Cambio climático y sequía

Doñana, el territorio mítico donde nació la conciencia ecologista del mundo

Doñana Expedition en el patio del Palacio de Doñana, en 1957. De pie, de izquierda a derecha: George Shannon, José Antonio Valverde, James Gerguson‑Lees, Mauricio González‑Gordón, Tony Miller y Phil Hollom.

Patricia Godino

“Andalusia considers more irrigation near Spanish wetlands”, ha titulado el Washington Post esta semana. Enfoques similares se han publicado en el New York Times, The Guardian, Financial Times, Bild, Frankfurter Allgemeine Zeitung y decenas de cabeceras extranjeras que se han hecho eco de la proposición de ley, impulsada por el Partido Popular y Vox contra el criterio de todos, de regularizar los pozos ilegales que riegan los cultivos intensivos de la fresa y esquilman, desde hace décadas, el acuífero que alimenta Doñana. También contribuye a la sobreexplotación de estas aguas subterráneas el desaforado crecimiento del núcleo de Matalascañas, icono del boom turístico en la costa de Huelva desde los 70. 

En el marco de la campaña del 28M, estos días Gobierno y Junta se arrojan a la cara, con un enconamiento que va a más, cartas de la Comisión Europea, sentencias del Tribunal de Justicia de la UE, datos de cierre de pozos ilegales de la Confederación Hidrográfica, reuniones no atendidas, la tibieza del PSOE andaluz en la pasada legislatura, obras hidráulicas que son promesas incumplidas por parte del Estado de cara a los regantes sumado a la presión de productores y alcaldes de la zona… En este fenomenal ruido hay una obviedad manifiesta: Doñana se seca, sus lagunas permanentes han desaparecido por completo, la última la de Santa Olalla, y otras aparecen ya sólo temporalmente. La sequía que azota la biodiversidad en todo el mundo es el contexto global para una decisión que ha tomado, desde su mayoría absoluta y siendo perfecto conocedor del terreno, el PP de Juan Manuel Moreno.

“Salvo si se ha hecho por razones electorales, cortoplacistas y miopes, resulta muy difícil entender con qué objetivo se ha presentado la proposición de ley de regadíos de Doñana”, ha escrito en una tribuna en El País Miguel Delibes de Castro, biólogo, exdirector de la Estación Biológica de Doñana, actual presidente del Consejo de Participación de Doñana y observador privilegiado de la frágil salud de este espacio.

En el Ejecutivo autonómico empiezan a entender que esta iniciativa, que busca contentar, según el cálculo del PP, a unas 600 familias que se quedaron fuera de la catalogación de tierras de regadío en la ordenación de 2014, puede lastrar la bandera verde (más allá de la andalucista) que blande el presidente andaluz desde su llegada a San Telmo; por eso en las próximas semanas, la prensa va a ser testigo de un inusitado ecobook de Juan Manuel Moreno

Este viernes, en pleno fragor de la polémica, ha participado en una suelta de aves en el municipio onubense de Palos de la Frontera, vecino de los cinco pueblos (Almonte, Moguer, Bonares, Lucena del Puerto y Rociana del Condado) en cuyos términos municipales se encuentran las explotaciones agrícolas sobre las que ahora se ha puesto el foco. Vendrán muchas más fotografías como ésta.

Si alguien piensa que este conflicto se va a disipar en unos días, como es propio de las polémicas estériles que brotan en el regate corto de la política, es que desconoce la historia misma de un territorio que se extiende entre las provincias de Cádiz, Sevilla y Huelva, y que, en una operación diplomática sin precedentes contra los planes de Franco, representó, hace 70 años, el despertar de la conciencia ecologista europea desde los organismos internacionales

¿Por qué Doñana tiene una caja de resonancia tan potente? La tuberculosis de un muchacho de Valladolid está en su origen. 

Ladillo: José Antonio Valverde, la gesta del muchacho de Valladolid

A mediados del siglo pasado, un joven aficionado al dibujo y la ornitología apura sus días en el hospital de la ciudad castellanoleonesa. Desahuciado por los médicos, se ve obligado a liberar la cama. Si me queda poco de vida, se dijo José Antonio Valverde, nacido en 1926, quiero hacer lo que más me gusta: ver volar a los pájaros. 

Naturalista autodidacta, ya llevaba tiempo hablando por carta con el biólogo salmantino Francisco Bernis, con el tiempo fundador de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife), que le propuso en 1952 visitar Doñana, bautizado así a finales del XVI, según una de las versiones, en honor de doña Ana Gómez de Mendoza y Silva, la esposa del VII duque de Medina-Sidonia y linaje sin el que es imposible explicar el reparto de la riqueza en España.   

Por entonces, aquella inmensidad en la que venía a morir el Guadalquivir era un coto de caza donde los linces y las águilas reales eran perseguidos como alimañas en virtud de la ley vigente en la época, aunque con todo, su marginalidad geográfica y el aislamiento de la autarquía que sucedió a la Guerra Civil hacía de este rincón del mapa un espacio inalterado durante siglos.

