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Feijóo no se mueve: culpa a Sánchez de la inflación, niega crecimiento y empleo y dice que “la situación es muy grave”

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Pedro Sánchez retrató el martes a Alberto Núñez Feijóo como un “traficante del miedo”, un “profeta de la catástrofe” que “sostiene que todo está mal, que el país se hunde. No analiza los problemas, sino que los distorsiona para extender el miedo, mercadear con sus falsas soluciones y sacar tajada del miedo social”. El presidente del Gobierno utilizó estos términos en el Congreso de los Diputados en el discurso sobre el estado de la nación en el que expuso su análisis de la situación económica y la estrategia que se propone seguir para evitar que, sobre todo la inflación, se cebe en los más desfavorecidos.

Para el líder del PP son “descalificaciones e insultos” que sólo tratan de impedir, asegura, que diga “la verdad”. Apenas 24 horas después del discurso de Sánchez, Feijóo ratificó que predicar la tormenta va a seguir siendo su estrategia, convencido de que una evolución negativa de la situación económica va a ser su principal baza para ganar las próximas elecciones generales. Obligado a guardar silencio en el Congreso, habló este miércoles ante los suyos, sin posibilidad de réplica, en la Escuela de Verano que el PP delebra estos días en El Escorial (Madrid).

“La situación económica en España es grave”, enfatizó. Y “si el rumbo no cambia”, añadió refiriéndose a ls medidas que el PP reclama desde el inicio de la legislatura, “empeorará”.

Apoyándose en su particular análisis de la economía española, que según él sitúa a España con los peores indicadores de la Europa en inflación, productividad, deuda, crecimiento y paro, lo que a su juicio prueba la responsabilidad del Gobierno de Pedro Sánchez, subrayó que su obligación es ser “portavoz de la realidad”. Es el Gobierno, según él, quien comete una “falta de respeto a los hechos”.

Y “la verdad”, segun el líder del PP, “es que la situación económica en España es muy grave” y “que el rumbo al que llevamos la situación de nuestro país va a conllevar que la situación económica en España sea aún más grave”, resaltó. Como consecuencia de la pandemia y de la guerra –admitió por primera vez–, pero también por culpa de “la pésima política interna que impide buscar soluciones que palíen los problemas que tenemos”.

Porque, según Feijóo, aunque en su intervención Sánchez reconoció la gravedad de la escalada de precios y los problemas que está causando a los ciudadanos, el presidente no hizo otra cosa que “seguir intentando negar la realidad”. Falla en el diagnóstico, dijo, y en “los tratamientos”. No es más que “una triste secuela de la crisis de 2008”. 

Sánchez “se intenta esconder detrás de la mala situación mundial”, “niega la evidencia de que también tenemos problemas domésticos sin parangón con el resto de los países de la Unión Europea”, usa “las instituciones para tratar de adornar los hechos” y trata de “hacer ver que las estadísticas rigurosas y las previsiones objetivas forman parte de un complot contra el Gobierno”.

El líder del PP aseguró primero que el Gobierno vive en la “inacción”, incapaz de hacer propuestas para controlar la crisis energética, para después decir que sí ha tomado medidas, pero son las de Podemos. 

Sostiene que nadie conoce la estrategia del Gobierno “para frenar la inflación después del verano y para el próximo año” ni qué reformas y medidas estructurales están dispuestos a implementar”. Las “pocas que se adoptan” están dirigidas a conseguir “titulares de prensa” o a satisfacer a los socios de gobierno, “pero no hay nadie trazando un plan”. 

Las propuestas de Podemos

Una afirmación, la de la inacción del Ejecutivo, que no le impidió, al mismo tiempo, asegurar que Sánchez “le ha comprado las propuestas a Podemos”. En vez de un plan, criticó, Sánchez “ofrece un rompecabezas de medidas”. “Ya no es portavoz de la moderación”, está “centrado en cambiar el relato pero no la realidad. Su intento es parecerse cada día más a Podemos y acabará pareciéndose a [José Luis] Rodríguez Zapatero y eso es doblemente preocupante”. 

