La guerra de Putin
Feijóo y la guerra en Ucrania: la regasificadora participada por la Xunta es la segunda vía de entrada de gas ruso
El Gobierno español, con Pedro Sánchez a la cabeza, está “financiando la invasión de Rusia”. Así de tajante se mostró la semana pasada el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante la visita que realizó a una bodega de Ciudad Real. “Estamos consumiendo más gas que nunca y, además, lo que es lamentable es que nos hayamos convertido en uno de los países que importa más gas a Rusia”, aseguró.
“En consecuencia”, acusó, “estamos financiando de forma indirecta el conflicto entre Rusia la guerra la invasión ilegal de Rusia en Ucrania”. España “está importando un 25% del gas que consumimos”, reprochó Feijóo al Gobierno. Y lo hacemos “en plena guerra, en plena escalada de violencia contra la población civil ucraniana. Contra edificios, casas, escuelas y hospitales”, remarcó para subrayar las consecuencias de las decisiones que, según él, ha tomado el Gobierno de Pedro Sánchez. “Este tipo de cosas también es bueno que los españoles las conozcan para que formen opinión”. Y que sepan “realmente cuál es la política energética del Gobierno”.
No fue un comentario aislado. Feijóo lanza esta acusación casi a diario. Este miércoles lo hizo aprovechando un discurso ante la patronal de los concesionarios de coches: “Siendo España un país que no importaba gas a Rusia”, las compras, subrayó, se han incrementado “hasta llegar a un 20% del total del gas español”. “Mientras estamos regalando carros de combate a Ucrania, estamos comprando gas a Rusia”. La única explicación, concluyó, es “una enorme improvisación y un enorme cinismo” por parte del Gobierno de Sánchez.
La afirmación de Feijóo es falsa. No es el Gobierno el que decide dónde compran el gas las empresas importadoras sino la propias compañías, que lo adquieren libremente en los mercados internacionales. Y tampoco el gas ruso representa el 20% de las importaciones españolas de este combustible sino el 12,5%, según datos de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores) correspondientes al año 2022.
Lo más llamativo, en cualquier caso, es cómo Feijóo oculta un hecho que le afecta directamente, a él y a su partido. Si la llegada de gas ruso a España financia “la violencia contra la población civil ucraniana, contra casas, escuelas y hospitales”, la Xunta de Galicia, gobernada por el PP, sería uno de los responsables de la invasión. Porque el Gobierno gallego, en virtud de decisiones adoptadas cuando Feijóo era su presidente, es el segundo accionista de la planta regasificadora de Mugardos (A Coruña), la segunda de España por la que más gas ruso entra en el mercado español desde que comenzó la guerra.
Reganosa Holdco SA, la matriz del grupo, es propiedad en un 59,64% del grupo Gadisa, dedicada sobre todo a la distribución alimentaria y en manos del empresario gallego Roberto Tojeiro. Pero su segundo accionista es la Xunta de Galicia, con un 28,50% del capital, según la última versión de la estructura societaria publicada por la compañía. Completa el accionariado Sonatrach Petroleum Investment Corporation, B.V. (11,76%), controlada a su vez por el Gobierno de Argelia.
Segunda vía en importancia
La planta de Mugardos, de la que es orgullosa copropietaria la Xunta de Galicia y que el propio Feijóo siempre ha apoyado, es la segunda vía de entrada de gas ruso en España, únicamente por detrás del que llega a través de Bilbao. Allí opera una planta regasificadora participada a partes iguales por Enagás y el Gobierno vasco.
Reganosa se lava las manos en este asunto. Fuentes de la empresa participada por la Xunta precisaron a infoLibre que no compran ni venden gas, sólo “facilitan su entrada en España a través de Mugardos” y, con ello, argumentan, “prestan un servicio a las comercializadoras y garantizan la seguridad del suministro en la península ibérica”. Las mismas fuentes declinaron dar cuenta de cuánto gas ruso ha entrado en España a través de Mugardos.
Todo el gas que llega a España lo hace en forma de Gas Natural Licuado (GNL) y el que viene de Rusia procede de una terminal situada en la costa ártica del país denominada Yamal LNG. La terminal en cuestión fue construida para explotar uno de los yacimientos de gas más grandes del mundo mediante una empresa conjunta formada hace una década por la rusa Novatek, el gobierno de Vladímir Putin y una importante participación francesa y china a través de Total, CNPC y la iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda.
El gas sale de Yamal LNG en grandes buques gaseros a los que abre camino una flota de rompehielos sin los cuales el acceso al puerto sería imposible y llegan a Galicia después de un mes de navegación. Desde que comenzó la guerra, y según datos recopilados por el Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio (CREA, en sus siglas en inglés), han llegado a Mugardos cinco cargamento de GNL a bordo de cuatro grandes buques: el Nikolay Zubov, el Fedor Litke (en dos ocasiones), el Clean Horizon y el Eduard Toll. La llegada a las instalaciones de Reganosa se registró en los meses de junio, julio y septiembre de 2022. El más reciente arribó a puerto el pasado 22 de enero.
487 millones
En total, siempre según la información recopilada por la organización de investigación independiente CREA, por la planta coparticipada por la Xunta han pasado 865.000 metros cúbicos de gas licuado ruso desde que Vladímir Putin ordenó invadir Ucrania. Son 477.213 toneladas, con un valor aproximado de casi 487 millones de euros.
Ese gas lo compra la empresa española Naturgy a la rusa Novatek, que es la que controla la planta de Yamal, en virtud de un contrato a largo plazo que no vence hasta 2041. Al frente de Novatek está Leonid Míjelson, un multimillonario ruso al que Bloomberg atribuye la segunda mayor fortuna del país.
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Míjelson es socio de Guennadi Timchenko, uno de los oligarcas rusos más cercanos a Putin, en proyecto comerciales y de inversión. Y Timchenko es, según el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, uno de los principales propietario de Novatek a través de Grupo Volga. Suyo era el yate Lena, confiscado por las autoridades italianas cuando estaba anclado en el puerto de San Remo en virtud de las sanciones aprobadas por la Unión Europea después de la invasión de Ucrania.
Según el último boletín de CREA, España es en estos momentos el décimo país en de la Unión Europa en importaciones de combustibles fósiles procedentes de Rusia. Por delante están Alemania, Países Bajos, Italia, Polonia, Francia, Hungría, Bélgica, Austria y Eslovaquia.
El gas que España importó de Rusia en 2022 cubrió el 12,5% de las compras de este combustible llevadas a cabo por las empresas energéticas españolas. Una cifra que se sitúa por detrás del gas procedente de Estados Unidos (28,8%), de Argelia (23,8%) y de Nigeria (13,8%).