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Familias de las élites nobiliarias árabes comandan la ofensiva inversora en empresas españolas

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Identifiquemos algunos hombres –son todos hombres– que serán claves en esta historia. Ahí está el príncipe heredero de Arabia Saudí, número uno en el escalafón del fondo soberano del reino del desierto, el todopoderoso PIF. Allá el presidente de la petrolera saudí Aramco, tercera mayor compañía del planeta, tras Apple y Microsoft, que además es también gobernador del PIF y presidente de Riyadh Air. Y esos dos jeques, hábiles bailando sobre la difusa línea que separa en Emiratos Árabes –o más bien no separa– la política de los negocios, el reinado de la familia, y que encabezan el fondo soberano Mubadala, la aerolínea Emirates y el conglomerado Dubai Holding. Hay más. Como el jeque y prominente político que encabeza otro fondo soberano emiratí, el ADIA. O como el sultán que manda en Dubai Ports. Pasemos a Qatar, donde otro jeque preside otro fondo estatal, QIA, y además es gobernador del Banco Central. Y un ex primer ministro catarí, también jeque, ejerce de inversor global.

¿Qué historia queremos contar con tal prólogo de prohombres y empresas árabes? ¿La del poder y el dinero en las monarquías del Golfo? Sólo en parte. Esta es sobre todo, aunque a primera vista no lo parezca, una historia sobre empresas españolas. Sobre la penetración del capital proveniente de las autocracias árabes en la economía española. Porque los patronos presentados –todavía sin nombre– conducen, a través de conexiones empresariales, a marcas nacionales tan relevantes como Telefónica, el caso más reciente y conocido, pero también a Iberdrola, Colonial, Iberia, Enagás, Cellnex, Meliá –todas ellas en el IBEX–, Cepsa, El Corte Inglés... Y más: las inversiones de una pequeña élite nobiliaria árabe, donde sobresalen dinastías como los Saúd, los Al Nahyan, los Al Maktoum, los Sulayem y los Al Thani, llegan también hasta los negocios del fútbol y los puertos, y han pasado hasta por el reparto a domicilio uberizado.

ARABIA SAUDÍ

El largo brazo de Bin Salman

Hay un país cuya sola mención da motivos para la sonrisa a la crème de la crème empresarial española, de Amancio Ortega (Inditex) a Florentino Pérez (ACS), de Esther Alcocer (FCC) a Sánchez Galán (Iberdrola). Sí, son muchos los empresarios de primera línea que sacan tajada de los petrodólares de Arabia Saudí. Y no sólo ellos. También lo hacen empresas públicas, como Navantia, y explotadores del negocio del fútbol como la RFEF y la Liga. Así que no puede sorprender que Arabia Saudí también haga negocios en España. Eso sí, su enfoque es diferente. Más que la concesión pública, columna vertebral de la actividad empresarial española allí, los saudíes buscan dónde invertir y, en menor medida, qué patrocinar, todo ello dentro de una estrategia de búsqueda de beneficios, diversificación económica, geoestrategia y lavado de imagen.

El caso de Telefónica es ejemplar. La entrada como primer accionista en el capital de la teleco española, con un 9,9%, se ha realizado a través de la operadora STC, a su vez controlada con un 64% por el Public Investment Fund (PIF), un fondo soberano del que es presidente el príncipe heredero Mohammed Bin Salman, virrey oficioso desde 2017 y primer ministro desde 2022. El caso del jeque sublima dos elementos que veremos con frecuencia al seguir el rastro de las inversiones árabes en España. En primer lugar, una fabulosa fortuna privada. Según Bloomberg, la familia Saúd controla unos 90.000 millones de euros, una estimación a la baja a partir de datos de 2019. En segundo lugar, la fusión de poder empresarial y político, todo vinculado a un noble linaje familiar.