Las medidas que anunció Sánchez, que el líder del PP ni mencionó en su intervención de este miércoles para intentar apuntalar la idea de que no hace nada para resolver los problemas, significan para él “podemizar el Gobierno, activar el mayor populismo en política económica y política fiscal de Europa. Es sin ninguna duda un flaco favor al PSOE, a la moderación y al progresismo”.

Y cuando, después de hablar ante los suyos, fue interpelado por los periodistas acerca de los impuestos anunciados por Sánchez a la banca y a las energéticas para gravar los beneficios extraordinarios que están obteniendo gracias a la crisis y a la subida de los tipos de interés, evitó concretar nada escudándose en que es “imposible estar en contra de algo que no se conoce”. “No conocemos ni la base imponible, ni el contenido ni el gravamen”. 

Eso sí, anticipó, los españoles no querrán que “se repercutan otra vez en los ciudadanos” porque pueden suponer más comisiones para operar con los bancos, incremento de los tipos de interés y menos retribución de los depósitos de los ciudadanos. Y que aumenten “todavía más los impuestos a la luz”.

Tampoco aclaró qué votará su partido este jueves en el Congreso cuando se someta a la Cámara el segundo decreto anticrisis, del que depende, entre otras cosas, la continuidad de la bonificación de 20 céntimos por litro de combustible, las ayudas a sectores afectados por la guerra o la congelación de los alquileres. Hay que ver “cómo va mañana el debate”, alegó antes de sugerir que la decisión depende de que el Gobierno acepte tramitarlo como proyecto de ley para poder presentar enmiendas.

En su réplica extramuros del Congreso al discurso de Sánchez, Feijóo le acusó de pedir “a los ciudadanos que asuman el 100% de las responsabildades que elude el Gobierno”. Y le reprochó pedir a la población que mida sus compras de alimentos y consuma menos energía para combatir la inflación.

En realidad Sánchez lo que dijo es que durante la pandemia cambiaron “nuestros hábitos de vida y de compra, empezamos a demandar más algunos productos que antes. Empezamos a gastar más en alimentación, empezamos a consumir más electricidad, a reformar nuestras viviendas. Y lo cierto es que muchas cadenas de producción no fueron capaces de satisfacer ese incremento tan súbito de la demanda”. No pidió en ningún momento que la gente gaste menos en comida.

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Y tampoco propuso controlar el gasto energético para bajar la inflación, sino para prevenir los problemas de abastecimiento que se pueden producir si Putin corta el suministro de gas a Europa y España se ve obligada a ayudar a los países más afectados compartiendo su energía. Es en ese contexto en el que dijo que “deberemos adoptar medidas de ahorro energético. Habrá que impulsar medidas como incrementar el teletrabajo, fomentar el transporte público, bajar un poco la temperatura de nuestra calefacción o subirla en el aire acondicionado. Nada que atente contra nuestro modo de vida, pero sí acciones que nos permitan defender nuestros valores y nuestro modo de vida cuando se ve atacado”. Medidas, por lo demás, muy parecidas a las que ya están impulsando países como Alemania.

Pero a Feijóo le dio igual. Tomó esas dos referencias para acusar a Sánchez de culpar a los españoles de “comprar muchos alimentos” y “pasarse” consumiendo energía. “La única solución” que propuso el presidente, según el líder del PP, “es una llamada general a apretarse el cinturón. Con la excepción del Gobierno, que sigue dispuesto a mantener el Ejecutivo más caro de la historia de España”. Es “un insulto a las familias“, remachó. 

Detrás de esta situación, concluyó, no hay otra cosa que un Gobierno “en descomposición” que está “a pocas encuestas más del sálvese quien pueda”.

Pedro Sánchez retrató el martes a Alberto Núñez Feijóo como un “traficante del miedo”, un “profeta de la catástrofe” que “sostiene que todo está mal, que el país se hunde. No analiza los problemas, sino que los distorsiona para extender el miedo, mercadear con sus falsas soluciones y sacar tajada del miedo social”. El presidente del Gobierno utilizó estos términos en el Congreso de los Diputados en el discurso sobre el estado de la nación en el que expuso su análisis de la situación económica y la estrategia que se propone seguir para evitar que, sobre todo la inflación, se cebe en los más desfavorecidos.

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