La primera ola, identificada con un feminismo ilustrado, comienza en 1673 y se extiende hasta 1792, prestando especial atención a la reivindicación del acceso a la educación de las mujeres como deriva del debate ilustrado liberal, portando una agenda declarativa. La segunda ola, que va de 1848 a 1948, llega de la mano del feminismo sufragista y está protagonizada por el derecho al sufragio, en el marco de una agenda de derechos civiles, educativos y políticos.
La tercera ola arranca de 1968, se prolonga hasta la actualidad y surge de la comprobación de que en las democracias liberales, donde el sufragio universal y el acceso a la educación estaban reconocidos para toda la población, se estaban perpetuando y agravando las discriminaciones de género. Nada que ver con la caída de la Unión Soviética.
8. "Es inconstitucional que haya cuotas por sexo o género".
Vox también insiste en que la actual legislación contra el maltrato "discrimina" a los hombres y, por lo tanto, es "inconstitucional" que haya "cuotas por sexo o género". La última en expresarse de este modo fue Alicia Rubio, diputada en el consistorio madrileño. Sin embargo, el Tribunal Constitucional se ha pronunciado reiteradamente sobre este asunto. La primera vez en 2008 y desde entonces ha desestimado centenas de recursos.
El Alto Tribunal entiende que la desigualdad es "proporcionada porque está "significativamente limitada" la diferenciación frente a la finalidad de protección: la libertad, integridad física, psíquica y moral de las mujeres respecto a un tipo de agresiones, de las de sus parejas o ex parejas masculinas, que tradicionalmente han sido a la vez causa y consecuencia de su posición de subordinación".
9. "Miles de niños sufren el síndrome de la alienación parental".
Son varios los dirigentes de Vox que han puesto foto en el falso Síndrome de Alienación Parental (SAP) es un instrumento sin base científica que tanto juristas como psicólogos ponen en duda y que, sin embargo, se sigue utilizando en determinados procedimientos judiciales y como argumento para restar peso a la violencia contra las mujeres.
Ni la Organización Mundial de la Salud (OMS) ni la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) lo incorporan en sus listas de trastornos patológicos. Tampoco lo hace la Asociación Española de Neuropsiquiatría (AEN), que en 2010 se pronunció en contra de su uso al señalar que "el síndrome supone un grave intento de medicalizar lo que es una lucha de poder por la custodia de un hijo" y al recalcar que "el sesgo de género en sus descripciones es innegable".
A nivel jurídico, además, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ha llamado en diversas ocasiones a su no aplicación, una de las últimas en septiembre de 2018, cuando apeló al "fomento, entre los operadores jurídicos, de un mejor conocimiento del llamado Síndrome de Alienación Parental para evitar que, dada su carencia de base científica, pueda ser tomado en consideración por los órganos judiciales".
10. "El Gobierno nos quiere prohibir rezar delante de los abortorios".
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Toscano puso esa frase en su cuenta de Twitter el día que el Congreso avaló penalizar el acoso a las mujeres y profesionales que acuden a las clínicas de Interrupción Voluntaria del Embarazo. La ley de 2010 permite la interrupción voluntaria del embarazo en distintos plazos. El primero, catorce semanas, regula el aborto a petición de la mujer. El segundo eleva el plazo a la vigésimo segunda semana de embarazo, límite para interrumpir el embarazo por razones médicas
La premisa de la campaña de Vox, a la que se sumaron asociaciones antiabortistas, se basa en el derecho al rezo de quienes se concentran ante las clínicas. La imagen que esbozan los antiabortistas es la de una concentración pacífica, por parte de personas que buscan ayudar a las mujeres. La realidad narrada por quienes asisten a los centros y quienes trabajan en ellos es bien distinta. Vox también esgrime que la ley del aborto ha contribuido a incrementar el número de abortos en nuestro país.
Este dato también es falso. En 2020, el número de interrupciones del embarazo registradas fue 88.2669, mientras que el año anterior la cifra se instaló en los 99.149. Desde el año 2014, el número de abortos registrados nunca ha alcanzado los cien mil. Una cifra que sí se superaba en los años previos, desde que en 2006 se rebasó ese umbral.
Hay una serie de mantras que Vox repite sin cesar. Uno de ellos es el de que la violencia "no tiene género". Así tratan de equiparar la violencia que sufren directamente las mujeres, que es estructural y abrumadora, con aquella que sufren los hombres en el entorno familiar, sin una base que revele razones estructurales. A pesar de ello, los dirigentes del partido ultra no titubean a la hora de poner en el punto de mira al movimiento feminista y los logros alcanzados por la simbiosis entre calle e instituciones.