Con el PIF de Bin Salman todo se da en dimensiones colosales. No sólo porque el fondo soberano maneja más de 550.000 millones de euros. También porque acumula inversiones en gigantes como Uber –más de 3.200 millones de euros– o Blackstone –más de 18.600 millones "comprometidos"–, según su informe de 2022. En línea con la multipolaridad de Arabia Saudí, doctrina que puede permitirse gracias a la bula que le otorga su fortuna, el PIF desarrolla "proyectos conjuntos" con su homólogo ruso, el Russian Direct Investment Fund, por valor de más de 9.300 millones de euros.

Al seguir el rastro del dinero saudí se llega a un destino habitual cuando la élite de los petroestados saca la billetera: el fútbol. Eso vale para España. STC aún tiene reservado un espacio como patrocinador en la web del Real Madrid, si bien el club que preside Florentino Pérez –que hace suculentos negocios en Arabia Saudí– no aclara si sigue siéndolo. Más reciente es el vínculo con el Atlético, patrocinado desde este verano por Riyahd Air, aerolínea del PIF. Ni el Atlético ni el PIF dan datos económicos del acuerdo.

De la mayor petrolera del mundo a Cartagena

Un nombre importante: Yasir Al Rumayyan. Lo es porque concita otra característica que abunda entre los magnates detrás de las inversiones árabes en España, que ya hemos visto en Bin Salman: la concentración de poder. En marzo el mismísimo príncipe heredero anunció que Al Rumayyan sería el presidente de Riyadh Air, una nueva aerolínea impulsada por el PIF, dando así más galones a quien ya es gobernador del fondo soberano PIF. Sólo con esa posición, Al Rumayyan ya está conectado con los negocios españoles de las telecomunicaciones y el fútbol. Pero hay más. Un cargo aún mayor.

Al Rumayyan es presidente de Aramco, la petrolera estatal saudí, cuyo valor en 2019 fue fijado en torno a los 1,65 billones de euros. Sus beneficios en 2022 alcanzaron los 150.000 millones. Su posición al frente de Aramco ha elevado a Al Rumayyan al puesto número 1 en la lista de los 100 árabes más poderosos que hace la revista Gulf Business.

Aramco tiene conexión con España a través del PIF, el fondo detrás de la irrupción saudí en Telefónica. Pero hay un vínculo aún más directo. Sabic, la filial petroquímica de Aramco, uno de los líderes mundiales en fabricación de productos químicos, fertilizantes y plásticos, tiene un complejo industrial en Cartagena en el que trabajan directamente más de 650 personas, según la compañía. Iberdrola, segunda empresa española por capitalización, tiene planes para este núcleo industrial: la empresa presidida por Ignacio Sánchez Galán se ha aliado con Sabic para construir el mayor proyecto solar fotovoltaico para autoconsumo on site de Europa", un proyecto de 60 millones de euros para abastecer de energía renovable al complejo.

Además de lo monumental, de lo estratégico, el dinero saudí va en busca de lo emblemático. El grupo inversor saudí The Olayan Group, perteneciente a la familia Olayan y copropietario desde 2015 del hotel Ritz, ha comprado este verano el hotel Mandarin Oriental de Barcelona a la familia andorrana Reig, en una operación que distintos medios sitúan en torno a los 200 millones.

EMIRATOS ÁRABES UNIDOS

Mubadala, un vicepresidente, Cepsa, Enagás (y antes Glovo)

No es poco lo que tienen en común Arabia Saudí y Emiratos Árabes, país de acogida de Juan Carlos I. Tanto en un país como en otro los partidos y los sindicatos están prohibidos, por ejemplo. Y en ambos se acumulan las denuncias de vulneración de derechos humanos. Las similitudes se extienden al terreno inversor: ambos regímenes tienen estrategias parecidas de expansión. Y ambas desarrollan su operación España.

La compañía emiratí clave es el fondo soberano Mubadala, presidido por el jeque Mansour bin Zayed Al Nahyan, insigne apellido nobiliario. Al Nahyan es a su vez vez vicepresidente y viceprimer ministro de los Emiratos, además de dueño del Manchester City, club inglés de fútbol actual campeón de la Champions League. Por debajo de Al Nahyan en el organigrama de Mubadala están los ministros de Energía e Infraestructuras y de Industria y Tecnología Avanzada, así como el presidente de la Corte del príncipe heredero del emirato. Poder político puro... con intereses económicos de gran valor en España.