Fruto de aquella mentalidad que atravesó el siglo XX de arrasar la naturaleza en favor del desarrollo, varios proyectos del Gobierno de Franco amenazaron en los 40 con acabar con su flora y fauna. Se buscaba convertir en arrozales o drenar con eucaliptos las marismas, extensiones de agua en los que, desde antiguo, han habitado los flamencos dibujando una estampa de tal belleza que conecta, de inmediato, con el hermanamiento de estas tierras con el otro lado del Estrecho. 

La primera visita de Valverde y Bernis fue en 1952 por invitación de Mauricio González-Gordón, amante de las aves y cuya familia, los bodegueros González Byass (los del fino Tío Pepe) como propietaria de una parte del coto, estaban en contra de los proyectos del dictador de extender las explotaciones de eucaliptos y pinos.

Montados en un mulo y con la ayuda de uno de los guardas, recorrieron la zona anillando pájaros e identificando los hitos de un terreno prácticamente ignoto, entonces, para el conocimiento académico donde algunos estudios sitúan el origen de Tartessos y la huella del hombre diez siglos antes de Cristo. 

Ya en 1854, Antonio Machado y Núñez, abuelo de los Machado y rector de la Universidad de Sevilla, escribió Avifauna de Doñana: Catálogo de las aves observadas en algunas provincias andaluzas, la guía primera de la Argónida que retrató Caballero Bonald en Ágata ojo de gato, obra predilecta de la producción del escritor jerezano en la que el fallecido Premio Cervantes evocó el paisaje que descubrió de niño cuando, de veraneo en Sanlúcar de Barrameda junto a sus padres, cruzaba algunos días el río en barcaza para entrar en aquel edén. La infancia del niño Pepe en el coto, una época de la vida en la que “siempre es verano”, ha inspirado a la escritora sanluqueña María Regla Prieto uno de los bellísimos capítulos de Extraños pájaros (Renacimiento, 2021), libro que revisa la trascendencia de determinados encuentros en la vida de figuras literias de nuestro tiempo.

En el arte hay huella de esas miradas a Doñana. La más evidente, el paisaje recurrente de la desembocadura del Guadalquivir desde La Jara, en Sanlúcar, en la pintura de la desaparecida Carmen Laffon. En la poesía, Alberti y Juan Ramón Jiménez cantaron este santuario de la naturaleza. Con muy distinto tono, Juan Villa, escritor almonteño, retrató, en Crónica de las arenas. La otra cara de Doñana (Fundación Lara, 2005), la galería de personajes en el mundo de miseria de los poblados creados expresamente para albergar a los caciques que venían, por orden del Régimen, a esquilmar el coto. 

Acaso hay una mirada entre la fascinación y la perplejidad la primera vez que se visita Doñana y su entorno ante la contemplación del “jardín prohibido” que describió Aquilino Duque en El mito de Doñana. Como muchos en el sur de España, el mito del coto también se forjó con los viajeros románticos del XIX.

Para cuando Valverde y Bernis se adentraron en aquel paisaje, tan sólo poblado por los carboneros, guardeses y pescadores de las chozas de La Plancha, ya sabían que estaban ante una de las últimas maravillas salvajes de Europa y el mayor refugio para las aves migratorias de todo el continente

“Era la primera vez que alguien llegaba no con la mirada del cazador, sino con la del ecólogo”, enfatiza Jorge Molina, periodista medioambiental y gran experto en la singularidad del mayor humedal del sur de Europa, que noveló en Doñana, todo era nuevo y salvaje (Fundación Lara, 2012) la gesta de aquel muchacho que sobrevivió a la tuberculosis y, por el camino, consiguió torcer la voluntad de Franco de la mano de la élite de la ornitología europea. 

Aquel viaje iniciático dio pie, entre finales de los 50 y primeros 60, a las Doñana Expedition, auspiciadas por González Gordón que reunió, gracias a su posición, a algunos de los mejores ornitólogos, fotógrafos y documentalistas de la época para testimoniar la riqueza y el momento crucial que vivía aquel ecosistema

La lista de prohombres fascinados por Doñana aquellos días es larga pero destacan dos, un británico y un suizo. El británico fue el biólogo Julian Huxley, hermano del autor de Un mundo feliz, y a la postre director general de la Unesco, organismo siempre pendiente de esta reserva desde su declaración como Patrimonio Mundial de la Humanidad en 1994. En enero de 2022, cuando el PP, Ciudadanos y Vox impulsaron, al final de la pasada legislatura, una propuesta similar a la que ha llegado ahora al Parlamento andaluz, en una carta firmada por el director de la Unesco, Lazare Eloundou, reclamó el cierre de los pozos clandestinos e información inmediata sobre el daño que podría provocar en la reserva su legalización. Oídos sordos como respuesta.

Hay otro nombre fundamental en estas misiones, la del biólogo de Basilea Luc Hoffmann, apasionado de las aves acutáticas que luchó por la conservación del Parque Natural de la Camarga, en el sur de Francia, en el Delta del Ródano. Años antes de conocer a Valverde, había puesto en marcha el Instituto Biológico de la Tour du Valat, modelo para la protección de Doñana. 

