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La dirección del PSOE hace una demostración de poder interno a costa de Zapatero

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Que todo el PSOE apoye a Pedro Sánchez, porque él es el secretario general, y porque esa es la "cultura de partido". Felipe González no pudo ser más explícito durante la clausura de la Conferencia Municipal del partido, el pasado domingo. Su mensaje tenía una lectura interna, de respaldo al líder después de meses en los que ha sido cuestionado. Claro que esa imagen de aval tenía un reverso: la de un José Luis Rodríguez Zapatero orillado en la programación y perceptiblemente incómodo durante la jornada.

González también aprovechó su intervención para confesar que en las primarias internas del verano pasado no votó a Sánchez –horas más tarde, en el programa Viajando con Chester, en Cuatro, confirmaría que su apuesta fue el diputado vasco Eduardo Madina, con el que había tenido trato–. "Pero estoy a su disposición, es mi secretario general y lo voy a apoyar en todo lo que pueda. Es lo que pido como cultura de partido", proclamó, entre la ovación de los más de 3.000 asistentes.

Sánchez y su dirección irradiaban satisfacción. Este lunes, el secretario general no quiso responder a los periodistas por la mañana en un acto sobre educación, pero sí contestó por la tarde a Julia Otero en Onda Cero. Dijo que ignoraba que González iba a enhebrar esa declaración de respaldo público: "No lo sabía y se lo agradezco de corazón". Vio "lógico" que no le votara el año pasado porque antes de ser elegido ambos no habían "tenido ocasión de cruzar palabra". Sánchez reconoció el apoyo de "una persona de esa talla política y reconocida, no sólo en España sino en el mundo entero". También agradeció el "consejo" que le brinda el expresidente, con quien suele hablar con frecuencia, como "con todos" los exlíderes del partido. 

Otro gesto tras la caída de Tomás Gómez

"Que Felipe diga que no le votó pero que ahora le apoya y que pida respaldo de todo el partido para él fue algo muy bonito que no nos esperábamos, pero claro, objetivamente refuerza la posición de Pedro", señala una dirigente de la ejecutiva federal, muy próxima al líder. En Ferraz aseguran que la autoridad de Sánchez se ha ido consolidando desde hace dos meses, desde que decapitó a Tomás Gómez al frente del PSM y aupó como candidato por Madrid al exministro Ángel Gabilondo, sin que la federación apenas chistase. Y resaltan que en el debate del estado de la nación –su primer debate– ganó a Mariano Rajoy. Luego vino el oxígeno de las elecciones andaluzas, que apaciguaron el patio interno, y finalmente el golpe de efecto de González. 

El primer presidente socialista de la democracia fue deliberadamente cumplimentado por la dirección. No sólo porque intervino en la clausura. También acompañó a Sánchez en el paseíllo hasta el escenario del pabellón 2 de Ifemapaseíllo . Con Ángel Gabilondo y el candidato a la Alcaldía, Antonio Miguel Carmona, y porque este presionó para no verse desplazado. Zapatero había entrado en el plenario unos minutos antes, al lado del secretario de Organización, César Luena. Durante su discurso, Sánchez le citó mucho menos que a González. El expresidente no podía contener su malestar. 

El entorno de Zapatero no quería ahondar este lunes en la polémica, pero sí manifestó que "no entendía" la escenificación diseñada por Ferraz. También se dolía de las declaraciones de González en Viajando con Chester. Durante la entrevista en Cuatro con la periodista Pepa Bueno, el expresidente dijo que Zapatero tenía como alternativa a los recortes de mayo de 2010 "convocar elecciones", y afirmó que durante su mandato le propuso supuestamente una vía "para acabar con los desahucios", pero el entonces jefe del Ejecutivo "no hizo caso". Los colaboradores de Zapatero recordaban lo que este señaló en aquel 2010: que González le había escrito un SMS al día siguiente de anunciar el tijeretazo, la comunicación "más cariñosa y de más apoyo" que había recibido de él, y citó su textualidad: "Hoy más que nunca tienes mi apoyo. Gobernar es esto: tomar decisiones difíciles y duras".  

Los próximos a Zapatero no entrevén más que un mensaje de consumo interno en la presencia de González y en sus palabras de apoyo. Interpretan que la dirección, "eufórica" tras la caída de Gómez, orquestó un segundo "golpe de autoridad" para "reforzar el poder interno de Sánchez" y lanzar el recado de que "quien no esté con la cúpula será apartado, aunque sea un expresidente del Gobierno". 

No se quieren "castigos"

En Ferraz niegan que hubiera un intento de "castigar" a Zapatero. Explican que no podían hablar "todos los ex secretarios generales" para no alargar el acto, y se optó por dar realce al patriarca, al primer presidente, enfatizar al tiempo la "renovación" acometida en el partido, como lo demuestran las listas –son nuevos el 83% de los números uno–, y mostrar el abrazo de la primera y la "tercera generación" del PSOE, la que encarna Sánchez. 

Sin embargo, hay dirigentes que sí deducen que Ferraz quiso "pasar la factura" a Zapatero por mostrar su distanciamiento con el líder en los últimos meses: por hacer oír su malestar con el reconocimiento del "error" de la reforma del artículo 135 de la Constitución en 2011, por dejar caer su apoyo a Susana Díaz o por participar en una cena secreta con Pablo Iglesias, organizada por el exministro y expresidente del Congreso José Bono. 