Antes de que STC y el PIF irrumpieran en Telefónica, Mubadala ya tenía una privilegiada posición en España. El fondo emiratí posee un 61,36% de Cepsa, la mayor participación, a distancia del 38,41% de Carlyle, el grupo inversor con sede en Washington, confirma a infoLibre un portavoz de la histórica Compañía Española de Petróleos SA, nacida en 1929. Dentro del IBEX, Mubadala posee el 3,1% de Enagás, lo que lo convierte en accionista relevante junto a Blackrock y Amancio Ortega, entre otros.

El dinero público saudí ha tenido también relación con el Real Madrid. En 2014, el International Petroleum Investment Company (IPIC), compañía integrada en Mubadala desde 2017, firmaron un acuerdo para "globalizar los activos del club" y reformar el estadio Santiago Bernabéu. Ninguna de las partes responde a la pregunta de si hoy mantienen relación contractual. Cepsa, que sí fue patrocinador del club blanco, confirma a este periódico que dejó de serlo. Mubadala deja rastro en otra compañía más, Glovo, de origen español. La firma, a través de un portavoz, afirma que hace ya hace "más de tres años" que Mubadala salió del accionariado.

Un jeque "estratega", la camiseta del Madrid y un hotel en Mallorca

La aerolínea Emirates es patrocinadora del Real Madrid al menos desde 2013, por una cifra que el club no desvela y que el medio Palco 23 elevó a 70 millones por temporada. Al frente de la aerolínea está el jeque Ahmed bin Saeed Al Maktoum, presidente de la aerolínea, una figura casi mitificada por el régimen. Al Maktoum es, junto a Al Nayah, uno de los apellidos de los históricos detentadores del poder local.

Con un currículo que simultanea las tareas gubernamentales con las empresariales, la propia Emirates presenta a Al Maktoum como el estratega que "ha contribuido enormemente a la estatura mundial de Dubai". "Su papel en la formulación de políticas y estrategias ha contribuido a reforzar la visión, la economía, las comunidades y la cultura de Dubai", añade. Gulf Business lo considera el tercer árabe más poderoso, puesto al que no es ajeno a su condición de tío de Mohammed bin Rashid Al Maktoum, primer ministro del país.

Como es usual con los superdignatarios, Al Maktoum es presidente de otro coloso, Dubai Holding, compañía de inversiones con un músculo especialmente desarrollado para el ladrillo. El rastro de las actividades de Dubai Holding, con Al Maktoum al frente, también lleva a España. El holding es titular, a través de su división de establecimientos de lujo Jumeirah, del Hotel Port Soller, en Mallorca.

Abu Dhabi, Cellnex y Meliá; Dubai Ports y Reyser

Otro fondo soberano emiratí, Abu Dhabi Investment Authority (ADIA), nombró en marzo presidente al jeque Tahnoun bin Zayed Al Nahyan, figura prominente de la política y los negocios de la capital emiratí. Y con el apellido adecuado, claro. Sus lazos acaban en España. ¿Dónde? ADIA tiene trayectoria como accionista en la teleco Cellnex, con una posición recogida por la CNMV del 2,8% en 2021. Ni la compañía del IBEX ni el fondo aclaran a cuánto asciende hoy el porcentaje. ADIA está además en negocios con Meliá, otra compañía del IBEX. En agosto Bruselas autorizó la compra por parte del fondo emiratí de 17 hoteles gestionados por la hotelera que preside Gabriel Escarrer.

También es de base saudí Dubai Ports World (DPW), concesionaria de la gestión del Puerto de Tarragona desde 2008 hasta este mismo verano, cuando se ha producido la ruptura, confirmada a infoLibre por ambas partes. En 2017 DPW había adquirido la empresa de grúas Remolcadores de Puerto y Altura SA (Repasa) para las operaciones en dicho puerto. El gigante saudí despliega red en España a través de Reyser, nacida en los años 60 en Santander como una pequeña compañía de remolcadores y que hoy se presenta como "líder en servicios de remolque, amarre y auxiliares en el mercado portuario español".