Seguramente no sea casual que en Doñana y La Camarga se crucen el mito y la religiosidad en dos de las romerías más antiguas de todo el continente, celebradas en las vísperas del Lunes de Pentecostés. Si aquí se venera a la Virgen del Rocío, en La Camarga se le reza a Santa Sara Khali, la patrona de los gitanos que mueve miles de peregrinos aunque no de la forma masiva en que se desarrolla la celebración en Almonte. La periodista Eva Díaz Pérez retrató en El polvo del camino (Signatura Ediciones, 2001), además de otros aspectos, la controvertida huella de los romeros en el espacio natural, con el paso del tiempo muy controlada por las administraciones aunque sigue despertando discusión entre las voces conservacionistas.

El papel de Hoffmann fue, decimos, clave para que Valverde diseñara aquellos años un plan que blindara Doñana de la voracidad económica de un espacio único en una región pobre y analfabeta. Una operación para divulgar Doñana por toda Europa y para comprar sus tierras, con una inteligentísima operación con personajes secundarios como el príncipe Bernardo de Holanda que fue retratada también en el documental El genio que salvó el paraíso de Jorge Molina, culmina con la creación en 1961, de la World Wildlife Fund (WWF), con Hoffmann de vicepresidente, con el objetivo de recaudar fondos para comprar las tierras en Doñana. 

Hoy WWF es la mayor plataforma internacional independiente consagrada a la defensa de la naturaleza y el medio ambiente e inició, podría decirse, el primer crowfunding internacional con la ayuda de la prensa. The Times publicó un editorial con el título Para Salvar el Coto de Doñana, la BBC se volcó igualmente en su defensa.

Así, gran parte de los fondos para la compra de las marismas llegaron desde todos lados en forma de pequeñas aportaciones individuales: desde Inglaterra y Suiza, pero también fueron muy importantes las contribuciones de holandeses, daneses y suecos, conscientes de la importancia de conservar Doñana para la invernada y migración de las aves de sus propios países, sobre todo sus ánsares, recuerda WWF en su página en un artículo de Juan Carlos Olmo, secretario general de WWF España.

Incluso el príncipe Bernardo de Holanda, como primer presidente de WWF, se dirigió a Franco a través de una carta redactada por Valverde pidiendo protección para Doñana y ofreciéndole fondos para la compra de las tierras a la aristocracia propietaria. Franco, que deseaba salir del aislamiento internacional, contestó afirmativamente a través de una misiva cuya redacción delegó en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que a su vez se la encargó al mayor experto en la materia… que no era otro que el propio Valverde. Así, glosa Olmo, Valverde acabó escribiéndose y contestándose a sí mismo a su conveniencia a través de la correspondencia que se dirigían mutuamente Franco y Bernardo de Holanda.

Es el comienzo de una conciencia conservacionista dentro y fuera de nuestras fronteras, que culmina en 1963 con la adquisición de unas 7.000 hectáreas por parte del Estado Español, en colaboración con la WWF, para la creación de la Reserva Biológica de Doñana. Seis años después se crea el Parque Nacional de Doñana, que será ampliado y reclasificado por la Ley de Régimen Jurídico en 1978 y que posteriormente ha ampliado sus límites en 2004 hasta la actual extensión de más de 122 mil hectáreas entre el parque nacional y el parque natural, según se lee en la web oficial del Ministerio que dirige Teresa Ribera, una de las voces más combativas contra este último proyecto del PP que amenaza Doñana

Ya en septiembre de 2019, y en virtud de su programa, el PP contempló construir “la autovía Huelva-Cádiz de manera directa”, proyecto a lo largo de la democracia decenas de veces planteado y tantas frenado. La presión por su impacto en la reserva y su elevado coste enterró, hace cuatro años, esta infraestructura. Sonará de nuevo en titulares, al tiempo. 

En 1977, en el prólogo del libro de Aquilino Duque, reeditado en 2004 por la Fundación Lara, Miguel Delibes escribe: “El famoso Coto está, debe estar, por encima de las épocas, las personas y los avatares públicos. Es una parte esencial de España, concretamente de Andalucía, que se proyecta como un patrimonio universal y universalizante que nos enriquece y nos llena de orgullo”.

Hoy, diversas figuras de proyección internacional confluyen en un territorio que, fuera de nuestras fronteras, “se sabe ubicar perfectamente en el mapa a poco que se tenga un poco de conocimiento medioambiental”, señala Molina. Ha contribuido a ello, sin duda, la visita de los principales mandatarios del mundo al palacio de Las Marismillas, residencia de verano de la presidencia del Gobierno de España. Tony Blair, Helmut Kohl, Angela Merkel y también la realeza europea, con la última visita de los reyes Felipe y Letizia, en febrero de 2020, con motivo de su declaración como Parque Nacional, han palpado de cerca la grandeza de este territorio mítico.

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