Susana Díaz sigue manteniéndose "neutral"

Quien salió a defender públicamente a Zapatero fue Carmona. El candidato a la Alcaldía de Madrid aseguró que le habría gustado oír al último expresidente socialista, porque este "no protagoniza ninguna disensión interna", sino que es "un gran amigo, un gran compañero y un gran asesor". El aspirante municipal no dejó la oportunidad de criticar indirectamente a la cúpula federal: él seguirá su camino hacia los comicios aunque haya gente en su partido que "históricamente no ha querido ganar las elecciones". Reiteró que no se despista "por cuestiones internas, que las hay".

Al respaldar a Sánchez, González tomó partido de cara a la siguiente carrera: la de las primarias abiertas, en julio. El expresidente ya había afirmado en una entrevista en El País que tenía la "información", no la opinión, de que Díaz se quedaría en Andalucía. La presidenta, este lunes, evitó salirse de su propio guión: manifestó su apoyo a Sánchez como secretario general, pero insistió en que será "neutral" en la votación por la candidatura presidencial. "Lo que merecen los militantes y simpatizantes que participen en ese proceso es que los cuadros del partido demos esa libertad y sean ellos los que libremente digan qué quieren para el partido", razonó.

Andalucía quita hierro

Los dirigentes de confianza de Díaz relativizan de hecho el respaldo de González. "¿Le aportan mucho de cara al exterior Felipe y José Luis? ¿Atraen mucho voto? Ninguno goza de popularidad entre los votantes, desgraciadamente. Y de puertas para adentro, ¿que Felipe elogie a Pedro tiene mucha importancia de cara a la militancia? No. ¿Que él tiene influencia en un determinado medio? Sí. ¿Y ese medio marca tanto? No. Los momentos del hoy no son los de hace 15 años", reflexiona un barón provincial con mucha relación con la presidenta. En otras palabras: González tiene ascendente, sí, pero no dispone del poder de ningún aparato, y el peso de "un determinado medio" –o sea, de Prisa, editora de El País– es limitado entre parte del electorado. Dicho de otro modo, no tiene el mismo valor (y consecuencias) que dé su apoyo el expresidente a que se lo hubiera expresado Díaz, la mujer con más poder dentro del PSOE y que ejerce de jefa de la federación más numerosa y unida del partido. 

En el PSOE-A también tienen claro que Sánchez, si señaló a González y no a Zapatero para el cierre de la convención, buscaba que le "beneficiase". No tanto para "ajustar cuentas" con Zapatero, pero sí para poner en primer plano la opinión del patriarca frente a la del otro expresidente. 

De cualquier modo, lo que parece evidente es que la intervención de González no ha reabierto el debate interno sobre el liderazgo del secretario general. En buena medida, por la cercanía de las elecciones municipales y autonómicas del 24-M. Pero también al pedir apoyo para Sánchez "desactivó el ruido" que pudiera haber, según tercian en el entorno de un barón regional. Ferraz comparte esa lectura: "El 25 de mayo ya se verá, pero por ahora no hay ningún gramo de debate interno –opina una colaboradora del líder–. Y desde que no lo tenemos, estamos levantando cabeza en las encuestas, señal de que si trabajamos todos juntos, el partido y la marca despegan". "Felipe recordó el abecé de este partido: que hay que respetar los resultados de los congresos, y punto –completa un barón autonómico de mucho peso en el PSOE–. Y con esto claro que Pedro sale muy reforzado, porque Felipe tiene mucho ascendente dentro, y él habla en nombre de la historia viva del partido". 

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Los secretarios regionales más próximos a Sánchez entienden que Zapatero se pudiera sentir herido al verse desplazado –"cada uno tiene su ego, pero cuando el partido te llama te pone en primera línea, si no te lleva al asiento de atrás", asegura uno–, aunque rechazan que se esté buscando apartarlo. "El problema lo tiene al PP con su marca y con su líder. Nosotros no vamos a prescindir de nadie y en mi caso voy a intentar que José Luis esté en mi campaña –confiesa un candidato–, y creo que será uno de los presidentes a los que la historia rehabilitará más rápidamente. Pero cuando algunos critican el régimen nacido de 1978, queremos decir que Felipe representa el montaje del Estado del bienestar, él es un referente de todo eso. Algunos quieren inventar la socialdemocracia, pero esto es algo más serio". Esta fuente pone en valor, además, la respuesta entusiasta del auditorio, que a su juicio confirma lo que se siente entre la militancia: el calor al jefe. 

El PSOE está ahora sumergido en el inmediato reto que tiene por delante. Las municipales y autonómicas, las que pueden confirmar la recuperación del partido que se vio en las andaluzas o las que digan que aquello fue un mero espejismo. Y de momento las aguas se moverán tranquilas. Los dirigentes regionales insisten en que están a su campaña, a intentar arañar votos y batir al PP. "Cada soldado en su trinchera", resumen desde Ferraz. Lo que ocurra tras el Rubicón del 24-M ya se verá. Entonces habrá tiempo de volver a subir (o no) la temperatura interna

Que todo el PSOE apoye a Pedro Sánchez, porque él es el secretario general, y porque esa es la "cultura de partido". Felipe González no pudo ser más explícito durante la clausura de la Conferencia Municipal del partido, el pasado domingo. Su mensaje tenía una lectura interna, de respaldo al líder después de meses en los que ha sido cuestionado. Claro que esa imagen de aval tenía un reverso: la de un José Luis Rodríguez Zapatero orillado en la programación y perceptiblemente incómodo durante la jornada.

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