Reyser forma hoy parte P&O, cuya matriz es DPW. Al frente del grupo portuario saudí está el sultán Ahmed Bin Sulayem, su presidente y consejero delegado, a quien Gulf Business sitúa como el undécimo árabe más poderoso. También le va en el apellido: los Sulayem son una de las familias más insignes del país.

QATAR

QIA, Qatar Airways, Iberdrola, Colonial e Iberia

Frente a Arabia Saudí, con 35 millones de habitantes, y Emiratos, cerca de 10, Qatar es un enano en población, menos de 3 millones, de los que apenas 300.000 son nacionales. Pero, en cuanto a inversiones, juega en la liga de los mayores. Y sin complejos. El fondo soberano Qatar Investment Authority (QIA) tiene el 8,69% de Iberdrola y el 19,03% de la socimi Colonial, donde sienta a dos consejeros. El principal es el jeque Ali Jassim M.J. Al Thani, que trabaja desde hace más de treinta años "en colaboración con el Gobierno de Qatar". Es el nombre en el consejo de la familia real, los Al Thani, que gobiernan este país que suele ser calificado como "autocrático" o "autoritario".

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El presidente de QIA, el hombre fuerte de la compañía, es el jeque Bandar bin Mohammed bin Saoud Al Thani, gobernador del Banco Central de Qatar. Son miembros del organismo los titulares de Economía, de Energía y de Comercio-Industria. En total, hay tres Al Thani en la junta. El director general desde 2018 es Mansoor Ebrahim Al Mahmoud, que antes había desempeñado altos cargos en la Oficina del Primer Ministro y en el Ministerio de Exteriores. En resumen: cuando hablamos de QIA, hablamos de un centro de poder del régimen de los Al Thani. Son ellos los que están al frente del accionariado de Iberdrola, la segunda empresa española por capitalización, tras Inditex.

Los tentáculos de Qatar se extienden hacia una tercera empresa del IBEX, International Airlines Group (IAG), el holding de British Airways e Iberia. Su máximo accionista es Qatar Airways, aerolínea fundada en 1993 por la familia real del emirato, que posee un 25,14% de los títulos, cinco veces más que el segundo accionista. La mano del fondo QIA llega hasta Qatar Airways. Una conexión elocuente: Mansoor Ebrahim Al Mahmoud, director general de QIA, figura a su vez como vicepresidente de Qatar Airways.

Otro peso pesado, otro Al Thani: Hamad Bin Jassim Bin Jaber Al Thani. ¿Quién es? Este jeque catarí se añade a la lista de hombres del máximo relieve en los negocios y la política. No en vano, llegó a ser primer ministro. A través de Primefin, vehículo luxemburgués por el que canaliza sus inversiones, Al Thani atesora un 5,53% de El Corte Inglés, detalla a infoLibre un portavoz de la compañía que preside Marta Álvarez.

Identifiquemos algunos hombres –son todos hombres– que serán claves en esta historia. Ahí está el príncipe heredero de Arabia Saudí, número uno en el escalafón del fondo soberano del reino del desierto, el todopoderoso PIF. Allá el presidente de la petrolera saudí Aramco, tercera mayor compañía del planeta, tras Apple y Microsoft, que además es también gobernador del PIF y presidente de Riyadh Air. Y esos dos jeques, hábiles bailando sobre la difusa línea que separa en Emiratos Árabes –o más bien no separa– la política de los negocios, el reinado de la familia, y que encabezan el fondo soberano Mubadala, la aerolínea Emirates y el conglomerado Dubai Holding. Hay más. Como el jeque y prominente político que encabeza otro fondo soberano emiratí, el ADIA. O como el sultán que manda en Dubai Ports. Pasemos a Qatar, donde otro jeque preside otro fondo estatal, QIA, y además es gobernador del Banco Central. Y un ex primer ministro catarí, también jeque, ejerce de inversor global.

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